Mi trabajo en la Nube Post Covid

Esta película ya la habíamos visto. Todo lo que ha pasado en la crisis sanitaria del Covid-19, había sido previsto en algún celuloide de catástrofes, pandemias, invasiones extraterrestres o apocalipsis nucleares. Es como si algún cinéfilo se hubiera inspirado en el cine para hacerlo real, en lugar de lo contrario.

Igual ocurre en el mundo de la empresa. No hay nada que no estuviera ya escrito: teletrabajo, reuniones virtuales, atomización de equipos, delegación de competencias, cada empleado un jefe, planes de contingencia, flexilaboralidad, conciliación, tecnologías, big data, computación en la nube, ecommerce, banca móvil, etc.

Si analizamos la situación actual de las organizaciones respecto a qué va a ocurrir una vez superada la crisis del Covid-19, como si se tratase de la crítica de una película, nos deja un mensaje muy claro: los cambios que estamos presenciando, aunque se han acelerado, ya eran inevitables.

Aceptada y comprendida esta premisa, hay que trabajar con la precisión del orfebre sobre qué cambios se van a operar en las estructuras de las organizaciones a partir de ahora y cómo se establecerán las estrategias.

Sin duda, el comportamiento del consumidor post Covid-19 sumará más inestabilidad a los mercados, ya que de por sí el consumo se había vuelto un factor bastante impredecible sobre las diversas conductas y hábitos de compra.

Estructura satelital

Los cambios continuos tanto de los mercados como de las oportunidades de negocio ya eran consustanciales a nuestra época. Pero el Covid-19 es, sin habérselo propuesto, un acelerador del cambio de estos dos elementos claves: estructura y estrategia.

Desde esta tribuna hemos tratado en reiteradas ocasiones la necesaria transformación de las empresas hacia organizaciones más humanas.

La pandemia está contribuyendo a que en esta necesidad de adaptación urgente a la nueva realidad, que debe efectuarse con agilidad y precisión potenciando el colaboracionismo profesional, surge un elemento esencial durante esta crisis: la red secundaria de relaciones dentro de las empresas para garantizar el éxito.

Una mayor conectividad que, compartiendo información, novedades, actualizaciones, ajustes que hay que introducir en procedimientos, etc., conforma una imagen de un espacio organizacional tipo satelital, en el que el centro de ese universo, la tradicional headquarters (nuestra oficina cuartel general) está siendo orbitada por un sinnúmero de satélites que representan esta nueva estructura post Covid-19.

Desde este Foro queremos advertir que, cuando se hace referencia permanentemente en todos los ámbitos (también lo hemos hecho nosotros) sobre la vuelta a la normalidad, de ninguna manera creemos, ni es bueno tampoco, que la normalidad vaya a ser la misma cosa que era antes.

Hablamos siempre de una nueva normalidad para un nuevo tiempo. Las cosas nunca serán como antes y no volveremos atrás, sino que estamos en dirección a un nuevo futuro. Esta es entonces la nueva normalidad que distará mucho de la antigua. Las cosas evolucionan, suponemos que para mejor, no para quedarnos en el pasado.

Ir al trabajo, quedó obsoleto

Algo sí que es diferente: la ubicación física en la que ahora trabajamos se ha fusionado con los lugares en los que comemos, dormimos, aprendemos, hacemos ejercicio y jugamos.

Esto ha creado una oportunidad inesperada para que las personas vean lo que significa un impacto que ha llevado a un cambio rápido y significativo. Y ha sido dentro de las organizaciones que el Covid-19 ha impreso una especial significancia a este cambio en la forma en que sus empleados operan entre sí, así como con clientes y proveedores.

Y este va a ser el teatro de operaciones futuro. Cometerán un gran error los que crean que era por un período excepcional. Será lo corriente de ahora en adelante.

Las empresas han descubierto rápidamente cómo atender a sus clientes de forma remota, y no hay vuelta atrás. Porque cada industria ha acelerado su propia transformación digital. Como resultado, la demanda de trabajadores remotos altamente cualificados continuará aumentando.

Las organizaciones deberán prepararse para reclutar e integrar talento con este perfil de personas muy bien formadas y experimentadas en Nuevas Tecnologías, para que puedan conformar la nueva estructura satelital que requerirán las empresas.

Medición de la productividad personal

En un mundo post COVID-19, los empleados serán medidos no por el cumplimiento de horarios, sino por lo que se hace, cómo se hace y el valor de su trabajo, en lugar de las tareas individuales y el tiempo que lleva hacer el trabajo. Concepto de eficiencia operativa de equipos de trabajo.

Los líderes efectivos deberán:

– Proporcionar expectativas claras e impulsadas por resultados.

