Hay que vencer a la mente: ¡a nuestra mente! Ella es nuestra principal aliada, pero también nuestro mayor enemigo. Gestionar las emociones y controlar los recuerdos se hace un reto permanente. Como dice el coronel Pedro Baños: “El verdadero dominio, el verdadero control, se realiza a través de nuestras mentes”. Y es que quién controle el poder mental, tendrá el control del mundo.
En una jornada cualquiera en la rutina diaria de una persona, se producen una cantidad de impactos negativos que recibimos en las noticias desde que nos levantamos hasta el mismo momento en que nos vamos a acostar por la noche. Es como si el pesimismo se apoderase de nosotros. Basta revisar las últimas noticias y tomar consciencia de que estamos recibiendo una cantidad de inputs diarios de información, de los cuales una gran parte, nos guste o no, es de tipo negativa. Basta ver un telediario para confirmar este extremo.
Por tanto, este tipo de impactos, muy extendido durante 2020 y 2021 por motivo del Covid-19, nos hace que se acumulen simultáneamente sentimientos de miedo, ansiedad, estupor, etc. Es normal que los niveles de estrés se disparen en la misma proporción que nuestra incertidumbre respecto al futuro.
Pero es que todos estos factores externos que no podemos controlar, hay que sumarle los que pertenecen a nuestro entorno más próximo, el laboral y familiar, que se supone sí lo podemos al menos gestionar un poco mejor. Aunque igualmente los problemas actuales derivados del Covid-19 en todos los ámbitos de la sociedad, ha pasado doble factura, lamentablemente unas 120.000 personas que nos han dejado (esto es lo más trágico) y también, el tremendo impacto en la economía.
Pero lo que pretendemos con esta contribución es en qué medida podemos aplicar algún método que nos haga ganar confianza en nuestras acciones.
Pensar en nuestra imagen objetivo
No es una trampa intelectual, sino que debemos explicar a nuestros lectores/as que son muchísimas las personas que no terminan de creerse el efecto que produce, en nuestra dosis de confianza, visionar en nuestra mente con un simple ejercicio aquello que nos proponemos alcanzar. Porque impacta en nuestras decisiones que estamos por tomar.
Los logros futuros, por más lejos que se encuentren de nosotros en el momento en que iniciamos este ejercicio, asumirán una categoría de posible en el imaginario que nos hemos formado.
En definitiva, la mente no distingue la visión futura y de hechos probables de la actual que tenemos enfrente porque la estamos construyendo. Pero sí esta actitud está marcando una diferencia sustancial en cuanto a soslayar y con frecuencia eliminar, esos obstáculos que también de manera constante se nos aparecen.
A veces, sensaciones muy negativas, tales como miedo al fracaso, que el proyecto operativamente no funcione, etc.
Por eso, revisando nuestra visión que tenemos a través de una nueva visualización (el esfuerzo de buscar la imagen que nos esté motivando y energizando), la convertirá en una panorámica mucho más clara de lo que tenemos entre manos y los objetivos que nos hemos propuesto.
Es evidente que la ejercitación y el buen entrenamiento de las personas que practican meditación y técnicas de yoga, les ayudará a este tipo de visiones potenciadoras. Es muy habitual buscar un método que nos quede cómodos, tal como caminar de manera pausada y respirando con un ritmo que nos permita inhalar en profundidad, retener el oxígeno sintiendo que se están llenando nuestros pulmones, para a continuación exhalar también lentamente mientras seguimos caminando.
Se producen dos sensaciones diferentes: la física que es la de escuchar nuestros latidos del corazón, la manera en que el oxígeno entra en nuestros pulmones y cómo tensionamos los músculos de todo el cuerpo respondiendo al ejercicio; la segunda es la anímica, que está motivándonos a llevar adelante nuestra tarea, responsabilidad, proyecto, etc., porque estamos viendo que es posible, que estamos capacitados para ello, que hemos hecho un esfuerzo preparándonos, etc.
Las pequeñas victorias para alcanzar la meta
Este proceso de “ganar en la mente” nos permite desarrollar a su vez un nivel de determinación (podríamos llamarle también coraje) para superar cualquier desafío. Con confianza se llegará a la victoria final a través de un proceso de pequeñas victorias hasta que alcancemos la meta.
No es inusual que nos surjan dudas; en algunos casos llegamos a mostrarnos muy inseguros, por lo que es conveniente descubrir cuál o cuáles podrían ser las causas de esa incredulidad temporal que nos ha invadido.
