La autoconsciencia de la actitud

Hay dos palabras que nos suenan al oído casi como iguales, pero evidentemente distan mucho en dicha igualdad. Porque si bien su significado no puede ofrecer duda para cada una de ellas, se ha recurrido mucho en el ámbito del liderazgo a utilizarlas como términos contrapuestos y muy explicativos. Nos referimos a actitud y aptitud. La primera es la que nos ocupa hoy.

¿Qué es tomar consciencia de la actitud?

Lo primero que debes hacer como persona es completar e incluso cambiar tus datos (los que tengas) para poder cambiar tu actitud. Esto qué significa: que con toda probabilidad estás haciendo una composición de lugar sobre una persona o también sobre una cosa, sin tener todos los elementos para valorar debidamente lo que estás viendo y comprendiendo.

Además, debes de tener en cuenta que la voluntad de ganar, de buscar el éxito en tu trabajo o en el proyecto que estás emprendiendo, no es nada sin la voluntad de prepararte para ganar. Así de claro.

También es cierto que vas a conseguir lo que quieras y desees si ayudas a otras personas a conseguir lo que quieren. ¿No has escuchado hablar de actitud solidaria? No se corresponde solo con esa acción altruista que tiene que ver con fines sociales (muy loables, por cierto) de apoyo a los más desfavorecidos. No lo decimos en este sentido aquí. Lo que venimos a significar, es que en los ámbitos laborales en los que pasas gran parte de tu vida, el apoyo y colaboración hacia otras personas, es esa actitud que los demás valorarán en ti.

Aclaremos qué es la autoconsciencia

La autoconciencia implica que hagamos una revisión de cómo están nuestros pensamientos, emociones y cuáles son los principios y valores con los cuales actuamos. Desde ya que cuando la practicamos a través de la reflexión profunda, por ejemplo, ante una situación crítica que estamos pasando en el trabajo o a nivel de nuestro entorno personal, se convierte en un mecanismo que influye en nuestro desarrollo personal. Porque es muy fácil que descarrilen nuestras emociones al ritmo que vivimos, las preocupaciones constantes que nos produce la situación generalizada de la economía, la falta de estabilidad, la propia inseguridad que vemos en las decisiones políticas que toman los gobiernos, etc.

Todo ello, hace que nuestras emociones estén muy sensibles ante pequeños cambios. Estas modificaciones que casi pueden medirse en micrones, pueden tener un impacto muy negativo en nuestras actitudes. ¿Por qué? Porque con frecuencia no nos damos cuenta de nuestros propios cambios de ánimo debido a esa comunicación interior que tenemos con nosotros mismos y que nos dice que algo no va bien, pero en realidad no sabemos a qué atribuirlo. Nos preguntamos qué es lo que desencadenó un estado de ánimo que no nos gusta. Por qué nos sentimos más deprimidos cuando en realidad no somos personas que nos deprimamos con facilidad.

Si algo hemos aprendido de la gestión de las emociones en el liderazgo efectivo, es que pueden salirse de control bastante rápido si no estamos al tanto de cómo y bajo qué circunstancias se activa nuestra naturaleza emocional (por ejemplo, es posible que no nos demos cuenta de cuánto nos molestan personas que pegan voces en el departamento de la empresa en la que trabajamos).

Por tanto, la autoconciencia implica monitorear nuestro estrés, pensamientos, emociones y creencias. Es importante, porque es un mecanismo importante que influye en el desarrollo personal. Puede considerarse la habilidad de conectarnos de forma coherente con nuestros sentimientos, pensamientos y acciones.

Entonces, cuando asumimos la autoconciencia también se produce un aprendizaje: el de tener un mejor conocimiento sobre nosotros mismos, reconocernos de la forma cómo nos perciben otras personas. Lo que los otros ven en nosotros. No debemos dejar de ver en los otros a personas que también tienen sentimientos y emociones, por lo que es lógico que como en nuestro caso, tengan mejores o peores estados de ánimo.

Por tanto, implica que la autoconsciencia da espacio al reconocimiento de nuestras fortalezas, así de cómo comprender y derrotar a nuestras debilidades. Nos alerta de los desafíos a los que podemos enfrentarnos, logrando así gestionar de mejor manera nuestra inteligencia emocional, que es la pieza fundamental para ser un líder efectivo.

Autoconsciencia significa saber conducir nuestras vidas, debido a que, la inteligencia emocional nos permite tener una clara comprensión de lo que somos y lo que nos rodea. De ser sensibles hacia los demás y de preocuparnos por ellos. De transmitir con nuestra actitud esta preocupación. Que se perciba como una posición sincera y que delate proximidad.

Cuando aprendemos a consolidar la autoconsciencia en nuestras vidas, es una buena estrategia para consolidar a su vez nuestros proyectos de vida, percibiendo de este modo el aquí y ahora, teniendo claro cuál ha sido nuestro pasado y siendo un mecanismo imprescindible para encausar el camino de nuestro futuro. Un futuro que buscamos con actitud decidida por encima de cualquier otra consideración.

