Liderazgo de pensamiento positivo

El término positive thinking (pensamiento positivo) se está utilizando cada vez más desde posiciones de liderazgo. En el ámbito empresarial cada vez que se hace referencia a metas, planes y objetivos, estos términos pertenecen al vocabulario técnico del entorno organizacional. Porque si fuese en la vida personal habría que incorporar al menos una palabra clave: felicidad.

Lo que sucede es que ya hace varios años que el liderazgo efectivo se ha preocupado por equilibrar lo técnico con lo personal, y por eso no resulta nada extraño hablar de nivel de satisfacción de los empleados, grado de compromiso e, incluso, felicidad en el lugar de trabajo.

Por ejemplo, una panorámica de la naturaleza que nos deja sin palabras, como una cadena montañosa, alimenta una visión positiva sobre la manera en que comprendemos y sentimos nuestro entorno. En el caso de la naturaleza no tenemos influencia en ella, más bien ella la tiene sobre nosotros, porque nos insufla todo esa relajación mental y espiritual tan necesaria para enfrentar otros entornos más hostiles a los que a diario nos enfrentamos.

La cuestión radica en si vamos a tener la misma actitud positiva que tenemos cuando admiramos las bellezas naturales o, por el contrario, nos olvidamos de éstas y pensamos que estamos solos contra el mundo en nuestra habitual lucha diaria. Justamente cuando éste pensamiento nos invade es cuando estamos en las antípodas del positive thinking.

¿Qué es lo primero que le viene a la mente cuando se despierta?

Si tiene un puesto de responsabilidad en una empresa seguro que su mente empieza desde temprano a ocuparse sobre todo lo que tiene que hacer. La cuestión es qué actitud asumirá respecto a cómo encarar el día y qué cosas le preocupan. Por ejemplo, puede ser que tenga miedo de quedar mal con el nuevo jefe o cierto temor a no tener ocasión de hacer un papel acorde con los conocimientos que tiene, etc. Esté o no en posición de liderazgo, estos resquemores que afloran son normales y la mejor forma de combatirlos es con una actitud positiva que a su vez condiciona si su pensamiento es o no positivo.

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Pero si algo tiene que tener seguro es que la actitud que asuma cada mañana terminará facilitándole no sólo un día razonablemente bueno, sino la consolidación de un camino de desarrollo personal que día a día lo irá garantizando más. Aquello que coloquialmente se dice como “estoy sólo luchando contra el mundo” o “nada me sale bien”, no son precisamente actitudes positivas.

Estos pensamientos negativos perjudicarán esta jornada sobre la que usted está pensando cuando se levanta. Además, esta actitud comprometerán ese desarrollo de carrera a la que aludimos.

Ver el mundo a través de impactos positivos o negativos será una medida directa de la actitud que haya asumido. El positive thinking es aquel que le proporcionará sin que se dé cuenta una mirada diferente que se reflejará hasta en sus ojos. Porque tendrá seguridad en lo que hace y dice. Le generará más energía y felicidad. Estará gozoso de compartir tareas con sus compañeros de equipo. Estará viendo el lado bueno de la luna. Lógicamente, puede ocurrir que un pequeño imprevisto de esa misma mañana le haga ver el lado oculto lunar, pero tiene que tener presente siempre que hay cosas que no necesariamente estaban previstas. En definitiva, en cada día de nuestras vidas, especialmente en el plano laboral, se producen hechos inesperados de los que no se tenían expectativa alguna.

Comenzar el día pensando que va a ser bueno y que el mundo es un buen lugar para vivir es la mejor medicina para reaccionar frente a todos los imprevistos de manera positiva y no con una carga mental y espiritual que le impide a veces caminar sin sentir ese peso del fracaso o de que las cosas no están saliendo como quiere.

Susan Reynolds, co-autora de ‘Train your brain to get happy’ (‘Entrena tu cerebro para ser feliz’) afirma que “la sensación de placer puede ser tan estimulante para el cerebro, que está preparado para responder al placer de manera tal que refuerza el placer”. En otros términos: cuánto más cosas buenas busquemos y percibamos de nuestro día a día, del entorno personal y laboral (de todo nuestro mundo), será también mucho más lo que recibiremos como retorno de dicha visión positiva y búsqueda afable de lo que nos rodea y condiciona nuestra vida.

En el caso de que la elección que haya hecho al levantarme, de manera consciente o inconsciente, sea ver el lado oscuro de nuestro universo en el que tenemos que vivir diariamente, la forma en que arranquemos el día será muy diferente a quién lo haga de manera positiva. Surgirán frustraciones a la primera de cambio o ante un simple no que se reciba de parte de un jefe. No asuma la actitud (no se lo crea) de que todo a su alrededor está conspirando (cosas y personas) en su contra. Esto sólo puede estar en la mente de una persona insegura, con dudas, que antes o después le afectará a su carácter porque llegará a convencerse de que para él o ella el mundo es un lugar hostil en el que vive. Pero, además, provoca depresiones, ansiedad y reduce su capacidad de resiliencia para enfrentarse a problemas importantes, sean laborales o personales.

El positive thinking es una actitud mental y emocional que persigue sólo el lado bueno de las cosas, aunque esto no significa que desconozca o no interprete cuáles son las negativas a las que hay que enfrentarse.

Centrarnos en la parte que da luz a nuestras vidas es la manera de encaminarse a resultados positivos. Una persona positiva está creando los anticuerpos que anulan cualquier vestigio de infelicidad. Anticipa estados emocionales felices, empieza a disfrutarlos desde el primer momento, ayuda a la salud y facilita emprender el camino del éxito. Soslaya obstáculos y todo tipo de dificultades, sean éstas materiales o estén sólo en nuestra mente (nuestros miedos).