El método clásico de examinar nuestras fortalezas y debilidades es de gran utilidad, pero además debemos esforzarnos en conocer en profundidad qué otras limitaciones que escapan a nuestra voluntad pueden estar contaminando nuestra motivación y nos producen esta pérdida de confianza en nosotros mismos. De ahí que profundizar en la realidad de la situación nos ayudará mucho para fortalecer nuestros comportamientos en determinada dirección.
La creencia en uno mismo no sólo es importante, sino que debemos aferrarnos a ella como si tuviésemos una especie de manía sobre cuáles son nuestras creencias, principios y valores.
Esto nos ayudará a sentirnos más fuertes anímicamente. Porque cuando se necesitan demasiadas opiniones externas, de personas próximas u otras más lejanas, evidencia una inseguridad que se basa en no tener la absoluta certeza no sólo en la meta que tenemos que alcanzar, sino, y lo más preocupante, cuál creemos que es nuestra misión en la vida.
Muchas veces al actualizar la visión del entorno, debemos revisar la misión que tenemos. La autoconfianza y la auto-creencia significan estar dispuestos a ir, si cabe, en contra de la opinión de otras personas, en algunos casos, oponiéndonos de frente a la corriente de opinión general porque estamos convencidos que nuestra visión es la correcta y que estamos fuertes para afrontar los retos.
Esta forma de ver las cosas es la que hace que nos mantengamos entusiasmados con el proyecto o la empresa que tenemos por delante. Pero hay una cosa segura: la creencia inquebrantable proviene de la experiencia. A mejores logros obtenidos más confianza para afrontar los nuevos.
Cuando los obstáculos nos parecen insalvables
Los problemas a veces nos parecen insuperables. El líder de una organización de consumo masivo, ante las informaciones aparecidas en los medios de comunicación como consecuencia de un expediente de regulación de empleo dijo:”¿Cómo lidiar con esto?”. Entonces, uno de los miembros de su equipo le respondió: “Tienes una sonrisa en la cara. ¿Cuál es el secreto?”. Si bien no hubo respuesta verbal, sí gestual que afirmaba la confianza en las negociaciones que venía llevando.
La confianza se contagia como la negatividad también
Cuando se afirma que hay que centrarse en lo positivo, es que debemos partir de una buena focalización del problema o cuestión que tenemos entre manos.
Tiempo hay para ver los factores negativos. No queremos decir que hay que ignorarlos a estos últimos, pero sí poner en el orden de prioridades las acciones que nos permitan asegurarnos el éxito y el buen cometido, mientras de manera simultánea, pero sin estridencias, se analizan y se toman acciones sobre cómo neutralizar o eliminar dichos elementos que son perturbadores en nuestro proceso.
Cuando estas acciones entran en la esfera de nuestra responsabilidad, ninguna otra persona puede reemplazarnos porque somos los que estamos llevando el tema. En todo caso, puede sumarse y contribuir, caso de que haya que necesariamente hacer intervenir a varias personas de un departamento y/o equipo.
Pero, en principio, ninguna otra persona tiene en ese momento ni la confianza ni el poder. Porque creemos en nosotros mismos. Y si no lo hacemos ninguna otra persona lo hará. Pero además la confianza es contagiosa y el personal de una organización siempre tiende a sentirse atraído y más cómodo con aquellas personas de las que emana confianza y credibilidad en lo que piensan y hacen.
¿A qué se deber esta reacción? A que tienen un claro propósito en sus acciones, que cuando las ejercen en su condición de líderes, ayudan a motivar a los equipos.
La mente domina nuestras acciones
Si no controlamos nuestra actividad mental de manera que sea abierta y flexible dentro del contexto organizacional en el que nos movemos, seguramente aquellos elementos negativos que también la impactan nos dominarán en cuanto a generarnos dudas, miedos y demás inseguridades que alteren ese nivel de confianza requerido.
Si mantenemos clara nuestra visión, nos aferramos con seguridad a la meta que nos hemos impuesto, entonces podremos mantener una imagen de crecimiento (ese ejercicio mental al que aludíamos), pero que va tomando forma en las acciones que emprendamos porque estamos siendo motivados por nuestro pensamiento, la firme creencia en nuestros valores, y no menos importante, la confianza también que tengamos en el resto de personas que conformamos el equipo.
Además, el líder efectivo tiene esa visión privilegiada del mundo, que le hace que los demás confíen en él, pero muy especialmente, que se desate el talento y explosione la capacidad creativa del grupo.
