El líder, corredor de fondo en 8 etapas

Si quieres ganar: ¡esprinta!; pero si quieres tener éxito y ser una leyenda del liderazgo: conviértete en un corredor de fondo en estas 8 etapas o escalones para el éxito. Piensa en uno de los más grandes atletas de todos los tiempos, el checo Emil Zátopek (1922-2000), afirmaba que si quieres correr, corre una milla; pero si quieres experimentar una vida diferente, corre un maratón”. La ‘locomotora checa’ ganó ocho campeonatos nacionales en 5.000 y 10.000 metros.

La leyenda del medio fondo y fondo se llamó Zápotek durante décadas. En los Juegos Olímpicos de Londres (1948) obtuvo la medalla de oro en 10.000 metros y la de plata en 5.000 metros. En 1950 en el Campeonato de Europa de Bruselas, se impuso en ambas pruebas. Finalmente fue en los Juegos Olímpicos de Helsinki (1952) donde su nombre entra a formar parte de la historia del atletismo, tras vencer y lograr en oro olímpico en el plazo de una semana, en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros así como en el maratón.

Emil Zátopek

Emil Zátopek.

Los líderes efectivos son auténticos corredores de fondo que siempre se hicieron determinadas preguntas para emprender el largo camino del éxito: “¿Estoy bien orientado? ¿He escogido el camino adecuado? ¿No debería modificar mis reglas de comportamiento?”; “¿Realmente me conozco bien? ¿Estoy segura/o y convencida/o de los valores y principios que comparto? ¿Estoy dispuesta/o a modificar mi mapa mental de esos valores? ¿Sé mirarme haciendo una introspección sobre cómo me estoy conduciendo en la vida?”; “¿Estoy gestionando adecuadamente mis puntos fuertes y débiles? ¿Conozco en su mayoría cuáles son mis fortalezas y cuáles mis debilidades?”;  “¿Qué sé de las emociones y cómo mejorar mis competencias emocionales? ¿Estoy capacitada/o para la mejora de las relaciones interpersonales y especialmente, si tengo personal a cargo?”

Llegar a comprender cuál es el grado de compromiso que tengo conmigo misma/o y con la sociedad en un momento de tremendo cambio e incertidumbre. Estar en condiciones de identificar en el entorno cuáles son los problemas reales a los que nos enfrentamos y saber cómo focalizarlos debidamente para poder implementar las acciones que requiere la organización. Comprometerse con una ética de actuación profesional y empresarial por encima de cualquier otra consideración. Comprometerse con un liderazgo que ejercerá con respeto a la dignidad de las personas y a que ésta sean el centro y prioridad fundamental de organizaciones y la sociedad en su conjunto. Coadyuvar a la creación de una visión colectiva, porque habrá colaborado a perfeccionarla habiendo mejorado la suya propia.

La serie de ocho  etapas o escalones posibles, determinan nuestra actitud, las cuales cada uno de ellas en algún momento de nuestro particular ascenso vital, sea laboral o personal, aflora en nuestro pensamiento y puede paralizarnos o impulsarnos. No hay más opciones. De esto se trata: si somos capaces de seguir avanzando. Si somos auténticos corredores de fondo.

1r escalón: No lo haré

Me cierro de manera absoluta. La negación es rotunda. En la política, es el ejemplo de no escuchar al oponente, creyéndose ese político “iluminado” de turno que sólo es él quién tiene la verdad de su lado.

En el mundo de los negocios, hay que tener mucho cuidado con afirmaciones de este tipo, caso de que un empresario venga negando durante años a hacer algún tipo de alianza con otro competidor por exigencias del mercado, pero que las circunstancias finalmente le llevan a tener que negociar. El “no lo haré” significa en la mayoría de las situaciones haber dilapidado tiempo y energía.

2º escalón: No puedo hacerlo

No me cierro a no hacerlo, sino que tengo dudas que son más fuertes de lo que esperaba, lo que me lleva a concluir, que no puedo hacerlo. Una sensación de derrota. Cuando la mente escribe la palabra “rendición” o “claudicación” frente a lo que tenemos entre manos, o cosas nuevas que tenemos que abordar (trabajo, responsabilidades, etc.) o afrontar (cambios por evolución tecnológica, desafíos del mercado, etc.), es muy difícil superar este fase de nuestra escalera.

