Ideas, ética y liderazgo

Estamos asistiendo una vez más en los últimos días a la lamentable falta de liderazgo político en el más alto nivel de las instituciones internacionales y de los gobiernos de los países más desarrollados. ¿Por qué decimos esto? Porque estamos reviviendo con gran preocupación la posibilidad que vuelva a repetirse una situación como la que se dio con la Crisis Financiera Internacional de 2008-2009.

¿Qué sucedió entonces? La pérdida de confianza en el sistema financiero internacional que tuvo que ser apuntalado por decisiones políticas que evitaran el colapso total y que administraran las caídas de entidades y el rescate de otras, según se iban dando las circunstancias y evitando a toda costa que el mal fuera mayor.

¿Qué sucede hoy? Que nuevamente está en juego la confianza en el sistema, pero con el agravante que tiene cuando llevamos varios años, especialmente después de haber tenido que ver las malas decisiones que a escala global los gobiernos tomaban sobre la pandemia, o las que también se vienen tomando hace un año por motivo de la Guerra de Ucrania.

Por eso, hablamos hoy de ideas, de ética y de liderazgo. Porque no hay ningún ciudadano más o menos informado, a nivel europeo y del resto de países, que tenga confianza plena en que no vamos a volver a caer en lo mismo que caímos hace quince años.

Es tiempo de volver a revisar una y otra vez (responsabilidad de los líderes políticos mundiales), la salubridad del sistema económico en el que estamos viviendo, más aún, después de los tremendos impactos de las crisis sobrevenidas en 2020 y 2022 referidas. No es suficiente solo con las palabras, porque se requieren hechos. No es tampoco suficiente con los hechos, porque se requiere la fusión indisoluble de éstos con la ética. Esta es la forma en la que entendemos el buen liderazgo.

Y esto no se está haciendo. No van por delante, porque cuando se reúnen de urgencia los líderes económicos europeos, por ejemplo, en Bruselas para ver medidas de urgencia que hay que tomar o cómo debe ser la respuesta de cada estado miembro de la UE en diversas situaciones, es que el problema ya está afectando (impactando en la confianza ciudadana). ¿O es que no sabían o que no dieron importancia a lo que ya algunos analistas venían sosteniendo sobre las consecuencias de las subidas de los tipos de interés?

Afirmar que “mi consciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo” era la fuerza de la palabra y la ética que para Marco Tulio Cicerón (106 a.C.- 43 a.C.) tenían sobre las personas las acciones de los que ostentaban la responsabilidad de gobernar.

Una de las expresiones que más hemos utilizado, especialmente por parte de los estudiosos e investigadores, es que “las ideas son las que mueven el mundo”. Pero justamente han sido los líderes efectivos los que le han dado credibilidad a la misma, ya que sea en el ámbito de la política o de las organizaciones, ha sido el buen liderazgo en diferentes épocas el que ha bajado las ideas de la teoría a la práctica.

De hecho, en nuestras vidas, las lecciones aprendidas en nuestra infancia o en la universidad, que se han construido en base a ideas, principios y valores, también marcan nuestra calidad y sensibilidad en la toma de decisiones diarias. Son como un accionar automático que tenemos las personas, que en forma de atajos sentencian nuestra actuación, la reafirman y la consolidan con el paso del tiempo, para finalmente darle a ese líder el halo de efectividad e impacto que el cambio y la transformación requieren.

Cada vez que conocemos más sobre la vida y obra de los grandes líderes de la historia, más nos damos cuenta que si bien el vocablo “disruptivo” no se ha usado hasta finales del siglo XX, sin duda aquellas personalidades políticas, militares o empresariales de cualquier etapa de la historia, todas ellas siempre tenían un pensamiento disruptivo.

Queremos indagar un poco más lo que provoca una comunicación más directa y transparente; o sea, los pensamientos que los líderes efectivos tienen, especialmente los que pueden considerarse reflexivos o, como a nosotros nos gusta decir en materia de acciones de liderazgo, una forma de pensar disruptiva. Porque, sin duda, terminan teniendo una gran capacidad de influencia sobre las personas.

