El espíritu de Shackleton: Salvar a la tripulación

En estos momentos de tanta incertidumbre provocada por el COVID-19, donde los expertos y analistas nos auguran un futuro desolador desde el punto de vista social y laboral, en el que pronostican que el paro puede llegar hasta el 20% de la población activa y el PIB español puede caer más del 9%, es imprescindible contar con líderes excepcionales, que sepan equilibrar perfectamente el factor humano con la supervivencia de la organización: son tiempos para que “el espíritu de Shackleton” vuelva a resurgir y prevalecer.

Muchos de los lectores conocen o han oído hablar de la heroicidad de Sir Ernest Shackleton (1874-1922), un aventurero cuyo sueño era ser el primer hombre que cruzara la Antártida. Para ello escogió una tripulación de hombres sin miedo; pero cargados de gran valor, pues todos ellos eran conocedores de aquello a lo que se enfrentaban. A pesar de la ilusión que siempre genera alcanzar un sueño, el destino quiso que el barco Endurance, con el que querían lograr la proeza, quedara destrozado e inutilizado entre las placas de hielo del Polo Sur, por lo que Ernest tuvo que renunciar a su sueño inicial y replantearse un nuevo reto: conseguir que sus 27 hombres volvieran vivos a casa. Tanto él como ellos tuvieron que sobrevivir en condiciones de extrema dureza; pero gracias a su liderazgo y su habilidad todos lo consiguieron y salieron del infierno en el que estaban atrapados.

Ese cambio de objetivo, y el determinar que lo importante en aquel momento era salvar a su tripulación, hizo que Shackleton consiguiera la inmortalidad, convirtiendo un fracaso en una de las grandes proezas de la humanidad.

Una vez conocida esta historia, que nos sirve de antecedente, quiero recordar en estas líneas un pequeño apartado de mi libro Manual de Felicacia, en el que ya proponía cómo actuar en momentos difíciles. Cuando lo redactaba no podía imaginar que el actual estado de emergencia iba a provocar un drama de esta magnitud, pero creo que todo lo que escribí en su día tiene hoy una gran vigencia. Este es el apartado al que me refiero:

El líder felicaz y las decisiones difíciles

A pesar de ser un apasionado del concepto de felicacia, no quiero ser un iluso y reconozco que hay situaciones que se producen en la organización que son muy difíciles de superar, que suelen coincidir con momentos de emergencia o de crisis profunda; también aparecen cuando el líder se siente fuertemente amenazado por accionistas, o incluso pueden entrar en escena aspectos económicos que atentan seriamente contra la integridad y la supervivencia de la organización. En esos momentos críticos la organización entra en modo de supervivencia, y a veces lo único que se puede hacer es salvar los muebles o lo que queda de ellos.

Por otro lado, la felicacia no es perfecta, y en ocasiones las decisiones que se toman en una dirección no contentan a todo el mundo y puede que algunos se sientan muy afectados, tomándose las medidas de forma personal, con lo que a veces pasan de la involucración a la hostilidad o la apatía. En esos casos hay que recordar que cada uno es responsable de su propia felicidad.

Desde el liderazgo felicaz trabajamos para evitar que se produzcan esas situaciones, pero es posible que nos encontremos con momentos donde haya que decidir entre la eficacia y la viabilidad de la empresa, o entre seguir manteniendo el bienestar de todos los empleados o de algunos de ellos, y es probable que en algunas situaciones críticas ello nos lleve a replantearnos regulaciones de empleo, despidos, cierres de algunas áreas o secciones, etc.

No hay una receta única que sirva para todo, pero sí hay una ideología felicaz de actuación llegado el caso, y de hecho se nota en las decisiones que toman algunas empresas en situaciones parecidas. Me viene a la memoria el incendio de la planta de la empresa Campofrío; después de la tragedia en 2014, siempre ha prevalecido la integración en sus puestos de trabajo de su gente, y su recolocación siempre que ha sido posible. Una vez más prevalece el espíritu de Ernest Shackleton.

Algunas de las ideas felicaces que pueden ayudar en estos momentos tan difíciles son:

  1. Que las decisiones que se tomen sean justas y basadas en: 
      a) Lo que cuenta y prevalece es la intención de quien toma las medidas que se vayan a aplicar.
      b) Hay que procurar salvar al equipo al completo, y si no es posible, que se produzca el menor daño posible.
      c) Si no se puede aportar felicidad, que al menos se reduzca el sufrimiento.
  2. Buscar el equilibrio entre la eficacia y la honestidad.
  3. Estar convencidos personalmente de que es la mejor solución que se ha podido tomar.
  4. Consensuar una solución para los damnificados.

Como se desprende de este texto, considero que en estos momentos hay que hacer lo posible para salvar a la tripulación (trabajadores), y en el peor de los casos, al mayor número de ellos, procurando que haya el menor número posible de bajas y reducir el daño colateral que pueda hacerse a la sociedad. Soy consciente de que no es fácil y de que en algunos casos es una tarea complicada, pero cuanto más paro, más difícil nos será a todos salir de esta situación, menos poder adquisitivo, menos compras, más miseria, más gasto público y, sobre todo, más drama social. Tenemos que ser conscientes de que “resistir es vencer”. Por ello, el reto es salvar (contratar) al mayor número posible de personas y recordar que dar trabajo es la mejor ayuda social que se puede proporcionar en estos momentos.

En la actualidad estamos viendo que ya hay algunos ejemplos prácticos y reales de cómo las empresas están pensando en su gente y de que hay algunas fórmulas para conseguirlo; aquí menciono algunos casos:

  1. Ingesport abona a sus trabajadores que están en el ERTE la diferencia hasta llegar al 100% del sueldo (según el artículo de Europapress del 13/03/2020). Aquí vemos cómo una organización cuida de sus trabajadores y pone de su parte en tiempos difíciles.
  2. La empresa de servicios deportivos Ebone ha conseguido mantener al 90% de su plantilla de los 1000 empleados que tiene en todo este confinamiento.
  3. Los directivos y trabajadores de la Residencia de ancianos San Jerónimo de Estella se confinan con los ancianos para que no se contagien con el COVID-19; el resultado: cero contagios entre todos los confinados. Esta es otra fórmula que pone de manifiesto que lo importante son las personas.

Estas historias y seguro que hay muchas más, nos inspiran y nos enseñan un camino en el que prevalece el factor humano; puede haber tantas historias como organizaciones, lo importante es que cada uno, en la medida que pueda, construya su historia con el objetivo de salvar a la tripulación, y que el espíritu de Shackleton prevalezca como ejemplo del liderazgo felicaz.

Juan Carlos Maestro, creador del concepto de Felicacia y Co-coordinador de Manual de Felicacia.

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