Saber comprender las posibilidades que la vida nos ofrece

Carpe Diem! ¿De qué depende aprovechar las oportunidades que la vida nos pone por delante? A veces, tienes que esforzarte para que finalmente se produzca esa oportunidad que estabas esperando. Como si sacaras las piedras que te están obstruyendo el camino.

Si bien es cierto lo que proponemos en el título de hoy, la cuestión es qué significa “saber comprender las posibilidades que la vida te ofrece”.

¿Quizás… que es una lotería o algún tipo de tómbola de la vida que juega con nosotros? Algo de verdad hay en ello, ya que la suerte de inicio que tenga una niña afgana nunca será igual a la de una niña europea. Es evidente que comparar España, Francia o Alemania con Afganistán, la desventaja es más bien a partir de un estado de injusticia instalada en aquella cultura. Situaciones extremas que los ciudadanos de a pie en ese y otros países del tercer mundo no pueden controlar, ni siquiera atreverse a intentar algo, porque les puede costar la vida.

Pero volvamos a entornos más normales, como es el europeo, que, a pesar de ello, parece que ese destino del que nadie puede escaparse, a pesar de las vueltas y recovecos al que nos tiene acostumbrados la vida, siempre nos deja alternativas. Nos da un respiro. La cuestión es poder ver… o, dicho de otro modo: darnos cuenta que esa posibilidad nueva está ahí mismo esperándonos.

Y de éstas alternativas, algunas son pequeñas, pero de gran valor para los cambios, y otras pueden resultar grandes y de las que muchas veces no sabemos hacer buen uso. Cuando no, justamente nos acobardamos porque nos impresiona que sean demasiado importantes y no sentirnos, ya sea capacitados o también, que no nos encontremos con la fuerza necesaria para abordar esa gran oportunidad, ni siquiera, intentarlo porque se nos ha metido en la cabeza que no podremos hacerlo. Como hemos sostenido en artículos anteriores desde esta tribuna, nos han impactado más las emociones que el propio razonamiento que nos hace tomar una decisión.

¿A qué se debe entonces cómo reaccionamos? Por un lado, como decimos, tener la percepción de que se ha abierto una posibilidad (oportunidad) de cambio y/o de corrección sobre algo que podemos modificar a nuestro favor; por otro, la conducta de las personas muchas veces es errática, no solo para los demás, sino que también lo es para uno mismo. La lucha con nosotros mismos. Esto tiene que ver con esos mecanismos defensivos que tenemos para enfrentarnos (ese Yo contra el otro u otros), pudiendo darse situaciones que en realidad no hay ningún motivo de recurrir a esta defensa, creyendo que el otro u otros están contra mí. Las emociones y los sentimientos suelen jugarnos malas pasadas.

En nuestras relaciones interpersonales, especialmente en los ámbitos laborales, tenemos la tendencia a estar siempre a la defensiva, aunque tratemos de que no se note esta actitud. La disimulamos con actitudes gestuales, especialmente sonrisas forzadas, y con comentarios, que a veces ni nosotros mismos nos lo creemos, pero que hacemos ese uso que todo el mundo hace de un poco de hipocresía, a fin de ser aceptados (o que nuestros comportamientos sean aceptados) por el grupo.

Aunque haya personas que digan que esto no va con ellos y que siempre dicen la verdad de lo que piensan, en realidad, todos nos ponemos barreras (límites a nuestra sinceridad) para no tener que estar luchando en otro frente más de los tantos que tenemos abiertos. Y esto sucede por el simple hecho de que estamos viviendo rodeados de personas, que trabajamos, que compartimos, que nos amargamos, que disfrutamos, que obedecemos una orden de un director general, o que tratamos de aceptar algo de nuestra pareja que no nos gusta, pero que en vez de estar a la defensiva o parecer que ponemos en duda su conducta, terminamos tolerando o aceptando, o sea: transamos.

Esto es igual desde el otro lado, o sea, cuando nuestra pareja aplica este razonamiento (más que todo es un sentimiento) de molestarse por una reunión que tenemos con personas de la oficina y llegamos tarde.

¿Qué papel juega en todo esto la Antropología Simbólica?