Enfrentarse al cambio

El respeto se gana día a día. Pero, además, muchas personas que con su trabajo y logros diarios son admiradas, automáticamente se han ganado el respeto de los demás por lo que se dice habitualmente de este tipo de personas: su excelente trayectoria.

Y cuando miras hacia atrás en tu vida, debes reflexionar al respecto de algo que nos ocurre a todos: cada vez que pensabas que estabas siendo rechazado por algo bueno, en realidad estabas siendo re-dirigido a algo mejor. Porque tenías delante de ti a ese gigante que con frecuencia cuesta comprender: el cambio.

El líder debe enseñar a su personal a cómo enfrentarse al cambio y desafíos. Pero es justamente “todo lo nuevo” o “lo imprevisto” o “lo no esperado” lo que provoca miedo a cualquier persona y a veces le llega a paralizar en sus acciones.

Por tanto, aprender a mirarse hacia nuestro interior para corregir la obsesión del rechazo, lo de “siempre esto me ocurre a mí”, etc., no sea el pensamiento al que se aferra una persona. De ahí que el líder efectivo debe transmitir que esa confianza, sea para una persona o a todo un equipo, reflexionando con los interesados que justo en el instante en que esa sensación ocurre, en realidad se produce un cambio de rumbo hacia un estadio mejor. La cuestión es tener consciencia de que se está re-direccionando la acción.

¿Estamos experimentando esta sensación de confianza al escuchar a los políticos mundiales frente a las posibles consecuencias y vías de salida que tienen los países para que el Silicon Valley Bank no sea un nuevo Lehman Brothers? ¡Pues claro que no!

Las personas que absorben experiencias de otros y aprenden de las personas que saben

Este tipo de personas no son de las que hablan por hablar. Si algo tiene de característica el buen liderazgo en la actualidad, es que los líderes efectivos saben que el ejercicio de “escucha activa” es el instrumento básico para lograr la cohesión de equipos de trabajo y que las personas perciban el interés que se tiene por ellas, que son consideradas.

Por extensión, cuando nos referimos al enfoque que hacen líderes empresariales o políticos que pueden influir también en millones de personas, es que la mejor forma de ayudar a que cada persona-ciudadano sea más feliz es que aprendan a que sus pensamientos y cómo ven el mundo que les rodea, sean la pieza clave de esa felicidad. La cuestión es que son muy pocos los políticos que tienen hoy día la capacidad de transmitir confianza, más aún, cuando lamentablemente hay siempre sombras de sospecha sobre sus actuaciones. O sea, corrupción, que, si bien no es mayoritaria, si es suficientemente importante como para que la clase política no sea para nada confiable. Y este problema no es patrimonio exclusivo de España, sino se produce a escala global.

El líder que le explica a los miembros de su equipo los objetivos que tienen por delante y la importancia de cubrir la meta que se han impuesto, en cierta forma está influyendo en el pensamiento individual y de grupo, para que cada uno se haga la composición de lugar que, como están bien encaminados, esto beneficiará tanto al equipo como a la organización y a nivel personal de cada uno de ellos. Que esta sensación de éxito garantizado, porque se están haciendo las cosas bien, produce estabilidad espiritual y una sensación de seguridad. Romper la incertidumbre puede hacerse sólo con un pensamiento. No solo cómo se dice, sino que se perciba de parte de un empleado o de un ciudadano que se habla con la verdad y no con especulaciones.

La comunicación es la línea de vida de cualquier relación

Un pensamiento anónimo, dice que “la comunicación es la línea de vida de cualquier relación. Cuando dejes de comunicarte, comenzarás a perder tus relaciones valiosas. Así que debes molestar a todo el mundo todos los días”.

