Liderar es crear oportunidades

Una de las cuestiones más interesantes en el ejercicio del liderazgo es ¿de dónde provienen las ideas que todo directivo quiere aplicar en su empresa? Porque, no nos engañemos: nadie está en condiciones, ni el líder más experto, de poder abarcar la cantidad y profundidad de conocimiento que el tiempo actual exige para estar en posición de liderazgo.

Es evidente que las ideas sobre temas interesantes y que sean relevantes para lo que determinada empresa necesita en ese momento no siempre tienen que surgir de una reunión de intercambio de ideas en equipo. Los inputs que reciben los directivos que toman decisiones son de diversas fuentes: pueden ser derivados de un ejercicio de mapas mentales o de haber profundizado en las consecuencias de aplicación de determinada investigación, por ejemplo, en Management, que haya sido publicada en una revista especializada. Obviamente, en los diferentes workshops que abundan en diversas materias, es no solo una fuente de networking, sino de inputs a ser utilizados.

Estamos hablando de que cada momento de cada día, a la velocidad que ocurren los acontecimientos, la cantidad de información que procesamos por día en las empresas, la otra también gran cantidad de información que circula en nuestro sector de mercado, puede llegar a desbordarnos. Por ello, tenemos la obligación de estar muy atentos, aunque no necesariamente la podremos controlar y menos comprender en su totalidad, es la que termina condicionando la capacidad de la dirección de esa empresa de crear oportunidades para el crecimiento.

La cuestión, es estar vigilantes de las tendencias y especialmente de aquellas acciones y/o conocimientos que son los que imprimen un nuevo giro (que significan el cambio). O sea, debemos tener la velocidad de captación de cualquier mensaje que nos llegue por algún medio, para que ese momento concreto no pase desapercibido, lo desperdiciemos y deje de convertirse en una oportunidad. Sólo necesitas abrir los ojos y saber hacia dónde mirar.

Hay tratadistas y expertos que lo han puesto muy claro: cuando una persona se repite a sí misma que “creo que puedo, creo que puedo”, para convencerse de que tiene algo, el riesgo que asume, especialmente si tiene la responsabilidad de tomar una decisión crítica para la empresa, finalmente puede que se esté aferrando a un clavo ardiendo. Que haya más especulación que input real de información. Y este es un lujo que nadie se puede permitir en una posición de liderazgo.

De ahí que los líderes efectivos tienen ese instinto que les facilita ampliar rápidamente la perspectiva que hasta ese momento él (por supuesto la empresa que dirige) tenían del mercado. O del reto al que se estaban enfrentando. Ese líder efectivo sabe distinguir un diamante en bruto.

Si en tu caso eres un directivo no solo actualizado en cuanto a todo lo que va ocurriendo en tu mercado, sino que estás muy puesto en los análisis que algunos autores y también líderes de la competencia hacen sobre su nicho de mercado (que puede ser igual o similar al de tu empresa), sin duda un paso que darás como responsable, es mantener conversaciones con clientes y también contactos de la competencia, teniendo en cuenta que muchas de las mejores ideas surgen de experiencias que con frecuencia aparecen como inconexas, que no se dan a priori para nuestra actividad, pero que igualmente pueden resultar inspiradoras a la hora de qué tipo de acción debes tomar.

La oportunidad para imprimir un cambio, aunque casi siempre no es fácil de conseguir, puede presentarse sin que te percates de ella. O la confundas con otra cosa. Por ello, hay que confiar en el líder efectivo que encuentra nuevas formas de ver un problema, situación o una relación difícil. Y creará un relato adaptable para las acciones que va ordenar a sus equipos para capitalizar dicha oportunidad.

 

Siempre hay un momento de oportunidad para los profesionales del aprendizaje y el desarrollo

Hace pocos años se hacía referencia al “gueto de capacitación”, que era una crisis para los equipos de aprendizaje y desarrollo, que corrían el riesgo de aislarse, o incluso de extinguirse ante los rápidos cambios en sus organizaciones.

