Reinvéntate a ti mismo

Ante un título tan directo, la pregunta que seguramente te surge es ¿por qué es importante reinventarse? Pero no te precipites: ¿alguna vez te has preguntado quién eres? ¿Te preguntas cómo llegaste al punto en el que estás hoy?

De ninguna manera pretendemos amargarte la lectura de nuestra aportación de hoy. Por el contario, que te sirva de impulso para seguir en carrera hacia la meta que te has fijado. Incluso, puede que ya hayas obtenido más de un éxito, pero ya no te satisface. Tal vez no te las hayas hecho estas preguntas y te sientes atrapado en la rutina. Y ésta puede ser un lugar muy agrio y adverso para nuestro estado de ánimo.

Lo primero que tienes que tener cuidado es en no perder la perspectiva de tu vida. Sabes la importancia que tiene que las personas tengan un propósito. Tanto en el ámbito laboral como en el personal.

La reinvención puede sonar emocionante. Sin embargo, la idea (y el proceso) de reinventarse es desalentador para muchas personas. Puede llevar mucho trabajo cambiar quién eres ser humano, cómo piensas de ti mismo y cómo te perciben los demás. Pero reinventarse a sí mismo puede ser realmente una fuerza impulsora muy fuerte, y por supuesto, que te empodere.

Significado de la reinvención en el ámbito de las personas

Reinventarse significa identificar patrones, valores o actividades que ya no te sirven y cambiarlos por mejores opciones. Esto puede deberse a características externas, como trabajo, el ambiente que hay con los compañeros, la falta de expectativas, etc. No menos importante es la consideración en el plano personal. Pero lo que tienes que saber, es que la auténtica reinvención, si buscas un cambio en tu actitud, que se perciba por los demás como que estás bien predispuesto, que se destaque una personalidad honesta y justa, para que esto sea posible, primero debes hacer esta reinvención hacia tu interior. Pero para que sea efectiva, debes revisar a consciencia tus principios y valores. Saber comunicarte con tu voz interior. Tener bien claro y sin confusionismo alguno, que la forma en la que piensas sobre determinadas cuestiones, tus principios y valores, cómo te comportas con tu núcleo duro y con los de fuera, requiere una adecuación a nuevas realidades o por el contrario, debes mantenerlos incólumes. Quieras o no, todos tenemos una actitud diferente cuán distintos sean nuestros interlocutores. Y esto a veces hace daño, te exige esforzarte en fingir cuando en realidad tu “yo auténtico” te pide otra cosa. Es por eso que los líderes efectivos se caracterizan, entre otras virtudes, por la autenticidad.

Para algunas personas, la auto-reinvención significa un gran cambio de carrera, o un giro radical en la dirección que estás llevando las cosas en tu trabajo y en tu vida en general. También, podría significar romper malos hábitos o adoptar una nueva habilidad para la vida.

Erradicar un mal hábito es una forma de reinvención, aunque sea parcial, pero tiene el mismo valor que si estás haciendo un planteo global de cambio. En los hechos, nadie ni por más líder efectivo que sea, hace cambios de 180 grados de una vez. Los cambios en el ámbito de nuestra esfera estrictamente de la configuración de nuestra personalidad, porque estamos de alguna manera reparando nuestros valores, no son precipitados ni tampoco es aconsejable que así se proceda.

No hay reglas ni procesos estándares

Reinventarse a sí mismo no es un proceso estándar como que cuentas con una guía o un mapa en el cual encuentras lo que buscas. Generalmente no es una respuesta específica que nos damos a nosotros mismos, sino una serie de ajustes y reconsideraciones a las mismas acciones y formas de actuar y pensar que tenemos. Pero nos hemos dado cuenta, que hay que modificarlas, que directamente no queremos continuar por este camino, caso de un cambio de trabajo y empresa.

Es importante que la reinvención la consideres como un viaje de autodescubrimiento. Encontrar la razón de ser. No puede depender de un capricho, porque lleva al fracaso. Tiene que tener un fundamento.

La fuerza que aplicamos (toda nuestra energía que buscamos en nuestro interior) y que re-energizamos con algún tipo de aliciente como es, por ejemplo, contar con el apoyo incondicional de la familia, o de un amigo, o de la confianza del propietario de la empresa en la que tienes una posición de responsabilidad, en suma, nuestra propia energía y la del entorno más próximo en la que confiamos y que también confían en nosotros, es ese impulso que nos va a facilitar a que hagamos el cambio.

Todos estos procesos son indicadores de nuestra necesidad natural de cambio y evolución. Es la fuerza que nos impulsa a dejar atrás el pasado, salir de nuestra zona de confort y avanzar hacia el futuro.

Razones para reinventarse

Hay muchas razones por las que podrías encontrarte deseando reinventarte a ti mismo. Sin duda, es una clara señal de que en tu interior estás no solo deseando, sino buscando un cambio en algún aspecto de tu vida. Puede ser tanto en el ámbito laboral como personal, o solo en alguno de ellos.

Una de las causas más frecuentes, que al mismo tiempo son energizantes para ayudarte a tomar la decisión, es la rutina. Este es un sentimiento con el que todos están familiarizados. Con frecuencia genera sentimientos de agobio, porque te sientes que te has estancado de alguna manera. Este sentimiento puede deberse a una relación estática, un trabajo agotador o una falta de inspiración general.