Este pensamiento tiene una parte que nos gusta especialmente, nos referimos al inicio, porque afirma que la comunicación es la “línea de vida”. ¿Qué se quiere afirmar con esto? Que cuando el líder explica a su personal, por ejemplo, las líneas maestras de un nuevo proyecto del que tendrán que participar, lo que prevalece en el sentimiento del grupo es que, más allá de la importancia de lo que se avecina, se valora la anticipación del líder de explicar, de hacer honor a su personalidad comunicativa que provoca que las líneas maestras de cualquier trabajo o nueva responsabilidad sean casi las líneas de vida de cada día de las personas que están bajo su dirección.

Las personas que facilitan la vida

De vez en cuando uno se encuentra con alguien que hace que sea tan fácil ser uno mismo, que uno se pregunta por qué alguna vez pretendió ser otra cosa. No debemos perder jamás la autenticidad, que justamente es una de las características de todo líder: ser auténticos. La autenticidad en el pensamiento y en la forma de expresar los sentimientos nos hace diferentes y mejores. No debemos olvidar, que, como hemos sostenido siempre en nuestros artículos de inteligencia emocional, las personas somos un cúmulo de sentimientos que debemos orientar y gestionar en debida forma. No creernos lo que no somos porque no sólo defraudaremos a los demás, sino que lo haremos con nosotros mismos y será tremendamente contraproducente. Afectará nuestra psicología y, lo peor de todo, nuestra confianza para afrontar nuevos retos.

Expectativas altas y bajas

El mayor peligro para la mayoría de nosotros, no es que nuestro objetivo sea demasiado alto y que te lo pierdas, pero que sí sea demasiado bajo y que lo cumplas. Esta forma de pensar es la que rompe con el minimalismo, tan frecuente en la política hoy día: o sea, conformarse con poco o dar poco a los ciudadanos. Es que, desde la reflexión, desde las ideas, se transforma también la acción de liderar.

Por ello, para no errar en el objetivo o creer que es inalcanzable para nosotros, lo que nos puede derivar a metas menores, el líder efectivo como tiene que tener muy clara la meta, que es la correcta y los objetivos los que corresponden. Y en el momento que se percata que no pueden alcanzarse como se pensaba, o que hay que hacer ajustes que implican un mayor sacrificio, evidentemente, este cambio en los tiempos de esfuerzo para los empleados respecto a sus trabajos y responsabilidades, o de los ciudadanos respecto a cuánto más tiempo tendrán que sufrir una escalada de precios en los alimentos básicos como los que estamos sufriendo, esto sí que es demoledor para la confianza en la acción política en general.

Buscar algo más que el trabajo

Trabajar para aprender no solo por dinero. Las personas que buscan puestos de trabajo que pueden ayudarles a desarrollar sus habilidades, a potenciar el desarrollo de una carrera profesional, están compatibilizando remuneración y otras facilidades económicas (diversas formas de compensación) con ese sentimiento de orgullo de pertenencia a un grupo, a una marca.

Es evidente que las personas van al trabajo no por amor al arte, sino que es su manera de ganarse la vida. Pero, hoy día, la moderna gestión de RRHH, cuya revolución ya lleva tres décadas, lo que inculca al personal es que no sólo es importante la paga que recibe, sino los otros aspectos que hacen a la persona, como son la capacitación, aprendizaje, trabajo en equipo, motivación, desarrollo personal y profesional dentro de la organización.

Estas cuestiones ya no las tiene que andar diciendo el líder a su personal todos los días, ya que cada empleado sabe en realidad que, cuando transmite una idea a su organización de que lo único que le importa es su paga a fin de mes, será un empleado cuyo recorrido no le llevará muy lejos.

Fracasando la verdad fracasa el liderazgo

El liderazgo que no se base en la verdad y no tenga la consciencia clara de sus actos, está llamado al fracaso. Los grandes líderes empresariales como Warren Buffett, Bill Gates, Richard Branson, Steve Jobs, han basado su cadena de éxitos en base a decir y sostener la verdad y a su libertad de consciencia, porque justamente todos ellos demostraron tener un severo juicio para afrontar los hechos que tenían por delante.