– Ejercer una comunicación transparente con el personal. De lo contrario, no puede cumplir sus objetivos con éxito.

– Motivar a los empleados a desempeñarse para que tengan en cuenta que se van a medir resultados y que se será transparente en dichas métricas.

– La nueva estructura satelital exigirá establecer expectativas de nivel para que el personal comprenda bien las prioridades y objetivos de la organización.

Comunicaciones más fuertes

La aceleración del proceso virtual está dando a la transformación estructural también un aspecto esencialmente basado en las comunicaciones de las personas, que lo están haciendo de manera mucho más eficiente y frecuente en un entorno de red.

Hacerlo bien creando oportunidades

Para hacerlo bien, todos, en todos los niveles, deben crear oportunidades para el diálogo mediante el empleo de numerosos canales. Para ello, los líderes deben facilitar la comunicación y eliminar los obstáculos innecesarios, como controles excesivos.

Esto implica una estructura de gobierno cuya finalidad sea la de impulsar la toma de decisiones hacia arriba y hacia abajo, proporcionando a los empleados las herramientas y la capacitación que necesitan para la comunicación continua y la toma de decisiones locales.

Una vez desaparecida aquella estructura convencional, la que están abordando las organizaciones, es cuando los verdaderos líderes deben intensificar todas las vías y canales de comunicación para facilitar el flujo de información en toda la organización, y muy especialmente con el exterior. Sin dudas. Sin complejos. Lo más importante: sin temores… sólo motivación.

Transparencia y empatía

Tanto los líderes como los empleados deben entenderse y apoyarse mutuamente como nunca antes.

El confinamiento ha provocado un efecto de querer compartir, porque las personas hablan con sus compañeros sobre sus situaciones personales y, como resultado, crean una expectativa de humanidad, escucha activa, apoyo y conexión.

Los líderes que demuestren esta sensibilidad y promueven que el centro de la organización sea la relación interpersonal y una buena comunicación, son las cualidades que más que reconocérselas a él, terminarán reconociéndolas a la empresa, tanto el personal como terceros ajenos a la misma.

Este reconocimiento público a la excelencia generará más confianza en el liderazgo y lealtad de sus empleados. Los líderes que sepan sacar partido a cómo se están dando las circunstancias actuales estarán creando este nuevo diseño en el que orbiten oficina central y demás departamentos.

Por ejemplo, aprovechando que un equipo que trabaja online conformando uno de los satélites de distribución comercial, no sólo estén mejor preparados para llegar de manera eficaz a la clientela actual y potencial, sino que terminarán involucrándose con un mayor grado de compromiso con la organización en el medio plazo.

Además, no estamos exentos de que se pueda volver a repetir un rebrote de la pandemia, que, independientemente de si será más o menos letal que la que aún estamos soportando, podría no sólo colapsar el sistema sanitario, sino a las empresas en general.

La única solución ante una posible nueva crisis de la magnitud del Covid-19 es que el sistema de equipos, departamentos y/o divisiones que formen parte de la nueva estructura, pero de manera orbital (al igual que los satélites) lo hagan – si se nos permite la expresión- con la misma precisión astronómica (es la idea) para que todo funcione.

Por tanto, comunicación en tiempo real y eficaz, para dar respuesta y servicio también óptimo a la clientela.

Si hay algo en lo que todos pueden estar de acuerdo, es que COVID-19 está impulsando un cambio en nuestros comportamientos, y el lugar de trabajo no es una excepción.

Tenemos que cambiar ciertas ideas sobre lo que es posible o lo que no lo es. Nos explicamos: ante la respuesta al principio desordenada que daban las empresas habiendo iniciado un teletrabajo que no estaba previsto, los líderes efectivos fueron corrigiendo y los diversos departamentos ajustando para que el funcionamiento de tipo extraordinario al que se habían visto obligados a implementar, se convirtiera a partir de ese momento en la nueva tónica. Porque estos líderes sabían perfectamente que la excepcionalidad pasaría a ser lo cotidiano. Y así ha resultado. Y así será en los próximos meses y años.

Los empresarios y directivos, en lugar de esperar el reingreso total de la actividad, deberán escuchar a sus líderes y prepararse para establecer expectativas sobre las formas de trabajo que beneficiarán a la organización en el futuro.

Para que los empleados puedan concentrarse en las prioridades comerciales estratégicas de ese nuevo tiempo que también luce nueva estructura, que emplea nuevas estrategias y que finalmente ha adquirido la flexibilidad del gimnasta profesional, porque todos los músculos y sistema nervioso central de la organización están ya persuadidos de que la habitualidad será muy similar a lo que estamos viviendo en el presente.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, director de ecofin.es y vicepresidente de Foro ECOFIN, en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN.

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