Estamos viviendo en los últimos días ciertos acontecimientos referidos al orden económico y especialmente geopolítico mundial que nos están evidenciando que algo mucho más profundo se está produciendo y que va más allá de la propia Guerra de Ucrania. Las derivadas que en el último año hemos ido experimentando, tales como las sanciones a Rusia, el coste de la energía disparado en Europa, etc., han sido: ¿una respuesta adecuada de la Unión Europea a Rusia? ¿Se midieron bien las consecuencias que tales sanciones podían tener en cuanto al recurso energético del cual Europa carece? No parece que todas las respuestas dadas al conflicto fueran acertadas.
Vemos que lo que se manifiesta con más claridad que nunca, es que la existencia de dos grandes bloques, digamos que por un lado la OTAN que representa básicamente Estados Unidos y Europa, y por el otro, China y Rusia, al cual se le van sumando más adeptos, algunos aún indecisos como la India, está provocando un desafío a la hegemonía del dólar y del dominio estadounidense a través de sus corporaciones a escala global.
En las últimas horas se ha manifestado un dato revelador: los intercambios entre importaciones y exportaciones entre Brasil y China que en 2022 ascendieron a 150.000 millones de dólares, se van a realizar a partir de ahora en yuanes y no en dólares. Además, va a existir una cantidad cada vez mayor de operaciones internacionales que van a recurrir a la moneda china.
¿Significa esto la pérdida de hegemonía del dólar? Sin duda, que, si el 80% de las operaciones de comercio internacional y operaciones financieras se hacían en dólares, que ahora empiecen a pasarse a la moneda china y también al rublo ruso según sean las materias primas adquiridas, es un claro desafío a tal hegemonía.
¿Desafío a la hegemonía o al dogmatismo?
Esto hay que saberlo interpretar en clave de liderazgo y del tipo de instituciones que regulan el orden mundial. ¿Es que se está desafiando este orden mundial que fue establecido después de la Segunda Guerra Mundial? ¡Por supuesto que sí!
Ayer mismo, la presidenta de la Comisión Europea, Urusula Von der Leyen, acusaba a China de querer cambiar el orden mundial para imponer su dominio. Bueno, en realidad, es cambiar (si es que los chinos lo logran), un dominio por otro, ya que evidentemente desde que Estados Unidos se retiró del patrón oro en la administración Nixon, la divisa norteamericana fue el faro guía y referencia de monedas de todo el mundo y la única manera de hacer comercio internacional.
Hace ya muchos años que desde este Foro venimos advirtiendo de las pretensiones del gigante asiático. Pero la guerra (dicho metafóricamente) está abierta en varios frentes, caso de la operatoria financiera mundial que impuesta en Occidente, el SWIFT, ahora también se descolocó de ella Rusia y pasó al sistema chino, por lo que el código CIPS (Cross-Border Interbank Payment System) es un sistema de pago como SWIFT desarrollado por China, para mejorar la seguridad, y esto es otra de las respuestas bajo la forma de efecto boomerang de las sanciones a Rusia y que tuvieron finalmente sus consecuencias, pero no las esperadas para Occidente. Amén de la carrera por los tipos de interés por controlar la inflación de parte de la Reserva Federal de Estados Unidos y del BCE de la Unión Europea, que para una gran mayoría de expertos mundiales ha sido la semilla que ha germinado en la crisis bancaria del Silicon Valley Bank, nueva punta de lanza al estilo de Lehman Brothers.
Por tanto, el debilitamiento de la economía occidental, los niveles exagerados de endeudamiento, el abuso de las emisiones de bonos, a partir de la Crisis Financiera Internacional que supo ordenar un poco más el patio con las medidas que se tomaron a partir de Lehman Brothers, tanto en Estados Unidos como Europa, puso a la Banca y el sistema financiero en mejor situación que la que tenía en 2008, aunque la cuestión sigue siendo la confianza. Y ésta no se recupera en terrenos continuos de incertidumbre económica y política, que además nos está haciendo acostumbrar a una inestabilidad tanto política como también económica permanente. Incertidumbre más inestabilidad establecida en el contexto económico, político y social a escala global, facilita que cualquier gran “agente económico mundial” como es China, quiera desafiar el orden imperante. Es lógico que así sea.
