Existe algo llamado “efecto Lindy” y establece que se puede predecir la esperanza de vida futura de una cosa no perecedera, por ejemplo una idea o también un libro, teniendo en cuenta que cuánto más tiempo ha sobrevivido, algo más razonablemente podremos esperar que exista en el futuro.
Es casi un axioma matemático por el que los clásicos se convierten en clásicos, por ejemplo en el management y en el liderazgo. ¿Por qué siguen teniendo vigencia, un Drucker o un Simon?
Porque aunque ciertas cosas cambian con los efectos disruptivos de la tecnología, las lecciones de crecimiento humano y de la evolución de la psicología organizacional y la clínica simultáneamente a la evolución de las organizaciones, requieren siempre – con todas las innovaciones tecnológicas que el tiempo ha puesto sobre la mesa- de ideas y pensamientos que son los forjadores de principios y normas de actuación.
En este caso que señalamos, en el ámbito de las empresas y la gestión, es extensible a todas las actividades humanas.
Porque esa doctrina clásica y los clásicos (autores individuales) viven más allá de su tiempo, porque en realidad, son principios subyacentes que seguirán guiando el liderazgo en las próximas décadas. Esto es así, incluso para un revolucionario en las ideas actuales sobre el liderazgo como Simon Sinek.
1º) Resiliencia
Decir que la resiliencia es la clave no es una expresión hecha, sino mucho más que eso.
La capacidad que tienen las personas para superar los obstáculos que siempre se interpondrán en el camino de nuestro éxito.
Si somos personas que demostramos tener un nivel de resiliencia razonable, nos ayudará a superarlos.
Aquel dicho clásico de las guerras en la antigüedad, que a un líder militar se le valoraba por el nivel de los enemigos a los que se enfrentaba, es válido en su medida para la capacidad de superación que las personas tienen para enfrentarse a la adversidad.
Te haces más fuerte al encontrar obstáculos, pero es lógico que al superarlos no sólo se siente alivio, sino que se ha alimentado la capacidad de nuestro interior (nuestra actitud) para volver a ser resistentes porque sabemos que podemos enfrentarnos a cualquier obstáculo.
Los problemas pueden (y lo harán) derribarte en la vida, pero no dejes que te derriben.
Por eso, hay una cita que dice que “el impedimento para la acción hace avanzar la acción. Lo que se interpone en el camino se convierte en el camino”.
2º) Centrarse en un solo paso y después dar el otro
No sólo es una cuestión de prudencia, sino también de visión.
Existe una perspectiva interesante de la vida llamada “la perspectiva de los gusanos”. Un gusano puede ver solo un poco frente a sí mismo, por lo que no tiene más opciones que concentrarse en las cosas que están justo frente a él.
Podemos ver de par en par y de lejos. Pero si queremos liderar de manera efectiva en esta década y más allá, debemos aprender a enfocarnos más intensamente en el único paso que tenemos frente a nosotros.
Ese enfoque nos ayudará a liderar de manera efectiva, acercándonos un paso más a nuestras metas. Y si sigue todos esos pasos (correctos), llegará a su objetivo.
La confusión que hay, incluso en alguna parte de la doctrina que a veces no distingue con claridad la zona en la cual se produce la distinción entre acción presente y visión sobre el futuro mediato, es que creemos que los pasos prudentes, uno tras otro, siguiendo metodologías y aspectos programáticos típico de buen liderazgo y organizaciones punteras, no debe ser nunca un factor excluyente. O sea, que nos pongamos autolimitaciones.
Esto implica elevar la mirada (provocar la visión global) fuera del entorno rompiendo la fuerza centrípeta que nos empuja hacia dentro, al punto de inmovilismo.
3º) Preguntarse por qué
Empezar por un por qué es poner siempre por delante la duda, lo que es bueno para interpretar y comprender.
Es la más básica de las metodologías humanas aplicable a todos los ámbitos, especialmente es la base de la ciencia y el conocimiento científico.
Si vende un producto solo para vender un producto, la gente lo comprará por el mérito de ese producto.
Cuando se vende algo en lo que la gente cree, se quedarán ese producto/marca en los buenos y malos momentos. E incluso pueden enviar recomendaciones sobre cómo hacer las cosas mejor y ser un defensor de la marca y su producto.
Esto es lo que en términos de marketing en los últimos años se ha transformado la visión que el comprador (consumidor) tiene de su marca y/o producto.
Si se comienza con el por qué hacemos o dejamos de hacer, y luego se proporciona el producto como prueba de esa misión, la gente lo seguirá porque ha comprado la visión. La ha descifrado (entenderla) para sus fines, gustos, propósitos, etc.
