El triunfo de la orientación a las personas

Dentro de la dinámica de transformación que se está viviendo en una buena parte del mundo, especialmente en las grandes economías y en los países emergentes, con gran relevancia en Iberoamérica y cada vez más en EEUU, podemos constatar que nos encontramos en un inevitable proceso de transición desde el Management tradicional fuertemente orientado a los objetivos, hacia una nueva forma de entender y de hacer empresa.

El enfoque clásico que fuera impulsado con gran éxito por Peter Drucker en el siglo pasado, y otros más estratégicos como el de Kaplan y Norton y su Cuadro de Mando Integral, están dando paso a un sólido enfoque hacia las personas.

Pero sumergirse de lleno en este proceso de transición, requiere comprender el por qué, sobre un qué y un cómo, y llevarlo a la práctica desde una firme convicción. Significa en definitiva, involucrarse en la puesta en valor de un proceso de cambio que cada vez más empresarios y líderes están impulsando en sus organizaciones. ¿Qué visión les une a todos ellos?. ¿Con qué criterio la construyen? ¿Qué mueve su pasión?.

En estas líneas pretendo facilitar la respuesta a quien desee formularse la pregunta, probablemente más relevante, que hay que ser capaz de responder en todo proceso de transformación, pues nada nuevo podemos crear sin un porqué que lo sustente. Y nada podemos cambiar sin una causa mayor que soporte con firmeza el camino necesario para que el cambio se inicie y sea sostenible.

Es con seguridad esta respuesta la que está uniendo a tanta gente alrededor de esta forma de Management, que centrando la atención en las personas, es capaz de alcanzar mayores resultados.

A este respecto vengo desarrollando desde hace veinte años e impulsando desde entonces, con especial atención en la última década, precisamente cuando el entorno más lo justifica, el modelo conocido como Growth Management. Un trabajo de fundamentación teórica, científica y metodológica que se hace necesaria cuando uno termina por comprender que la tradicional intuición no es suficiente cuando de personas se trata.

Ignacio Bernabé durante su ponencia en el 9º Congreso ECOFIN.

Ignacio Bernabé durante su ponencia en el 9º Congreso ECOFIN.

Y en este transitar, me encuentro y camino junto a cada vez más personas –directivos, consultores, coaches, profesionales…- que desafían lo establecido desde la sólida creencia de que hay otras formas de hacer provenientes de nuevos modos de pensar, y desde la convicción de que nada es imposible cuando la pasión por el cambio es más poderosa que la resistencia hacia él.

Pero para comprender la esencia del Growth Management y practicarlo desde todo su sentido, debemos partir desde el entendimiento del difícil y complejo entorno que hemos creado bajo el modelo Capitalista, y desde el convencimiento de que pese a ello, tras él, hay una gran oportunidad. Un gran sentido para muchos al igual que para mí. Una causa mayor en potencia quizá para usted también, o quizá no.

En mis conferencias suelo resaltar que somos muchos los que desde distintas perspectivas observamos de cerca la muerte del sistema capitalista y no auguramos su resurrección –no al menos en su pura esencia, por mucho que, como muy bien apunta Salvador Molina, Presidente de ECOFIN, la China comunista ahora pretenda relanzarlo, a mi juicio desde una dudosa iniciativa-.

Y ello porque estamos abocados a un cambio de modelo que se está produciendo de forma natural, al igual que el Capitalismo evolucionó del mismo modo desde el Feudalismo. Sin embargo en la medida en que lo comprendamos y lo impulsemos libre y conscientemente, llegará a nosotros de una manera más eficaz para todos. No puede ser de otro modo pues la evolución en los paradigmas sociales y económicos, al igual que en el ser humano, es un proceso inexorable.

Nos encontramos, pues, en el que probablemente sea por su magnitud e importancia, el mayor proceso evolutivo económico y social de la historia.

Immanuel Wallerstein expresa que el Capitalismo ha funcionado de alguna forma maravillosamente durante 500 años. Que ha sido un sistema extremadamente exitoso, pero que ha terminado por deshacerse a sí mismo porque su clase dirigente y sus élites políticas no son capaces de resolver el problema de incertidumbre en el que nos encontramos.

