Habitualmente, cuando nos referimos a esas expresiones que de tiempo en tiempo se ponen de moda, que se convierten en un lugar común, así como una idea o expresión muy repetida, la identificamos como tópico. ¿Era un tópico cuando se decía que “faltan hombres líderes que lideren como mujeres”, expresión que se puso de moda en el inicio de la segunda década de este siglo XXI?
Ya hace varios años, en un encuentro de mujeres emprendedoras en Nueva York (Women Entrepreneurs Rock the World), un afamado autor sobre liderazgo, Simon Sinek, a quien le hemos dado réplica en esta tribuna, dirigiéndose al auditorio, dijo: “Lo que falta en el mundo actualmente son mujeres líderes. Aunque también faltan hombres líderes que lideren como mujeres. En materia de negocios, venimos enseñando desde siempre el liderazgo de los hombres y, lo que es peor, les hemos enseñado a vosotras, mujeres, liderar como hombres. Ignoren estas enseñanzas y sigan sus instintos”.
Sinek, como siempre, no nos sorprende por su capacidad de anticipación, por su visión de un mundo que siempre termina llegando con sus valoraciones en el ámbito del liderazgo y de la forma en que se conducen las personas en las organizaciones.
Mujeres liderando
Este liderazgo de la mujer se había puesto de manifiesto con rotundidad desde el inicio de la Crisis Financiera Internacional de 2008-2009, porque la tipología de líder convencional y masculino no iba a dejar de estar buscando afanosamente beneficios para su organización, antes de que se entrase en recesión.
El problema surge cuando a este tipo de líderes le sobrevino el recorte de beneficios y ya no podía cumplir los objetivos que se habían fijado con los accionistas. En cambio, la mujer no focaliza tanto en los números como en las personas (los equipos de trabajo), tratando de llegar a compromisos entre organización y empleados para lograr que la empresa pase a la categoría de sostenible. Por supuesto, no desprecia los resultados, pero sabe que se construyen con el esfuerzo de todos y no simplemente con recortes de plantilla. Esta es una clara diferencia en el liderazgo de la mujer.
En la conferencia de Nueva York, Sinek decía también: “Si usted quiere que la gente le ayude a construir su visión, esta tiene que ser tangible y expresada de manera simple para que todo el mundo pueda tener la misma visión”. Los números y los datos son importantes para medir el crecimiento o cómo se está atravesando un momento recesivo y muy complejo en el mercado; pero la visión debe ir más allá de los números en referencia clara a que los momentos excepcionales como el que se estaba viviendo en aquella crisis, o la que nos sobrevino con el Covid -19 en 2020; son hechos que como un auténtico seísmo requieren de medidas excepcionales, especialmente en la gestión de los recursos humanos.
A preguntas tan simples de cómo atienden mejor los problemas, preocupaciones, sugerencias, opiniones, etc., del personal, ¿los hombres en posiciones de liderazgo o las mujeres ejerciendo tal función?, la respuesta es contundente: sin excepción alguna, son las mujeres las que lo hacen mejor porque, por su propia naturaleza en la gestión de las emociones, son más sensibles y empatizan mucho mejor que los hombres, especialmente en momentos conflictivos.
No se puede contar con compromiso alguno de las personas cuando estas tienen desconfianza en la dirección de la empresa más que en el mercado. Y para generar la confianza, la mujer es la número 1: escucha y empatiza, fortalece los lazos y las relaciones interpersonales, le saca partido al intercambio de opiniones y aprovecha la experiencia de todos los cuadros, especialmente los que tienen trato con los clientes. No va con la soberbia por delante, más bien todo lo contario: se caracteriza por esconder sus conocimientos y experiencia, y sólo mostrar soluciones a los problemas dejando de lado los egos estúpidos mucho más habituales en el género masculino.
Ambos, hombres y mujeres, son buenos líderes en el momento que obtienen buenos resultados. Pero los primeros sufren más por la cuenta de explotación y los beneficios netos que las mujeres líderes, que, si bien cuidan los resultados, lo que las diferencia es que prefieren dar menos beneficio este año para garantizar más beneficios en el futuro.
Tienen una mejor perspectiva del tiempo y los plazos. Apuestan decididamente por proyectos que sean sostenibles en el tiempo. Que no solo los beneficios sean para la organización, sino que los resultados se trasladen en diversas maneras a los empleados, como, por ejemplo, mejores condiciones para formarse y capacitarse y hacer una carrera en la empresa. Sin duda, la mujer líder también es mucho más sensible al impacto social y económico que la empresa que lidera tiene en la comunidad en que está radicada. Incluso comunican mejor con la parte propietaria, porque tienen la habilidad de hacerle ver de manera simple pero efectiva su visión de negocio y de empresa.
El hombre se preocupa más por el negocio que por la propia organización, excepto aquellos buenos líderes que han comprendido la efectividad de las reglas del liderazgo de la mujer. Las han observado y valorado los resultados de su gestión, ya que cada año hay más mujeres en posiciones de liderazgo en la lista de las 500 más importantes corporaciones de la lista de la revista Fortune.
La era post-feminista
Vivimos, como alguien dijo, una era post-post feminista porque hombres y mujeres son diferentes en ciertos aspectos, especialmente en cómo actúan, y esto puede verificarse perfectamente en el ámbito laboral. No es que sean diferentes, que lo son, sino que lideran de manera distinta.
Una característica irrefutable del liderazgo de la mujer en el presente es su capacidad para innovar y crear nuevos negocios. Durante los últimos veinte años, Hadary, fundadora del Centro de Investigación de la Mujer (Center for Women’s Business Research), y Henderson Prospect Associates, una empresa de investigaciones biomédicas, ambas en Estados Unidos, han llevado a cabo investigaciones de la mujer en su rol como líder. Hay datos que están sustentados en prestigiosas universidades y escuelas de negocio, como es el caso del MIT (Massachussetts Institue of Technology), que ha llegado a la conclusión de que los equipos de trabajo más creativos y productivos cuentan son mujeres entre sus filas.
Llegaron a demostrar que las mujeres que consiguieron mejores objetivos son las que han definido el éxito con su propio estilo, integrando muy bien los equipos y obteniendo muy buenos resultados financieros en la creación de los nuevos negocios. Y lo hicieron porque reflejan la mayor pasión que ponen en sus acciones (mayor responsabilidad social corporativa, preocupación por los productos y servicios ofrecidos, mejores oportunidades para que los empleados puedan desarrollar su carrera profesional dentro de la organización, etc.).
Pero algo que sorprende es que, si bien se exigen mucho a sí mismas para alcanzar las metas, una vez logrado los objetivos ellas mismas suben el listón mucho más alto. Tienen un espíritu altamente competitivo y son tremendamente exigentes con los valores y principios en los que creen y practican.
Es más fácil encontrar un hombre hipócrita en un ambiente de trabajo que una mujer, porque ella siempre es directa, dice lo que piensa y le preocupa, a su vez, lo que piensan y sienten los demás.
Es más sensible, no tiene que hacer ningún esfuerzo porque es parte de su naturaleza. También identifican las oportunidades y diferentes alternativas de negocio, porque son de espíritu colaborativo.
La mujer sabe mejor que nadie que el éxito es un proceso y no es un golpe de suerte en determinado día.
Artículo coordinado por José Luis Zunni, presidente y CEO del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL), director de ecofin.es, vicepresidente de Foro ECOFIN y autor del libro recién publicado ‘El Cubo del Líder’ (Ed. Kolima; disponible a la venta pinchando aquí), en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y presidente honorario del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL) y también autor del libro ‘El Cubo del Líder’.