La intuición por saber cómo actuar porque se tiene la capacidad de anticipación dada por la experiencia y la capacidad intuitiva, ayuda a contagiar el positivismo a todas las personas de la organización, pero además les atrae siempre estar muy próximos a un líder exitoso que trabaja para la organización, sus equipos y en última instancia su persona.
El líder no se coloca en primer lugar, sino que prioriza personas y proyectos. Establece las expectativas adecuadas y forma a sus subordinados en las necesarias capacidades para afrontar los retos. La confianza no sólo se contagia, sino que se ayuda a que los demás aprendan a desarrollarla.
¿Se puede aprender a creer en uno mismo?
Si no se cree en uno mismo, ninguna de las tácticas, técnicas, contextos y estrategias aplicadas, tendrán valor alguno. No llegarán a tener significación en el proceso por el cual se está buscando alcanzar la meta y obtener buenos resultados.
Si en algo se esfuerza el líder efectivo es en enseñar que los pasos a dar no deber ser gigantescos y saltos en el vacío, sino pequeños, con contenido, soporte, buena asignación de recursos; pero, además, sobre los que todo el personal esté perfectamente persuadido de que están en el buen camino.
De ahí que el líder logre transmitir la perspectiva de medio y largo plazo para que todas las personas comprendan la importancia de los pequeños pasos en el presente.
También desde el liderazgo efectivo puede ensañarse al personal, especialmente a los equipos de alto rendimiento que están sometidos a un elevado estrés derivado de su responsabilidad, que lo más importante es dominar la propia psicología, de manera tal de saber qué hacer en cada circunstancia por más adversa que se presente, buscando que la negatividad no se apodere de esa actividad mental referida.
Cómo lidiar con las influencias negativas en su vida
Nunca debemos subestimar el poder de la influencia porque tiene un gran impacto y puede llegar a ser muy poderosa.
Es frecuente no darnos cuenta de que estamos siendo fuertemente impactados e influenciados por determinadas personas.
Con razón algún compañero o jefe nos advierte, pero nos cuesta comprender, ya que esas influencias se desarrollan durante un largo período de tiempo. Son silenciosas y a veces nos hacen ciegos ante los hechos evidentes.
Esas sutiles influencias necesitan ser estudiadas cuidadosamente si realmente queremos que nuestras vidas resulten de la manera que hemos planeado. Hay que evaluar a todos los que son capaces de influir en nuestra vida de cualquier manera.
En la medida que no seamos capaces de librarnos de las influencias negativas, sea porque no nos hemos percatado o porque no nos parece real tal situación, aunque no queramos estaremos disminuyendo nuestra capacidad de confianza en nosotros mismos.
Liderazgo y confianza
Nos parece brillante la definición de liderazgo y autoconfianza como esencia de las organizaciones que da Paul Wellstone (1944-2002), que fue senador de los Estados Unidos por Minnesota, llegando a ser profesor de ciencias políticas de la Universidad de Carleton.
“Enfatizo la autoestima, la autoconfianza y la dignidad, no como un ideal, sino como una prueba real de la organización comunitaria. Sin el desarrollo del liderazgo, las organizaciones comunitarias no tienen poder de permanencia”.
El pensamiento de Wellstone tiene más vigencia que nunca en la complejidad de las sociedades actuales. Especialmente la confianza es un tema central de muchos autores y analistas de las ciencias políticas.
Este ámbito del conocimiento, es lo más próximo que podemos encontrar para definir el amplio campo del liderazgo, que abarca lo público y lo privado, la política gubernamental y la de las organizaciones privadas.
Cuando un intelectual como Wellstone dice que sin “el desarrollo del liderazgo las organizaciones comunitarias no tienen poder de permanencia”, nos toca de cerca en cuanto a la problemática actual de la crisis que en los últimos años hemos padecido en el liderazgo europeo. Así de simple.
Wellstone coloca a la confianza y la dignidad “no como ideal, sino como prueba real” de toda organización de tipo comunitario. En definitiva, subroga el liderazgo como ciencia a la propia psicología del individuo por el que la creencia en nosotros mismos marca la diferencia entre poder llevar a cabo una acción o no hacerla más allá de los resultados.
Artículo coordinado por José Luis Zunni, director de ecofin.es, vicepresidente de Foro ECOFIN y autor del libro recién publicado ‘El Cubo del Líder’ (Ed. Kolima; disponible a la venta pinchando aquí), en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN, y Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y secretario general de EUPHE (European Union of Private Higher Education).