Yo estoy de acuerdo parcialmente con Wallesrtein. Pienso que el Capitalismo fue noble en su concepción. Que ha hecho un buen papel en la construcción de muchas de las cosas buenas de las que hoy gozamos, creo que sería injusto no reconocérselo. Y sin duda también tengo algunas cosas que reprocharle. Pero creo que lo que algún día pudo tener un sentido y gozar de cierta eficacia, ahora ya no lo tiene porque las cosas han cambiado, mucho y demasiado rápido.

Ni el entorno, ni la sociedad actual a principios del siglo XXI, es el entorno y la sociedad de tan sólo finales del siglo XX, y mucho menos si los comparamos con el siglo XIX, XVIII, o más aún con cualquiera de los anteriores. Sólo tenemos que mirar unos cuantos años hacia atrás y observaremos grandes diferencias.

Entonces, una sociedad inédita en un entorno inédito precisa inevitablemente de una revisión profunda de la visión, los valores y los pensamientos que nos mueven, en la empresa, y en la vida.

Realmente no creo que el problema del Capitalismo, como dice Wallesrtein, sea un problema de incertidumbre no resuelto, sino más bien un problema de homeostasis imposible de resolver. Es decir, el desequilibrio que produce el propio sistema al no ser capaz de gestionar adecuadamente la naturaleza humana en el grado de evolución en el que se encuentra en estos momentos en su relación con el nuevo entorno, a través de valores, educación, cultura y normas universales y sostenibles, es realmente insalvable bajo las premisas del Capitalismo.

Y cuando esto ocurre el ser humano termina por perder el norte de lo que debería de hacer y decide hacer aquello que jamás se pensó que se podría llegar a hacer. En este sentido el Capitalismo nos ha conducido desde una visión materialista de la vida, pero lo cierto también es que nosotros nos hemos dejado llevar por él sin apenas cuestionarlo.

Esta visión materialista de la vida es la que nos ha inducido a practicar un Management irresponsable con el bienestar de las personas, e insostenible. Una forma de hacer empresa, obsesionada en la práctica con su excesiva orientación hacia los objetivos, desde una estrategia que no considera a la persona en su Ser. Parece que haya que conseguirlos a toda costa, pese a quien pese, caiga quien caiga, cueste lo que cueste. Y no nos damos cuenta de lo contraproducente de este proceder.

Es lo que nos ha llevado a generar atajos, a especular con el entorno, a efectuar malas prácticas y a una crisis inédita tanto por sus causas como por sus consecuencias: aumento del estrés, de las enfermedades mentales y coronarias, de la depresión, de los suicidios… de la de la indignación y de infelicidad en general.

La crisis más relevante de la historia, es el fedatario público que reafirma la decadencia del Capitalismo, y numerosas personas y familias quienes lo rubrican con su padecer.

Pero no debemos aceptar este hecho como algo inevitable. Si consideramos el postulado Wallesrtein que reafirmo en gran medida: “el Capitalismo no llegará a ver su final a menos que lo haga a través de la combinación de un shock externo de extrema violencia -de esto ya se ha encargado la crisis, espero- y de una alternativa convincente que evolucione desde dentro de la sociedad”. Sin duda para mí, la Capital-Humanista, tal y como la defino e impulso como doctrina.

Por tanto, es el Capital-Humanismo, el nuevo modelo socioeconómico al que inevitablemente nos dirigimos, capaz de equilibrar el legítimo y necesario beneficio empresarial, con el no menos necesario y legítimo bienestar social, y así lograr un valor superior.

Y es este marco el que inevitablemente me lleva a promover la transición desde la empresa Capitalista hacia la empresa Capital-Humanista. Una organización donde los resultados llegan como consecuencia del modo en que nos orientamos hacia las personas, es así como se consiguen objetivos mayores.

Esto es algo cuya prueba científica, más allá de la empírica, no deja lugar a dudas, pues es de este modo como se alcanza, desde un sentido más profundo, el mayor desarrollo del talento en aras de lograr un valor superior.

Pero este definitivo tránsito hacia una empresa Capital-Humanista, requiere inevitablemente, tal y como apuntaba al principio, de una nueva forma de hacer empresa, es lo que da sentido al Growth Management. Un nuevo modo de lograr eficazmente el crecimiento de las personas, de los equipos y de las organizaciones, y por supuesto, de la sociedad en general.

Quizá también encuentre usted en todo ello una buena causa mayor.

Artículo realizado por: Ignacio Bernabé, fundador y presidente de la Growth Management® Science, director of School of Management / HAC Business School and University of New York, Coach & Speaker.

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