Y esto se derivaba de la transformación digital que transformó de manera sustancial nuestra vida personal y laboral. Sin embargo, en un amplísimo porcentaje en las organizaciones, especialmente pymes, el desarrollo del aprendizaje como un ámbito especializado (como disciplina) no ha respondido a ese cambio con la velocidad y agilidad de otros ámbitos, como por el ejemplo, el del marketing.

 

La capacitación y el desarrollo son creadores de oportunidad

Los programas bien estructurados en las organizaciones para la capacitación y el desarrollo, no solo son importantes para la carrera de cada persona, sino son impulsores reales de oportunidades al crear valor genuino.

Esto interés termina manifestándose en los presupuestos destinados a este propósito, que en los últimos años ha ido incrementándose, especialmente en el espacio digital, y Learning & Development cuenta con el decidido apoyo de la mayoría de directivos en las organizaciones.

Hace tiempo que ha pasado ese momento en el que se planteaba desde la alta dirección la necesidad de invertir en capacitación y desarrollo; ahora, esto no es discutible, pero sí lo sigue siendo la manera en que se crean nuevas oportunidades en relación a cómo se ejecuta la formación. ¿A qué se debe tanto interés repentino? A que genera la creación de expectativas tanto para los empleados como para la empresa.

Especialmente en la etapa post pandémica, se fue viendo con claridad que la naturaleza de la fuerza laboral estaba haciendo un giro significativo. Esto se debía que había empleados que están dispersos geográficamente y se movían rápidamente entre roles y organizaciones. A su vez, los departamentos a cargo del aprendizaje y desarrollo asumían la responsabilidad de incorporar mayores volúmenes de personal, con frecuencia de manera remota, con la finalidad de abreviar ese tiempo que se convierte en un factor crítico para alcanzar la competencia.

 

El conocimiento está cambiando y por supuesto que es un creador de oportunidades

Un informe de Dell Technologies afirma que, debido al rápido cambio tecnológico y la automatización, el 85% de los empleos que existirán en 2030 aún no se han inventado. También un estudio de Deloitte indica que la vida media de las habilidades aprendidas es ahora de solo 5 años: los cursos y recursos que los equipos de capacitación y desarrollo están desarrollando hoy no tendrán el valor a largo plazo que alguna vez tuvieron. ¿Qué significa esto? Que en realidad son activos con menos valor, a pesar de todas las horas invertidas y demás recursos para crearlos.

¿Significa esto que entonces disminuirán proporcionalmente la capacidad de esa empresa de crear oportunidades? De ninguna manera, porque la aceleración tecnológica, principal responsable de los cambios bruscos, también hace mucho más cortas otras vidas útiles de la organización, por ejemplo, en cuanto a procesos productivos. Por tanto, si bien la vida media de estos activos pasó a ser de 5 años, seguramente en breve tendremos datos que nos dirán que dicha media se ubica en una horquilla entre 2 años y medio y 3. La cuestión del liderazgo efectivo en la creación de oportunidades pasa por captar todos estos mensajes mucho antes que ocurran (o que nos lleguen). Esto implica saber comprender e interpretar nuevas tendencias, o que está ocurriendo en otros sectores de actividad, porque antes o después, habrá un efecto cascada que terminará afectando nuestro sector.

 

Filosofía y oportunidades

El carácter chino para enfrentarse a una crisis tiene dos componentes:

– Uno que significa peligro.

– El otro que significa oportunidad o momento de inicio.

Además, en el reinicio o salida de una crisis todo es posible. Podemos estar teniendo una ocasión de oro para implementar una acción para la cual estábamos esperando el momento idóneo, y tal ocasión ahora la tenemos delante. ¿Qué es lo que suele ocurrir en este tipo de situaciones? Nos referimos a que hay una oportunidad en ciernes, pero derivada de una crisis.

Es casi natural que las personas sientan temor, que tengan ciertas dudas sobre las decisiones que la dirección está tomando. Más aún, pueden llegar a sentir pánico y quedarse paralizadas por el miedo. Esto hace que no se tomen decisiones justamente por un miedo, que por lo general es injustificado.

