Líderes que mejoran en organizaciones que crecen

Hoy en día, ¿quién conoce bien a sus vecinos? ¿Ignacio Bernabé? ¿En qué piso vive?

Nuestros padres sí que lo hacían: compartían café o sal, sus hijos eran amigos, y se invitaban a sus fiestas de cumpleaños. Sin embargo, en nuestro universo global e infoxicado sabemos más de una estrella de Hollywood o de un escritor japonés que de las personas que cohabitan tras el tabique del salón. A este fenómeno universal me gusta describirlo como el síndrome del náufrago en la bañera. Cuanto más masificación, tecnología y globalización, más sensación de Robinson Crusoe tenemos. Nos estamos volviendo autistas. Nuestro mejor amigo ya no es nuestro vecino ni nuestro perro, sino que es una pantalla de smartphone, tablet, notebook…

Acabo de publicar un ejercicio de rebeldía sobre este fenómeno. ‘Los Imprescindibles del Management’ no es sólo un selectivo de mis mejores autores para compartir la lista con otras personas que estén buscando una guía de lectura precisa dentro de una nube de datos, títulos y autores que es inabordable. Sí, claro que cumple esta función; pero va un poco más allá. Tras hacer un recorrido histórico a grandes zancadas sobre la evolución de las teorías de la gestión de empresas y equipos, llego a nuestro siglo XXI y propongo a catorce autores, con ideas y preguntas sobre las que reflexionar. Hay siete gurús que elaboran sus originales en inglés. A todos les sonarán su nombre, aunque raramente habrán leído más de un libro suyo. Y junto a ellos, emergen otros siete profetas hispanos que han triunfado dentro y fuera de nuestras fronteras. Siete desconocidos para la mayor parte de nuestros lectores que les sorprenderán por sus propuestas y que están llamando al timbre de sus puertas para ser sus amigos.

En busca de la felicidad

Ignacio Bernabé es uno de estos nuevos amigos que propongo a los directivos españoles. El habla de un nuevo Management. No es tanto una nueva forma de hacer, como una nueva forma de percibir. Pero muchos se preguntarán: ¿Quién es?, ¿qué nos propone?

El profesor Bernabé se define como un pensador inquieto por naturaleza y por convicción: “Pensar no sólo es la base de la supervivencia, sino también del bienestar, de la competencia y de la felicidad, y sin embargo nos dedicamos muy poco a esta excepcional virtud”. En su búsqueda introspectiva de la felicidad afirma: “Evito contaminarme del pensar de otros cuando advierto que se mueven en las mismas ciénagas que yo, pues sólo lo que surge de uno mismo, se puede expresar con claridad y plena convicción”.

De este modo auténtico y genuino brotan sus ideas, para alinearse de forma natural con teorías renacentistas y proyectarse finalmente desde un enfoque antropocentrista pues “el ser humano debe ser situado en el centro de todas nuestras atenciones. Qué mejor sentido para toda una vida, que servir a las necesidades, intereses y motivaciones de quienes estamos obligados moralmente a hacer de esta, una sociedad cada vez mejor. No creo en mundos mejores, pero sí en personas mejores”. Quizá lo uno lleve a lo otro.

Con este punto de partida, Ignacio Bernabé reflexiona sobre los modelos tradicionales de gestión empresarial para revelarse y definir un nuevo concepto de Capital-humanismo, creando su propia doctrina desde donde propugna la necesidad de alcanzar un equilibrio entre el necesario y legítimo beneficio empresarial y el necesario y no menos legítimo bienestar social. “Desde esta atalaya diviso un nuevo horizonte”, un lugar privilegiado desde donde estudia, investiga, crea e invita a construir una realidad más ilusionante y prometedora.

