La gratitud, virtud del líder

Dar las gracias es gratis. ¿Por qué no lo hacemos a diario? En casa y en la oficina, en el bar o en el transporte, surgen al día miles de ocasiones de diferenciarse de los demás mostrando una cualidad innata del liderazgo personal. El subordinado se vuelca con un líder que sea comprensivo y agradecido, que valore su trabajo y empatice a través de una mirada, un elogio o unas palabras de agradecimiento.

La historia de la evolución humana da un vuelco copernicano en dos momentos claves de nuestra civilización, que corresponden primero al lenguaje hablado y más tarde al escrito. Cada lengua es única en el mundo, pero también expresa de manera particular la palabra ‘gracias’. No hay fronteras para que la gratitud se manifiestae cualquiera que sea la nacionalidad, geografía, edad, condición social, etc. La gratitud es en sí misma un instrumento tremendamente potente en las relaciones interpersonales y consecuentemente en las organizaciones, así como la sociedad en su conjunto.

abrazo

En las sociedades modernas actuales, la gratitud tomó cuerpo y forma a lo largo y ancho del globo, mediante asociaciones, fundaciones y una suerte de diversidad de ONG’s que llegan hasta donde no llegan las políticas de los gobiernos. Porque desde el fabuloso ejemplo que es dar y el beneficio que significa para los más necesitados se recibe como contraprestación una inmensidad de agradecimiento que no tiene valor económico, millones de expresiones de gratitud que terminan conformando una nueva forma de convivencia social que no puede coexistir sin la gratitud de las personas y los líderes. Si no comprendemos esta filosofía de vida absolutamente humanista, no podremos evolucionar en la escala humana y social por más tecnología que tengamos a disposición. Este es el gran desafío del liderazgo actual.

En el amplio campo del liderazgo, es un concepto que no es nuevo, aunque sí lo es en cuanto a su aplicación, ya que como toda evolución en materia de relaciones humanas, lo que tiene que cambiar más allá de la conducta individual, es la cultura colectiva. Y éste es un cambio que cuesta tiempo y siempre tiene reacciones negativas de los que se oponen a la evolución y modernización de las pautas culturales. Lo que sí es cierto y de ello hay evidencia, es que la gratitud tiene el poder de cambiar todo y a todos.

Reflexiones sobre la naturaleza humana

Un profesor universitario hizo un viaje con un amigo que sentía una especial atracción por la naturaleza. Se pasaba horas observando y tratando de comprender por qué sucedían determinadas cosas.

Daba igual que fuera el cambio de colores de las hojas de los árboles en otoño o la metamorfosis de un gusano de seda. Eran amigos desde la infancia, por lo que había una amistad sincera y profunda. El profesor de filosofía disfrutaba con la pasión que compartían de viajar, pero además siempre se mostraba interesado por las reflexiones de su amigo que le daban nuevos puntos de vista sobre las cosas. Le ayudaba a pensar y cómo él mismo decía, a mejorar su actitud y pensamiento hacia terrenos más positivos.

En uno de estos viajes, su amigo empezó a reflexionar sobre la naturaleza humana, diciendo cosas como que “donde quiera que uno pueda ir siempre hay un motivo para quejarse. No es nuestro caso, aunque sí lo hace la gran mayoría. Y si se quedan en casa también lo hacen porque siempre hay un motivo para la queja”

Entonces el profesor sorprendido por su reflexión que ese día no tenía nada que ver con el aire contaminado, el cambio de estación o cualquier otro tema vinculado a la naturaleza, le preguntó:

– ¿Qué ha pasado hoy por tu cabeza para hacer esta afirmación?

– Nada en particular. Pero creo que deberíamos ser más agradecidos en la vida, pero no sólo por dar las gracias en un momento puntual, sino que forme parte de nuestra cultura. La gratitud, estar agradecidos, es algo que no es frecuente en Occidente, cuando sí lo es y forma parte de la naturaleza de los hombres y mujeres orientales.

– ¿Crees que tendría consecuencias en el liderazgo político, en los negocios y en general, la manera en cómo se trata a las personas en las organizaciones?

– Por supuesto que sí. La gratitud es un auténtico motor de motivación y de alto rendimiento, pero lamentablemente no se aplica porque falla la sensibilidad hacia la otra u otras personas que comparten espacio, tareas, responsabilidades, etc.

Los dos amigos siguieron viajando durante mucho tiempo y la experiencia emocionante de pretender comprender mejor la naturaleza, su fuerza y formas, dejó paso a dedicar tiempo a profundizar exclusivamente en la humana, también con sus maneras de manifestarse, su poder y cuáles serían las consecuencias de la gratitud si la aplicásemos todos los días, de manera natural en las organizaciones.

El proceso de humanización imparable y la gratitud

En la propia cultura japonesa, hay palabras que expresan gratitud con el deseo de pagar a otros por lo que se nos ha dado. No es que los japoneses se sienten agradecidos o que expresan su gratitud, sino que realmente experimentan una necesidad de dar algo a cambio. Podría pensarse como el aprecio que estimula un sentido de obligación, que no está impuesta por ninguna persona, pero que surge de forma natural dentro de nosotros cuando reconocemos cómo hemos sido apoyados y cuidados por los demás.

El proceso de humanización que en los últimos años se ha convertido en una fuerza imparable en las organizaciones, ha tenido un responsable directo, que es un nuevo tipo de liderazgo que se apoya en la gratitud. El papel de los líderes en la creación de una cultura de este tipo es fundamental.  Se necesita confianza en sí mismo, la humildad y la conciencia – de uno mismo y los demás – para articular el aprecio por todas y cada una de las personas que comparten espacios de trabajo y objetivos comunes.