La antropología simbólica se centra en las diferentes maneras en las que la gente entiende su entorno, lo que está a su alrededor más próximo y también más lejano, de la misma manera que comprender también las acciones que realizan (la forma de actuar y conducirse) de los demás miembros, tanto de la comunidad en la que vive una persona, como los de las relaciones interpersonales habituales (la media de comportamiento) de la sociedad en su conjunto.

Todas estas interpretaciones se establecen por medio de símbolos y procesos, como por ejemplo los rituales, costumbres culturales, el tipo de saludos que hacemos cuando nos encontramos con un amigo, o la forma de entablar una conversación con un jefe, etc. Es a través de estas acciones realizadas por personas de todas las edades y sexos, y la manera que ellas están estableciendo (dando significado) a esos actos que forman parte de su vida.

Aunque en general, al estar tan afincados en su día a día, con frecuencia no le prestamos atención, porque son actos que hacemos como los que realizamos a diario de manera automática, casi inconsciente, pero están guiados por nuestra forma de ser, nuestra personalidad, así como nuestros valores y principios. En definitiva, a través de todos y cada uno de esos actos, los seres humanos establecen significados a sus acciones.

Sencillamente se trata de una forma de lenguaje, ya que, en cada sociedad, los hombres y mujeres caen permanentemente en la necesidad de obtener lo que Clifford Geertz, considerado el creador de la antropología simbólica, denomina, “fuentes de iluminación simbólica“, que ayudan a los miembros de cualquier comunidad a realizar (a seguir) un completo sistema de significados.

Dado que estamos muy condicionados por nuestra cultura y costumbres, en algunas civilizaciones llegan a ser la que determina incluso el día a día, por ejemplo, la japonesa o la china. En estas, con frecuencia, por no decir siempre, les deja poco margen para la reacción espontánea, ya que pesa más la historia de sus símbolos y formas en el lenguaje y los gestos que forman parte de su ADN conductual, que dan sentido a sus vidas, y que prevalecen sobre la iniciativa individual.

Por eso, es casi seguro que las preguntas que te estarás haciendo podrían pasar, por ejemplo, por ¿Cuál es el secreto para ir atravesando los acontecimientos de nuestra vida y enfrentarnos a las dificultades? ¿Sabemos aceptar el CAMBIO como una oportunidad positiva para poder demostrar los resultados que deseamos en nuestra vida? ¿Cómo hacer para perder esa obsesión que nos produce el miedo al CAMBIO y convertirla en una FUERZA POSITIVA?

¿Pesan más en nosotros las experiencias pasadas y las expectativas de futuro que la realidad circundante? No te preocupes y te sientas como un pájaro raro, porque nuestra vida está encadenada a nuestra historia.

¿Cómo encarar entonces ese pasado molesto y bochornoso? ¿Cómo encarar esa historia que nos hace sentir culpables, que hubiésemos deseado una y mil veces que no hubiera existido? ¿Cómo mirar de frente sin complejos?

Un primer paso que puedes dar es pensar y disfrutar más el presente. Porque cuando surge la pregunta ¿es una consecuencia del ritmo vertiginoso en el que se vive que no le demos importancia al presente, al hoy?, te decimos que debes encararlo con naturalidad, debes encajar los golpes de la vida y aprender de ellos.

No debemos hacer un culto sobre la insistencia en determinados hechos e incluso desgracias ocurridas en nuestra vida. Debemos ser generosos con nosotros mismos al mismo tiempo que demostrar generosidad hacia los demás.

Y si volvemos a preguntarnos ¿es una consecuencia del ritmo vertiginoso en el que se vive que no le demos importancia al presente, al hoy?, para tu alivio personal debemos recordarte que estamos viviendo una crisis de medios y fines. Confundimos muy a menudo unos con otros y las consecuencias son en todos los niveles de la sociedad muy negativos.

Encontremos sentido a nuestra vida y utilicemos el espejo de nuestra alma como un impulso vital para lograr que el presente lo hagamos más llevadero. Con un sentido pleno de responsabilidad de lo que hacemos y lo que queremos asumiendo sus costes y sacrificios encontraremos el camino de una armonía que nos conduzca a una felicidad razonable y placentera.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, presidente y CEO del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL), director de ecofin.es, vicepresidente de Foro ECOFIN y autor del libro recién publicado ‘El Cubo del Líder’ (Ed. Kolima; disponible a la venta pinchando aquí), en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y presidente honorario del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL) y también autor del libro ‘El Cubo del Líder’.

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