Asómate al espejo y verás a la única persona a la que tú puedes aspirar a cambiar. Si te transformas tú, mutará todo en torno a ti. El principio del cambio eres tu mismo… ¡y lo sabes!
El camino hacia el liderazgo tiene su etapa prólogo en el autodescubrimiento interior. Quizá es el viaje más duro que ningún ser humano hayamos hecho nunca. Nos obliga a salir de nuestra zona de confort.
El viaje al centro de la Tierra (¡nuestro planeta Ego!) es algo que a todos nos incomoda, por miedo, por desconocimiento, por el compromiso al que luego nos vamos a obligar.
Pero piensa en voz alta y responde a esta pregunta: ¿Qué es para mi el trabajo? Si el trabajo es para ti un simple empleo, un trabajo que lo haces para cobrar un salario a fin de mes, sin ningún tipo de interés o de implicación personal… ¿dónde está ahí reflejada la semilla interior de liderazgo que hay en ti? ¿Cómo aspiras a ser feliz si ahogas la semilla y no la dejas germinar?
Dice la doctrina sobre el Liderazgo, que ese planteamiento vital es el propio del llamado meme naranja. Consiste en ver el trabajo como tu propia trayectoria personal. Encuentras tu motivación en el deseo de tener éxito, logro y estatus. El trabajo es una forma de glorificar tu Yo.
Pero existe otro meme verde. Son aquellos que ven el trabajo como una llamada. Sí, surgirá de una llamada interior a realizar un tipo determinado de trabajo por sentido de obligación, deber o destino personal. Una vocación en sentido coactivo, casi de predestinación.
Y existe también un nuevo paradigma, el meme teal. Para ellos, el trabajo es una forma de realización personal. El trabajo es una fuente importante de significado en la vida, por encima del estado económico. Es un dejar brotar la semilla y disfrutar a cada instante del crecimiento, la interacción con el entorno y las sinergias propias de la vida social, solidaria, colaborativa y afectiva hacia y con los demás.
Pero, ¿cómo llegar a ese nivel de realización personal? Para la Inteligencia emocional tiene que ver mucho con la imagen que cada uno tenemos de nosotros mismos. Ese autoconcepto es la suma de factores: el autoconocimiento, la autoestima y la autorealización.
¿Te animas a conducir ese auto? ¡Será tu propio auto de fe!
El autoconocimiento
El autoconocimiento es la información que tengo de mi, de mis pensamientos, de mis comportamientos con diferentes personas. Conocernos mejor es la puerta a una mayor consciencia y a la autorealización, el primer paso para lograr un liderazgo interior, el paraíso de tu verdadera esencia. Llegar no es fácil. Supone atravesar la zona de nuestras debilidades, sombras que quizá no nos gustan.
Llegar a conocerse a uno mismo supone diferenciar nuestros pensamientos de la realidad de nuestro ser. Supone reconocer cada una de nuestras emociones y gestionar el mensaje que nos aportan. Si tienes miedo, te avisan de una falta de recursos. Pregúntate, ¿qué necesitas? Si estás triste, tu cuerpo te informa de una pérdida. Y, si estás enfadado, alguien ha sobrepasado tus límites. Conocerse a uno mismo es interpretar el lenguaje de tu cuerpo, pero también conocer tus fortalezas y debilidades. El premio es destapar tu verdadero potencial. Además, te regalará el descubrimiento de tu propósito, tu misión en la vida. Técnicas como el yoga, el mindfulness, focusing o EFT nos ayudan a percibir nuestro cuerpo e interpretar nuestra sabiduría interior.

¡Atrévete a salir de la zona de confort e iniciar el autoconocimiento en tu camino interior!
La autoestima
El segundo paso para el liderazgo interior es la autoestima, el apreciarnos y valorarnos a nosotros mismos, para relacionarnos con los demás sin sentirnos inferiores o superiores. La autoestima se adquiere de pequeños, en el núcleo familiar, cuando sentimos que nuestra necesidad de seguridad está cubierta con afecto incondicional y reconocimiento.
Cuando de niños no cubrimos esa necesidad de amor incondicional y de respeto pasaremos la vida adulta buscando la aprobación de los demás y dependiendo del entorno. La autoestima es la confianza y el respeto en nosotros mismos.
La autorealización
El tercer escalón es la autorealización, cuando una persona se acepta y se comprende, su percepción de la realidad no está empañada por sus miedos, es auténtico y piensa que tiene satisfechas todas sus necesidades.
El psicólogo humanista Abraham Maslow propuso en ‘Una teoría de la motivación humana’ una jerarquía de las necesidades humanas. Las más acuciantes son las fisiológicas, nuestra salud. Después, están las necesidades de seguridad, pertenencia, reconocimiento y, por último, las de autorealización. Según la teoría de Maslow, solo cuando un individuo ha conseguido cubrir sus necesidades fisiológicas y de seguridad comienza a interesarse por socializar, y cuando consigue socializar empieza a buscar el reconocimiento y el aprecio propio y de los demás. Tras alcanzar todo esto puede comenzar a realizarse como persona.
La autorealización implica un ejercicio de enorme responsabilidad que empieza por cada uno de nosotros. Se trata de ser auténticos, sentirnos bien con nosotros mismos y ser fieles a nuestras creencias. No hay en el mundo una persona más importante que tú. Si lo que haces está alineado con tu forma de ser, eres un auténtico líder interior. No necesitas nadie que te reconozca, o algún signo externo de éxito o riqueza que lo señale. El mayor regalo, al final, es una vida vivida plenamente desde todo nuestro potencial. Sin nadie que te tenga que autorizar.

Talentocracia: el liderazgo en la Era Digital
Conócete a ti mismo. Cámbiate a ti mismo
A la única persona que puedes cambiar es a ti mismo. Si quieres cambiar a otros solo lograras que actúen con resistencia. ¿No te pasa a ti cuando te dicen lo que tienes que hacer? Nos resistimos por sistema, por autoestima, por auto protección.
El liderazgo empieza por ti, por tu interior. Con tus actos estarás guiando el camino a otros.
Si amar a otra persona consiste en querer sacar lo mejor que hay en ella, empieza por ti.
No hay mayor acto de amor que quererse a uno mismo y compartir todo lo bonito que tiene nuestra mejor versión. Eso es lo que hace un verdadero líder.
¿Qué opinas? ¿Nos sentamos al volante de nuestro auto y comenzamos el viaje interior?
¡Arranquemos!
Salvador Molina y Eduardo Toledo, autores de este texto entresacado del libro ‘Talentocracia. El Poder de la Colaboración en la Era Digital’ (Editorial Kolima).