Se necesita que las personas tengan la firma convicción (crean y entiendan) que los niveles de desempeño personal y la preocupación constante por el rendimiento en el puesto de trabajo, tiene una receta sencilla cuando lo que las personas sienten es que son apreciadas y reconocidas.

Sin embargo, hay que ir en el liderazgo a un plano mucho más profundo, porque no sólo debe importar lo que una persona hace o deja de hacer, sino, en quién es, qué función está desarrollando, cuál es su verdadera contribución, que méritos y/o virtudes personales se le atribuyen, etc., pero además de que lo sepa, que se sienta que existe una preocupación al mismo tiempo que se le destaca en su contribución al equipo, porque el sentimiento de gratitud que viene desde arriba se extiende en las otras personas que están a su alrededor, teniendo consecuencias positivas que pueden llegar a asumir características extraordinarias.

El impacto –de esto se trata- se opera en el cambio de actitud frente a la propia vida, porque un liderazgo de gratitud invita a la reflexión sobre las cosas que hacemos y cómo mejorarlas.

En algunas filosofías orientales, el tiempo es un factor fundamental y es justamente en su cultura dónde la pausa y la reflexión son prácticas cotidianas. Pero esta práctica trasciende la vida personal y llega a la profesional y a componer parte de la cultura corporativa de las organizaciones. Los profesionales, directivos y personal, están acostumbrados a reconocer y expresar gratitud por las cosas y las personas, pero no es un valor implícito. Lo expresan, no se da por sentado. Esta es la diferencia con Occidente, en que la velocidad y el tiempo son como dos virus que atacan la capacidad de reflexión y la tan simple manera de conducirse con humildad y gratitud frente al resto de personas.

Cuando las personas expresan gratitud, no sólo se benefician del reconocimiento de algo o alguien que hace una diferencia positiva en sus vidas, pero también lo hacen los destinatarios de los sentimientos de gratitud. Porque cuando el líder expresa gratitud por sus equipos, o también a su clientela, está produciendo un sentimiento de la organización en su conjunto, que extiende y lleva la apreciación sobre los gestos y actos de los demás, a todos los círculos en los cuales las personas y la organización actúan.

La cultura corporativa sabemos que se extiende allende las fronteras organizacionales. La estructura de la empresa no es una frontera o un límite que inhibe a apreciar y agradecer fuera de ellos, sino una extensión que va más allá de los círculos íntimos de equipos y personas en los puestos de trabajo.

En ECOFIN Management & Leadership, así como en ECOFIN Business Schools, nos preocupa y al mismo tiempo nos inquieta la tendencia actual en muchos campos del conocimiento a apartarse de la doctrina, cuestión que nunca trae buenos resultados. Con esto no queremos decir que cuestionamos todo el avance de las NT’s y las nuevas formas de cómo se estructuran las organizaciones. ¡No! Lo que significamos, es que de nada sirve esta tremenda evolución tecnológica, si no cuidamos los aspectos esenciales que conforman organizaciones, negocios y la sociedad en general, o sea, personas. Y esta es la clave del nuevo tipo de liderazgo que va aflorando y que desde ECOFIN investigamos, replicamos cuando creemos que hay debate abierto sobre alguna cuestión en particular, pero siempre, respetando lo que consideramos fundamental: una evolución doctrinaria que vaya incorporando las nuevas formas en la que líderes y equipos se relacionan entre sí, porque de ello dependerá en definitiva el rendimiento y productividad de los equipos de trabajo y el nivel de competitividad de las organizaciones.

 Los principios para cultivar la gratitud en el liderazgo

La gratitud es un valor en sí mismo e independiente de las circunstancias objetivas que se dan en el trabajo y en la vida personal.

– La gratitud es una función de la atención que se presta a otra persona, basada en la empatía y la intención de agradar y transmitir hasta con gestos este agradecimiento.

– No dar por sentado que la gratitud la recibimos regularmente.

– La reflexión y la meditación ayudan a cultivar la gratitud.

– La palabra y el gesto mejora nuestra experiencia de la gratitud.

– Tener consciencia de que todo lo que recibimos y se nos ha dado nos lo merecemos, porque nuestro profundo sentido de agradecimiento y la humildad con la que nos conducimos en la vida, multiplicará las formas en que recibiremos la gratitud.

Dale Carnegie (1888-1955) fue un gran promotor de lo que conocemos en al actualidad como la asunción de responsabilidades, siendo una de las ideas centrales de sus libros, que resulta posible cambiar el comportamiento de los demás si cambiamos nuestra actitud hacia ellos. De ahí que consideremos como buen colofón de nuestra aportación de hoy, una especie de sentencia doctrinaria, porque efectivamente ha superado con notable el paso del tiempo: “No es lo que tienes o lo que eres o dónde estés o lo que estés haciendo que te hace feliz o infeliz. Es lo que se piensa sobre ello”.

 ¡Qué duda cabe entonces que cuando aflora el sentimiento de agradecimiento y llega de una persona a otra, el pensamiento de la que da cambia porque también ha cambiado el pensamiento de la que recibe! Y esta es la clave de fuerza que tiene la gratitud. Por tanto, el liderazgo actual debe mimarla para que se pueda lograr mejores espacios de convivencia y relaciones interpersonales.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, director de ecofin.es, en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN, Javier Espina Hellín, miembro de ECOFIN Business Schools Group, y Ximo Salas, miembro del ECOFIN Management & Leadership de ECOFIN.

 

 

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