Esto lleva a que se produzca un inmovilismo, porque frente a un cambio (un reto) al que no tienen muy claro cuáles serán las consecuencias para la empresa, especialmente les preocupa su puesto de trabajo, les lleva a aferrarse los métodos convencionales y ya conocidos, lo que técnicamente en Management se llama “tried and true methods” (debemos traducirla como métodos probados y testeados, si bien la traducción literal es la de métodos probados y verídicos).

Es en estos momentos en que, en toda organización, en medio de ese desconcierto provocado por la crisis, aparece la figura de un líder, esa personalidad que se caracteriza entre tantas virtudes que posee, por la de ser una clase especial de superviviente nato, porque él sí sabe lo que hay que hacer, y lo más importante, como insuflar calma y tranquilidad al personal. Cómo hacer que recuperen la confianza en las decisiones de la dirección.

Lo primero que hacen es dejar el miedo a un lado (no es que no lo tengan en determinado momento, sino que lo saben gestionar muy bien), pero, además, enseñan a todas las personas a que también dejen de lado sus miedos que les quitan energía y los tienen inmóviles.

Es el momento de olvidarse de las viejas recetas, porque si algo tienen estas oportunidades que los líderes efectivos saben aprovechar, es en darle un giro a la organización para que fluya la creatividad y la innovación.

Por ello Linus Pauling, ingeniero químico estadounidense, Premio Noble de Química 1954, afirmaba que “la manera de tener buenas ideas es tener muchas ideas y desechar las malas”. Obviamente, una mentalidad científica típica para crear nuevas oportunidades a partir de dejar de lado definitivamente todos los experimentos que no han funcionado.

 

La oportunidad frente a la inteligencia, la iniciativa y la energía

En el trabajo diario llevado a cabo en las organizaciones, para determinar si se finalmente se triunfa o no (llegar a la meta de ese camino de éxito), hay mucho más que el intelecto. Se requiere energía y determinación, que son atributos típicos del líder efectivo.

Por tanto, sumándole integridad del líder, tendremos los ingredientes básicos de cualquier acción de liderazgo encaminada al éxito, o sea, la creación de oportunidades.

 

Oportunidad y sensibilidad

Cuando un alto directivo sabe combinar la sensibilidad en el trato a las personas con la creación de oportunidades, va a reconocer a las personas mejor preparadas y predispuestas para darlo todo. Siempre buscarán a personas que en sus posiciones de liderazgo (por ejemplo, en mandos intermedios), sepan tratar a las personas, que les guste motivar y sacar lo mejor de los trabajadores, que estén encantados de que todos los empleados estén sonrientes y exista un ambiente genial de trabajo.

Las oportunidades en la carrera personal y profesional de cada persona en la organización, que a nivel individual son sus oportunidades particulares, su expectativa de futuro, su carrera en la vida, no dejan de ser cuando se suman y en conjunto dan la oportunidad que a diario tiene la organización. Esto implica estar mejor preparada para cada momento de esos que hemos descrito más arriba, de captar mejor cada input, de saber cómo proceder en cada instante, frente a cada cambio que se introduce o del cual se tiene conocimiento.

Cuando se dirige bien un equipo humano, se puede dirigir cualquier otro equipo en otros sectores. Hay madera de líder, que significa estar capacitado para liderar personas, crear expectativas y oportunidades ciertas para el personal y emprender el camino de un éxito sostenible para la organización. Líderes efectivos que les guste retar al status quo y ver las cosas desde otra perspectiva. Porque para este tipo de líderes, la vida sigue siendo un largo proceso de aprendizaje.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, presidente y CEO del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL), director de ecofin.es, vicepresidente de Foro ECOFIN y autor del libro recién publicado ‘El Cubo del Líder’ (Ed. Kolima; disponible a la venta pinchando aquí), en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y presidente honorario del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL) y también autor del libro ‘El Cubo del Líder’, y Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y vicepresidente segundo de EUPHE (European Union of Private Higher Education).

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