Pero no vayan a pensar que el positive thinking es aceptado por todo el mundo. Siempre hay detractores ante los avances en el conocimiento que vamos teniendo en materia de componentes emocionales, relaciones interpersonales y liderazgo en general.

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Remez Sasson es el fundador de SuccessConsciousness.com y escribe desde hace muchos años acerca de la autosuperacion, así como todo lo referido al pensamiento positivo y la motivación. Su obsesión es la mejora de la calidad de la vida de las personas, crecimiento espiritual, meditación y paz interior. Nos parece interesantísimo el relato que hace para explicar las consecuencias que para una persona tiene la aplicación de un positive thinking, por ejemplo, en el caso de presentarse a una entrevista de trabajo.

El caso de Alan es paradigmático en cuanto a entrevista se refiere, su preocupación acerca del momento al que se tiene que enfrentar y cómo son las horas previas. No está seguro de que finalmente pueda conseguir ese trabajo. Su autoestima está baja y se considera a sí mismo como una persona fracasada, pensando a su vez que los otros candidatos serán mejores y más cualificados que él. Esto le lleva a ocupar su mente con una serie de pensamientos negativos que le provocan miedo respecto a su postulación para el empleo durante la semana previa a la entrevista. De alguna manera, estaba anticipando el fracaso.

El mismo día de la entrevista se levantó tarde, se dio cuenta de que la camisa que se iba a poner estaba sucia y la otra disponible debía plancharse para estar en condiciones. Finalmente se fue con la camisa arrugada y sin haber desayunado. En el momento de la entrevista estaba tenso, tenía hambre y una gran preocupación por la camisa que estaba luciendo. Todo esto le ocupaba su mente, lo que hacía más difícil focalizarse como debería en las preguntas del entrevistador. En definitiva, su forma de moverse, comportarse y hablar causaron una mala impresión, por lo que materializó el miedo que sentía y no obtuvo el trabajo. La anticipación del miedo en su mente fue lo que determinó la calificación que hizo el entrevistador.

En el caso de otro candidato, Jim, que también se postulaba para el mismo puesto de trabajo, la situación era diametralmente opuesta, porque su actitud estaba a años luz de la de Alan. Tenía la certeza de que iba a conseguir el trabajo, pero además se había estado preparando durante la semana previa a la entrevista. Siempre estaba visualizándose a sí mismo de la manera en cómo iba a provocar una buena impresión para lograr el trabajo.  A diferencia de Alan, preparó su ropa la tarde anterior y se fue a dormir temprano. Por consiguiente, en el momento de la entrevista no tenía ni sueño ni hambre porque había dormido bien y también había desayunado apropiadamente. No menos importante: llegó con antelación a la hora de la cita.

La moraleja: Jim causó una buena impresión y obtuvo el trabajo. Nunca anticipó miedo en su mente, sólo seguridad de que la cosa marcharía bien.

La pregunta que se formula entonces  Remez Sasson “¿qué es lo que hemos aprendido de estas dos historias? ¿Existió alguna magia?, coincidimos en su respuesta y la ampliamos. “No todo sucedió de una manera natural”, en referencia clara a lo forzada que fue la situación del candidato que finalmente no obtuvo el puesto de trabajo. El pensamiento positivo no sólo es una actitud, sino que se convierte en una forma de conducirse en la vida.

Entonces, cuando analizamos conductas y comportamientos es evidente que las actitudes son pieza clave en ellas. Con una actitud positiva experimentamos sensaciones agradables y felices. Esto, aunque a algunas personas les cueste creerlo, es lo que nos da esa especial mirada (el brillo o luz que irradian nuestros ojos) en el que delatan la seguridad, alegría, así como energía y determinación. O sea, que desde nuestra mente el positivismo termina llevándonos al terreno en el que tocamos alguna forma de felicidad. Todo nuestro ser está expresando nuestra actitud reflejada en nuestros movimientos, gestos, mirada, formas de decir y preguntar, etc.  La actitud y la voluntad son dos gotas de agua que forman parte ineludible de una personalidad feliz, exitosa y comprometida.

Cuando desde esta tribuna hemos hecho referencia al wellbeing, afirmamos que un espacio de trabajo libre de tensiones y mala predisposición de las personas, es un ambiente que no sólo evita el contagio como un virus de las actitudes negativas, sino que es bueno para el rendimiento personal y el bienestar de todas y cada una de las personas que allí comparten la mayor parte de horas de su vida.

El pensamiento positivo y negativo contagia y afecta, pero al mismo tiempo se ve afectado por las personas que conocemos de una manera u otra. Esto se produce de manera instintiva y en un nivel subconsciente, ya sea a través de palabras, pensamientos y sentimientos.

¿De quién proviene la ayuda? ¿De personas positivas o negativas?

Cuando compartimos espacio, tiempo, tareas y responsabilidades no debe extrañarnos que nos guste estar rodeados de personas con mente y actitudes positivas (positive thinking). ¿Por qué? No sólo porque las personas estarán más dispuestas a colaborar, ayudar si es necesario, etc., sino también porque rechazan las actitudes negativas y a cualquier persona, aunque no sea negativa, que en ese instante está defendiendo una posición contraria a los intereses del grupo.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, director de ecofin.es y vicepresidente de Foro ECOFIN, en colaboración con Salvador Molina, presidente de ECOFIN, Javier Espina Hellín, miembro de ECOFIN Business Schools Group, y Ximo Salas, miembro del ECOFIN Management & Leadership de ECOFIN. 

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