Muchas personas asumen posiciones que quizás no hubiesen sido la mejor opción, porque no poseen una autoconciencia frente a las situaciones a las que se enfrentan, que les generan una dificultad para resolverlas y que les dificulta entonces de manera seria, cómo gestionarlas.

El desarrollo de una personalidad sana y fuerte

Para desarrollar una personalidad que podamos definir como sana y que goza de una gran fortaleza para enfrentarse a los problemas y los retos cotidianos, hay que tener en cuenta que serán muchísimos los factores que nos pueden afectar. Una persona está expuesta a muchas situaciones físicas y emocionales que hacen que se forje una personalidad sana o, por el contrario, una personalidad débil y frágil. Y es aquí en dónde entra la autoconsciencia, ya que es uno de los factores más importantes para el desarrollo de una personalidad sana y fuerte. Es la que demuestra la capacidad de una persona de tomar conciencia de sus virtudes, defectos, motivaciones o actitudes. Es decir, la autoconciencia se basa en tomar conciencia de uno mismo y aprender a conocernos a fondo desde un punto de vista externo.

¿Cuál es la imagen que tenemos de nosotros mismos?

Es conveniente aclarar que la autoconciencia no es una habilidad que se tiene o no se tiene. Es un mecanismo de nuestra propia mente que nos hacer internalizar (lo que técnicamente se llama visión interior) para comprender cómo están esos principios y valores que tenemos marcados a fuego en nuestra esencia de personas, y gracias a este proceso reflexivo, sacamos a la luz elementos que con seguridad debemos revisar en cuanto a que vienen condicionando nuestra forma de pensar y de actuar.

¿Es complicado o fácil desarrollar la autoconsciencia?

¡No te confundas! La autoconsciencia no es algo que tenemos fijo e inamovible en nuestro interior. Por contario, es ese gran intangible que poseemos, que es flexible, dinámico y adaptable a las circunstancias cambiantes del entorno. La propia evolución social, las sociedades más informadas y personas cada vez más preparadas, que habitan a nuestro alrededor, configuran necesariamente un continuo proceso de toma de posiciones nuevas respecto a nuestra manera de ver y considerar las cosas.

Estamos acostumbrados a emitir juicios, a tener también juicios pre-concebidos, generalmente sobre personas, aunque también afecta a hechos y cosas, cómo los interpretamos, cómo nos afecta, etc.

Aplica el método de la relajación y la meditación

Cuando queremos superar un estado de ánimo que nos está afectando, porque, por ejemplo, nos ha afectado una decisión que ha tomado nuestro jefe de departamento, lo mejor que tenemos que hacer es valorar sí realmente nos va a afectar en los hechos, en nuestro desarrollo en el trabajo o es solo una suposición que estamos haciendo. Por ello, si tenemos o nos damos un momento de tiempo para pensar y reflexionar, es muy sano para uno mismo, sobre todo si tenemos la oportunidad de meditar acerca de nuestras emociones y cómo han reaccionado frente a este nuevo escenario. Cuál ha sido nuestra actitud con nuestros compañeros y con el mismo jefe.

Cuando sabes qué es lo que te ha molestado y te preocupa, también te ayuda a conocerte mejor a ti mismo, al mismo tiempo, que te hará saber si esto te genera algún problema con algún compañero o con la misma gerencia.

Para mejora nuestra autoconciencia necesitamos conocer otros puntos de vista. Algo útil que podemos hacer es solicitar opiniones sobre alguna situación o una cuestión que sea determinante sobre nuestra conducta y que nos pueda ayudar, porque confiamos en la persona a la que consultamos. Por supuesto que debemos pedir opinión a personas que nos aprecien y que puedan darnos un punto de vista objetivo sobre cómo nos ven y en qué creen podemos mejorar y/o corregir.

Cuando vas a actuar, a manifestar esa actitud que te caracteriza, no debes olvidar que son muchas las personas que tienen una imagen de sí mismos muy diferentes a la realidad, o sea a la que es y especialmente a la opinión que las demás personas tienen de ti. También hay personas que, por su visión, tienen una imagen de sí mismas alejadas de la realidad en el mal sentido, ya que tienen una baja autoestima y no desarrollan su autoconciencia de manera adecuada.

En cambio, otras personas, tienen una autoconciencia desarrollada que les permite conocer detalles de sí mismos y en este punto podemos comprender la importancia de la fortaleza de la personalidad que se considera sana y de la cual emanan actitudes nobles, justas, solidarias e inteligentes.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, presidente y CEO del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL), director de ecofin.es, vicepresidente de Foro ECOFIN y autor del libro ‘El Cubo del Líder’ (Ed. Kolima; disponible a la venta pinchando aquí), en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y presidente honorario del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL) y también autor del libro ‘El Cubo del Líder’.

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