En el plano personal, son muchas las personas que llegadas a este estadio necesitan ayuda profesional de un terapeuta. En el ámbito profesional, cuando la persona que entra en esta fase tiene la suerte de contar con un buen jefe (su líder), seguramente salir de ese inmovilismo requerirá consejo y ayuda.

3r escalón: Quiero hacerlo

La voluntad y la determinación son dos elementos capitales del carácter y personalidad del individuo. Pero en la dura realidad a la que nos enfrentamos a diario, hay que agregarle otros elementos positivos para que no se quede nuestro pensamiento sólo en la actitud de querer y pasar a la de hacer.

El secreto de todo buen líder es convertir la “idea” y el “deseo” en una realidad, porque es capaz de llevarlo a la práctica. Cuando no puede hacerlo a la primera, porque fallaron recursos o se precipitaron acontecimientos de mercado que llevaron a la organización a un fracaso, se levantará y emprenderá nuevamente las acciones para que cuánto antes la empresa esté compitiendo nuevamente en el mercado.

4º escalón: Cómo puedo hacerlo

La persona que se pregunta cuál es el método o el camino que tiene que emplear, ya tiene mucho terreno ganado. Es una actitud positiva que condiciona nuestros pasos, a pesar de que no contemos con toda la experiencia y conocimiento.

Una actitud favorable al aprendizaje es una de las claves para que las personas suban escalones en su vida. Pero cuando el aprendizaje se convierte en un modo de vida (que no se comprende el avance sin la formación adecuada) estamos hablando de un líder en potencia o de un líder experimentado que se preocupa por su gente.

5º escalón: Trataré de hacerlo

Cuando se dice esto, es que hay una firme convicción de que puede hacerse y que se están impulsando acciones. Una vez más, la actitud positiva determina el porcentaje de éxito que se pueda tener en la tarea o responsabilidad que se aborda.

La diferencia entre personas que lo intentan y no lo logran, o aquellas cuyos logros quedan a medias, comparado con el líder efectivo, es que desde el momento en que afirma que intentará llevar a cabo la acción, está tomando todos los recaudos para que ésta no fracase, lo que implica asegurarse los recursos humanos y materiales, la planificación adecuada y la elección de la estrategia más conveniente.

6º escalón: Puedo hacerlo

Cuando se afirma que se puede hacer, la convicción pasa a ser una creencia. Se tiene en mente la meta a alcanzar.

El líder enseña a su equipo a pensar en una nueva idea, planificar la implementación, organizarla y cuidar de que se cumpla con los plazos previstos.

Quién haya experimentado el fracaso, sabe lo que se siente dentro del corazón por haber perdido. Pero más se sufre por no haber tenido la ocasión de volver a intentarlo.

Eliminar la frustración y que el desafío que se tenga por delante, sea lo suficientemente importante para que haga retroceder las barreras de las propias limitaciones personales. No caer en la obsesión, pero sí mantener siempre la llama de cuál es la razón para hacer lo que nos proponemos, porque en definitiva, más allá del plano laboral, será el propósito de vida que nos hayamos impuesto y la dirección que está tomando nuestra experiencia vital.

Es posible que se reciban todo tipo de críticas por lo que se hace y lo que se quiere hacer. Pero para seguir escalando y conseguir más de lo que tenemos hoy, debemos luchar también más de lo que haríamos normalmente. La crítica es un motivador. Lamentablemente, para los que no las encajan bien, es un factor depresivo que les induce al abandono.

7º escalón: Lo haré

Firmeza en la decisión y la seguridad de que se va a hacer en condiciones, cualquier cosa que tengamos por delante. No importa su dificultad ni la complejidad de las relaciones interpersonales que entren en juego.

8º escalón: Sí, lo he hecho

Cuando el líder comenta con su personal los logros que han sumado a sus equipos, o cuando a título personal, por ejemplo, hemos terminado con un proyecto, sea cual sea, o resuelto un conflicto que dependía fundamentalmente de nuestra intervención, en cualquiera de estas circunstancias, la rotundidad con la que se afirma haber hecho o concluido un trabajo, es el impulsor y motivador de las acciones futuras. No nos referimos a las demasiado mediatas, sino las que tenemos que enfrentar ya mismo el día de mañana en que hay que seguir con nuestras tareas.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, director de ecofin.es y vicepresidente de Foro ECOFIN, en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN; Javier Espina Hellín, miembro de ECOFIN Business Schools Group, y Ximo Salas, miembro del ECOFIN Management & Leadership de ECOFIN.

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