Bernabé reivindica a la persona, no al individuo. Reinventa el Humanismo al más perfecto estilo renacentista y del maestro Erasmo de Rotterdam (Ver ‘Los Imprescindibles del Managemen’). Y por ello propone enterrar ese capitalismo que genera codicia y crisis cíclicas en los mercados financieros. Como explica con convicción: “El Capital-humanismo es el modelo socioeconómico natural que evolucionará desde el capitalismo, igual que este lo hizo desde el feudalismo. No aspira a ser un modelo perfecto, sería una insensatez de su parte pues si el hombre mismo, paradigma de la perfección, es imperfecto, ¿por qué no habría de serlo cualquier obra de su creación? El Capital-humanismo aspira a algo más prudente: desarrollarse como la mejor alternativa al Capitalismo”

Quizá políticos y gobernantes de todo el mundo debieran escuchar de primera mano su propuesta, pues además de ser una excelente simiente para cambiar la realidad que hemos construido, como él profesor dice: “El peso de la autoridad de una sociedad convencida, terminará por movilizar al poder de los gobernantes”.

Bernabé es muy crítico con el status quo actual y sus fórmulas de gobierno, tanto en lo privado como en lo público. Dice que sería necesario que quien tiene el poder político observe desde otros ojos, tome un papel activo y se alinee pronto con la mirada de la autoridad social, pues “se puede vivir humildemente, pero no sin esperanza e ilusión, esto es indigno y no debería ser experimentado por ningún ser humano, hoy en día no debería ya haber razón para ello, está claro que algo no estamos haciendo bien, no caigamos de nuevo en los mismos errores”.

En su mestizaje de humanismo y ciencia, pone en el centro a la persona y con ello un valor superior: “el valor del equipo”. De ahí nace un nuevo modelo de gestionar, porque ya no se gestionan recursos, sino equipos compuestos por personas. Las organizaciones deben transformarse en auténticos equipos de personas comprometidas, competentes y felices, “pues sólo de este modo se puede desarrollar un nuevo tipo de empresa más competitiva, responsable y sostenible, y una sociedad más feliz, que a fin de cuentas es lo que pretendemos”.

Para ello, las empresas deben convertirse en espacios de crecimiento personal y profesional donde los objetivos se alcanzan en función de cómo personas y organización son capaces de vivir y disfrutar juntas del camino bajo una cultura de valores y servicio a los demás: “Concibo a las empresas como espacios de crecimiento personal y profesional, donde el camino y no la meta en sí misma sea el punto de encuentro entre los intereses personales y organizacionales, y el amor, el soporte de ese compromiso que tanto necesitamos”.

Como resalta Bernabé: “Los líderes deben aprender a hacer que su gente se levante cada día, no desde la resignación y la indiferencia, sino desde la ilusión y el compromiso. Y no para ir a trabajar, sino para ir a descubrirse cada día”. Quizá así pudiera hacerse realidad su particular visión: “Si empezamos a ver con otros ojos, pronto observaremos que el trabajo puede y debe darnos a todos mucho más que una nómina a final de mes”, sin duda un guante lanzado no sólo a empresarios y directivos, sino también a los trabajadores, pues “si a todos nos compete, es tarea de todos”.

“Si queremos crecer como sociedades, como organizaciones y como profesionales, necesitamos crecer como personas”, define la esencia de su filosofía, que desarrolla desde su modelo de dirección y desarrollo de empresas, el Growth Management, orientado desde una base empírica y científica a la gestión eficaz del crecimiento. Fundamentos de un paradigma que según diversos estudios en 2015 aplicarán más del 70% de las empresas pertenecientes a las grandes economías del mundo.

El modelo de gestión de Bernabé está alineado a las nuevas corrientes formativas de las principales escuelas de negocio internacionales. Al menos, en lo que dicen que se debería de hacer. Un enfoque que se opone a la tradicional Dirección por Objetivos de Peter Drucker, pues para el Growth Management los objetivos son las personas y “cuando esto ocurre, los resultados de negocio superan las expectativas”.

Es necesario pues, recomienda, realizar una transformación que debe empezar en lo personal, para que pueda ser en lo empresarial, económico, político y social. Crecer como personas, para hacerlo como profesionales, como organizaciones y como sociedad en general, pues “personas que cambian, organizaciones que crecen”, es su mantra.

Bernabé habla a los líderes, con independencia de su responsabilidad: políticos, empresarios, directivos… Su guante debería ser recogido por todos. Aconsejo conocer sus propuestas pues sin duda marca un camino sensato, responsable y seguro para el crecimiento de los líderes, las empresas y la sociedad.

Líderes que mejoran, organizaciones que crecen.

Artículo realizado por Salvador Molina a partir de la obra de Ignacio Bernabé.

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