La capacidad de rediseñar el futuro desde la planificación

Como bien decía Peter Drucker (1909-2005), “la planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes”. Y Drucker que es considerado el padre del Management moderno y uno de los responsables de la revolución corporativa en las organizaciones, nos puso el listón muy alto. A Drucker le preocupaba la planificación y la gestión. Era un hombre muy pragmático, además de un estudioso de la teoría de las organizaciones. Pero odiaba las pérdidas de tiempo, la falta de planificación, incluso, en una simple reunión de coordinación operativa, así como también le fastidiaba la mala gestión de RRHH.

Algunas de sus preocupaciones le llevaron a decir que los comités se celebraban a veces para “cubrir la papeleta”, pero que en realidad eran una pérdida de tiempo y no resolvían nada si no eran operativas en base a tener ideas claras y bien programadas. En las organizaciones y en la política, el pensamiento que no es seguido de la acción bien encaminada, termina desvalorizado por inutilidad.

Por ello, en este contexto, una de sus frases más repetidas es que “el camello es un caballo de comité”, en el sentido de los que tienen que tomar una decisión y no tienen clara la cosa, con tal de parecer que es algo sustancial e importante para la organización, la complican, y ya que están tratando el tema caballo, dicen: “¿Y por qué no le ponemos una joroba?”, como para diferenciarlo y darle importancia.

El peor enemigo es el que llevo dentro

Confucio (551 a.C.- 479 a.C.), el filósofo y pensador chino, afirmaba que “la persona que domina su cólera domina a su peor enemigo”.

En la organización jerárquica de hace medio siglo se admitía elevar el tono de voz, incluso, llegando a situaciones de auténtica crispación en el ambiente. Desde que la inteligencia emocional y la importancia que el liderazgo da al control de las emociones y el saber hacer buen uso de las competencias emocionales, la cólera como enojo injustificado y demostración de debilidad en las posiciones, está erradicado del panorama organizacional. No parece que haya sucedido lo mismo en el ámbito político, en el cual la cólera acompañada de la descalificación y el insulto campan a sus anchas. Motivos más que suficientes para que los ciudadanos no confíen, en general, en la clase política.

Quién aún ejerza modos autoritarios, tendrá que revisar seriamente sus métodos de relación con los demás, porque de momento, están totalmente desfasados de época. Son cosas del pasado.

Ahorrar euros hoy y perderlos mañana por una mala decisión

El director financiero le pregunta al CEO de una importante organización: “¿Qué pasa si invertimos en el desarrollo de nuestro personal y después nos dejan?”. A lo cual el CEO respondió: “¿Qué pasaría si no lo hacemos y se quedan?”.

En una época se discutía si la formación era un gasto o una inversión. Hoy día esto no se discute. Pero la reflexión del director financiero como diciendo que, si favorecemos el desarrollo y capacitación del talento, podemos “tirar el dinero” en caso de que no podamos retener dicho talento, ante lo cual el CEO es contundente: en caso de que no se forme al personal y se queden, la que pierda será la organización.

Esta es una reflexión también que nos hacemos sobre el nivel de formación de los políticos. Porque, partiendo de la base de que un político sea honrado y confiable (desde ya que es básico que así sea), tampoco será suficiente, ya que además se le exige una preparación en general en la vida que permita dar al ciudadano esa confianza que tanto echamos en falta.

Artículo coordinado por José Luis Zunni, presidente y CEO del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL), director de ecofin.es, vicepresidente de Foro ECOFIN y autor del libro recién publicado ‘El Cubo del Líder’ (Ed. Kolima; disponible a la venta pinchando aquí), en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y presidente honorario del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo (IEEL) y también autor del libro ‘El Cubo del Líder’, y Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y vicepresidente segundo de EUPHE (European Union of Private Higher Education).

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