Por ello, una manera inteligente de comprenderlo es tener claro que las personas no compran lo que hacemos, compran por qué lo hacemos. Es que ellos prueban lo que hacemos porque creemos en ello.
En el ámbito de los recursos humanos, esto es perfectamente válido en los niveles de contratación de personas que están capacitadas para hacer un trabajo y que por consiguiente, lo van a hacer por un salario, sin más.
La diferencia en cuanto a la amplitud de miras, tanto de una persona que va a ser contratada como de la dirección de recursos humanos y en general el liderazgo de esa organización, es hacerle sentir a esa nueva incorporación a los equipos de trabajo, que tomen la decisión de integrarse porque cree en lo que la empresa y sus líderes creen. Eso provocará una simbiosis extraordinaria en cuanto a esfuerzos compartidos y colaboraciones intercambiadas.
4º) El talento difícilmente garantiza el éxito
Los líderes efectivos tienen su buen nivel de pasión y compromiso. Pero esto lo transmiten a su personal.
El trabajo duro supera al talento cuando el talento no funciona. Pero la gente de alguna manera olvida esto. Y cuando miran a alguien exitoso, piensan que la persona solo tenía talento para llegar a donde está.
El talento es una ventaja. Pero sin trabajo duro, se desperdicia talento.
Al evaluar a los miembros de su equipo y observar su crecimiento potencial, es mejor evaluar sus hábitos y su valor y determinación que mirar su talento en bruto.
Porque el talento es común y el valor, la determinación y la resistencia son raros.
5º) El reconocimiento a las personas
Comunicarse con frecuencia y de manera apropiada, haciendo comentarios positivos cuando los haya (nunca hay que olvidarlos) y negativos (con el debido tacto) convirtiéndolos en feedback, es una manera de ejercer el reconocimiento, dar protagonismo a los miembros de los departamentos y equipos.
Que tengan la sensación que hay personas (valores humanos) que están de alguna manera contribuyendo a dirigir sus vidas por ese camino de crecimiento personal que cada persona tiene en su particular escalera de la vida.
¿Sabe por qué las personas disfrutan tanto de los juegos a pesar de que son difíciles, repetitivos y no siempre fáciles de ganar? Porque brindan ciclos de retroalimentación instantáneos.
Los jugadores saben de inmediato si hicieron algo bueno porque reciben una recompensa y si hicieron algo mal porque son castigados.
En los negocios, tenemos que esperar hasta la revisión de desempeño anual para saber si estamos haciendo un gran trabajo o fallando por completo.
Acortar el período a la menor demora posible hará que sus empleados crezcan y los hará crecer rápidamente.
6º) Humildad y respeto
La humildad, el respeto y la confianza son los únicos valores que forman grandes equipos.
Un líder es efectivo no porque pueda hacer todo por sí mismo, sino porque entiende y sabe que necesita a otros para que se lleven a cabo todas las acciones operativas y aquellas que son extraordinarias. Desde la rutina hasta los nuevos proyectos.
Su actitud y comportamiento son lo que hace o rompe su éxito. Ya sea por tener humildad, respeto y confianza o por ser arrogante, desconfiado y distante.
Los grandes equipos tienen constantemente grandes líderes y encarnan la humildad, el respeto y la confianza. Por lo tanto, debe buscar obtener y encarnar esas cualidades y los miembros del equipo se encargarán del resto.
7º) Cómo nos conducimos como líderes
Los comportamientos sutiles marcan una gran diferencia, porque son las pequeñas cosas las que hacen las grandes, no al revés.
Los corredores de fondo no se hacen en un día y con improvisación. Sepa dar un paso a la vez, pero que cuando se está entrenado estos pequeños pasos suman y suman, marcando la diferencia.
Por eso el liderazgo no es para cualquiera. Se requiere firmeza y determinación, pero haciendo (tener esa capacidad) de las cosas pequeñas y sutiles las que marcan la diferencia.
Se trata de la forma en que saluda a los miembros de su equipo, qué tan concentrado se vuelve cuando los escucha y cómo los convierte en su única prioridad cuando se dirigen a usted con un problema.
Los comportamientos sutiles se suman y al final, con el tiempo, las pequeñas cosas marcan grandes diferencias.
Artículo coordinado por José Luis Zunni, director de ecofin.es y vicepresidente de Foro ECOFIN, en colaboración con Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN; y Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y secretario general de EUPHE (European Union of Private Higher Education).