Es frecuente que las personas puedan estar atravesando una crisis existencial sobre lo que deben o no hacer en la vida. No hay que convertir este sentimiento en un drama, porque en sí mismo, a lo mejor es un bajón temporal. En cambio, podría ser que a pesar de tener una vida bastante buena, de repente veas que carece de significado. Pero no podemos dejar que ese estado de ánimo conviva con nosotros demasiado tiempo, porque si la infelicidad nos empieza a robar espacio, podemos caer en ese tipo de rutina de pensamientos negativos que se vayan retroalimentando y llevarnos a estados de ansiedad y estrés, que en algunos casos puede derivar en una depresión.

Estos son los momentos en los que cuando eres consciente, pasas a ser el promotor de tu cambio y reinvención. Aunque no siempre tiene que haber una razón exacta por la que anhelas la reinvención. No es una cuestión matemática. Puede que estés percibiendo (tu intuición te dice) que simplemente sea hora de que ocurra un cambio, aunque no sea existencial, si pueda ser uno estacional en tu vida. Esta necesidad de superación personal tiende a ocurrir cuando reconocemos cuánto tiempo hemos perdido en cosas que no nos traen alegría ni sentido.

Cuando se trata de eso, no necesitas una razón para justificar querer un cambio en algunas áreas de tu vida. Pero en la medida que entiendas la razón por la que tienes ese anhelo sigue siendo beneficioso. Te libera de tensión y te hace estar experimentando ya la libertad que buscas. Saboreas el cambio de antemano.

Las raíces que nos guían

Nuestra historia personal nos enseña a que no hay que repetir errores, sino aprender de ellos. Respecto de los desaciertos, para no volver a cometerlos. De los aciertos, para hacer un esfuerzo por contar con todos los recursos para que lo bueno que viene de atrás se proyecte mejor en el futuro. O sea, la mejora continua en el plano personal, profesional, etc.

Vivimos abrumados por un día a día tan enigmático (grandes dosis de incertidumbre e inestabilidad que nos inyectan a diario) que no nos da tiempo (tampoco ganas) de apelar a la meditación, la reflexión, y especialmente el espíritu crítico que es una de las características (quizás la única más destacada de la inteligencia) que nos diferencia del resto de las especies, que es el que nos permite tomar decisiones

¿Cómo nos afecta psicológicamente reinventarnos una y otra vez?

Si no lo hacemos fracasamos porque el entorno no perdona. Es no solo cruel, sino injusto y muy agresivo. Pero si por contrario sí nos reinventamos, ¿cómo podemos estar seguros de que vamos en la dirección correcta?

Esta es la cuestión que más tinta ha derramado en miles de páginas de autores y tratadistas en diferentes campos de conocimiento. Pero de todos ellos, es más fácil comprender una ecuación matemática que explica el comportamiento de un mercado (en la teoría económica aplicada), que llegar a entender en un porcentaje de acierto importante cuáles son, por ejemplo, las expectativas que una persona tiene sobre su crecimiento y desarrollo personal en la organización en la que trabaja.

Esa diferencia entre un conocimiento social y económico frente a un sentimiento personal que relaciona a una persona con su entorno laboral, es una brecha tan grande e inalcanzable, como incomprensible es que a esta altura la clase política en todo el mundo no se haya esforzado más por comprender estas cuestiones: las acciones humanas, las necesidades humanas, los deseos y esperanzas de hombres y mujeres que siguen estando sometidos a una evolución social y económica dominada por lo tecnológico.

Pero las personas que entienden esta gran diferencia que cuesta tanto reducir, tienen el privilegio de comprender que es difícil mantener nuestra ética y moral, la suma de principios que debe guiarnos, sin que se vean afectados. Una distancia entre nuestra readaptación humana continua a nuevas circunstancias aceleradamente cambiantes, frente a un entorno rabioso, alimentado por el egoísmo, el beneficio sin escrúpulos y por ser la antítesis a la acción antrópica (producido o modificado por la actividad humana).

Tenemos que hacer primero el esfuerzo intelectual de ver la dirección de ese camino que estamos siguiendo, si es el adecuado o no, cuáles son los sentimientos que nos generan, reflexionando al respecto de ese cambio necesario o de persistir en la dirección en la que están comprometidos. Pero de la reflexión intelectual debemos pasar a la realidad de la aplicación de ese proceso de reinvención. Ni temer por fracasar en el intento, porque el camino de la vida es una sucesión de muchos fracasos y algunos éxitos (en términos generales), pero no hay que dejar a la ley de probabilidades de nuestra vida sin capacidad aleatoria (sin números). Nuestra apuesta por la vida es jugar no darnos por vencidos.

La recreación y la reinvención son procesos humanos, por tanto, inteligentes, con dosis de riesgo y expuestos al entorno. Nuestra capacidad intelectual y nuestra gestión de las emociones pueden hacernos más o menos vulnerables a los cambios que se produzcan como consecuencia de estas recreaciones. ¡Pero qué vida sería si no tuviésemos que hacer nunca un cambio sustancial para enfrentar el futuro! No hablamos de aburrimiento, sino de dignidad. Esta es la diferencia que marca el carácter de una persona.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, presidente y CEO del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL), director de ecofin.es, vicepresidente de Foro ECOFIN y autor del libro ‘El Cubo del Líder’ (Ed. Kolima; disponible a la venta pinchando aquí), en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y presidente honorario del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL) y también autor del libro ‘El Cubo del Líder’.

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