Y este estado continuo de inseguridad en el que nos movemos, alimentado por una Guerra sin sentido, pero que sí lo tiene y muy grande para Rusia, también para China, que se terminará beneficiando de esta locura. Lo que sí es cierto, es que Occidente ha demostrado una vez más errores graves en el liderazgo, y que por lo que estamos describiendo, no se limita a la política, sino también a la economía.
Cuando se crearon las instituciones supranacionales como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, especialmente el Banco Mundial y el FMI, además de la consolidación de lo que era la Sociedad de las Naciones pasando a crearse lo que es hoy Naciones Unidas, se estableció un nuevo orden político y económico mundial. En el presente, este orden está siendo jaqueado por China y Rusia.
Es tan dogmática la posición de hegemonía del dólar como puede serla la del establecimiento de un nuevo bloque para las operaciones mercantiles internacionales de medio mundo, no olivemos que China más India cuentan con casi el 50% de la población mundial.
Lo contrario del dogma es abrir al debate y la discusión de ideas. Pero esto no ocurre cuando las ideas se imponen, por ejemplo, por la fuerza, caso de la invasión a Ucrania.
Vamos a extrapolar lo que estamos describiendo, que es lo vivido estos últimos días, a nuestra responsabilidad en lo que respecta a investigar, difundir y también ayudar a crear doctrina en materia de liderazgo.
No somos dogmáticos y lo rechazamos como principio de actuación
Hemos entrado en una época diferente respecto a la concepción que tenemos del liderazgo como disciplina, y muy especialmente cuando entramos a analizar el comportamiento del liderazgo en la aplicación práctica, sea en el ámbito privado o en el público. Porque tanto para el líder empresarial como para el político, la propia evolución del conocimiento científico en cada una de las disciplinas que van nutriendo al liderazgo, han tenido que hacerse eco de una situación evolutiva y de innovación tecnológica sin precedentes en la historia de la humanidad. Y este proceso que viene siendo imparable en cuanto a la profundidad de los cambios que se suceden y la velocidad a la que van ocurriendo, ha llevado también a trastocar el fondo filosófico y epistemológico en cuanto a que los conocimientos adquiridos y aplicados guardaban más o menos relación con la ética y la moral imperante en cada época. Sabemos que la filosofía y la epistemología tienen por finalidad conocer el porqué de las cosas, los fundamentos profundos del ser, y facilitar el camino hacia la aplicación del conocimiento científico en las diversas técnicas y artes, lo que se conoce como la “acción humana” (la praxeología).
Hasta hace muy poco tiempo, digamos no más de cuatro años, la acción humana y las ciencias sociales, estaban perfectamente delimitadas en cuanto a los diferentes campos de conocimiento provenientes de la estructura teórica de cada disciplina, que, si bien en el análisis teórico era necesaria su convergencia, en la aplicación práctica no lo era tanto.
En cambio, hoy día se ha producido una revolución en la conjunción de las disciplinas, porque el avance científico y tecnológico es de tal magnitud, que se confunden (en el sentido de confundir porque asumen un cuerpo diferente) las consecuencias de la aplicación de inteligencia artificial, robótica, computadoras cuánticas, etc., con el cuerpo de conocimiento teórico de las diferentes disciplinas que las integran. Es normal que se vaya trastocando el cuerpo del conocimiento por la interrelación de una serie de conocimientos tecnológicos y científicos, que a su vez han puesto en duda la ciencia en general y la tecnología en particular. En los últimos años como consecuencia de avances sustanciales en materia de microchips, de conexiones neuronales y avances en la investigación cerebral, se está configurando una nueva era como decimos, en el que hay una gran disciplina continente de todas las demás que trata de explicar el funcionamiento del todo. Cada vez más, nos parecemos en las ciencias sociales, dentro de las cuales forma parte el liderazgo, a la ciencia física en la cual se quiere explicar la teoría del todo que ya Einstein la quiso resolver en los últimos años de su vida. Actualmente los científicos están tratando de unir la Teoría General de la Relatividad con la mecánica cuántica, persiguiendo también explicar el funcionamiento del todo.
