La obediencia impuesta es posible (de hecho funcionan así la mayor parte de las organizaciones), pero sólo a nivel epidérmico, superficial. Únicamente se obedece seriamente (ob-audire: se escucha con interés, y con deseos de poner voluntariamente aquellas indicaciones por obra) a quien se lo gana. Éstos son los maestros, aquellos a quienes merece la pena seguir, a pesar de las dificultades.
Ciberestafas, el libro definitivo a debate el 26 de mayo
En el libro ‘Ciberestafas’ (Ed. 0xWORD), Juan Carlos Galindo, investigador y perito judicial especializado en ciberdelincuencia, traza las claves de los delitos informáticos de los que nadie está a salvo….