Si valen las metáforas, la explicación que han encontrado en los últimos años los científicos, es que hay una energía poderosísima que conforma la gran parte del universo y que no se ve, que se llama energía oscura. Si esto lo trasladamos al campo de conocimiento del liderazgo, también se ha producido una revolución, y nos sigue arrastrando, obligándonos a comprender e incorporar hasta los más pequeños detalles que antes pasaban desapercibidos, por ejemplo, en cuanto a derechos humanos, emociones, sensibilidades, igualdad de género, expectativas personales, que de ninguna manera conformaban el cuerpo teórico que tenía que estudiar y aprender a ejercer un líder.
Pero es que a partir de la pandemia esta revolución se ha hecho aún más visible, y valga también la metáfora, lo más inmaterial e intangible siempre inherente a la persona humana en cuanto a inteligencia, talento, emociones, sentimientos, etc. pasaba a ser el núcleo duro alrededor del cual, como en el átomo, debían giran todos y cada uno de los diferentes elementos que conforman el campo gravitatorio de las organizaciones, entendiendo que éstas, más que nunca en el pasado, tienen un núcleo central de personas y un poder gravitatorio de elementos materiales (recursos) que giran en torno a ellas con la finalidad también de dar respuesta a las demandas de personas.
Los consumidores siempre seguirán siendo consumidores y clientes para el marketing y para las cuentas de explotación. Pero para el liderazgo, se trata de personas que siguen una marca, que toman la decisión de elegir un producto, porque les atrae lo que esa marca, esa corporación industrial, está haciendo por su comunidad. Qué nivel de preocupación demuestra tener esa empresa y marca detrás del producto y/o servicio adquirido, para que sea elegida. Ya no solo es el precio, sino la responsabilidad corporativa en cuanto al medio ambiente, la ética comercial, la política de recursos humanos, etc.
Todo este cambio de paradigma en el conocimiento científico, pero muy especialmente en la aplicación práctica de éste para la mejora de la calidad de vida de las personas, nos ha hecho comprender un liderazgo del todo que antes era impensable porque había unas normas de actuación en la cual el liderazgo entraba como un instrumento mecánico aplicado desde el Management para supervisar, coordinar, dirigir personas, ordenar trabajos, coordinar equipos, etc., sin más trascendencia que la aplicación de una jerarquía básicamente con métodos coercitivos, de imposición de pensamientos, de aplicación de normativas, o sea que había un liderazgo más próximo al concepto dogmático y del dogmatismo como pensamiento, que al concepto actual del liderazgo como materia abierta de debate y discusión de ideas, de una acción humana profundamente enraizada en la necesidad de cambio, de transformación y evolución, justamente lo contrario del dogmatismo.
Ese liderazgo que tenga la capacidad, al mismo tiempo que la visión, para poder cambiar las cosas en aras de un beneficio mayor para las personas y la sociedad en su conjunto. Este es el liderazgo que venimos sosteniendo desde este Foro en los últimos años, que recibe todo este caudal de cambio disciplinario en todos los ámbitos del conocimiento, y que por fin se está aplicando en las organizaciones, así como también estamos luchando desde el Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL) para que todo el avance doctrinario y científico que afecte nuestro campo, se aplique tanto en el ámbito de las organizaciones como en el de la política.
Artículo coordinado por José Luis Zunni, presidente y CEO del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL), director de ecofin.es, vicepresidente de Foro ECOFIN y autor del libro recién publicado ‘El Cubo del Líder’ (Ed. Kolima; disponible a la venta pinchando aquí), en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y presidente honorario del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL) y también autor del libro ‘El Cubo del Líder’.