Hacia un nuevo paradigma en la formación de postgrado

Artículo dirigido por:  José Luis Zunni, Coordinador académico red e-Latam, Director Edición Online ECOFIN, Miembro de la Junta Directiva de Economistas Críticos y profesor de la Escuela Europea de Negocios.

Trabajo realizado por:

Salvador Molina, presidente Foro ECOFIN, presidente de la Asociación de Profesionales de la Comunicación (ProCom), miembro de la Junta Directiva de Economistas Críticos.

Antonio Alonso, presidente de la Asociación de la Asociación Española de Escuelas de Negocio y miembro del Foro ECOFIN.

Eduardo Rebollada Casado, miembro de la Junta Directiva de Economistas Críticos.

 

La crisis internacional no ha dejado fuera a ningún actor. Uno importante, como no podría ser de otra manera, son las escuelas de negocio.

Durante décadas las organizaciones se han venido enfrentando a cuál era la mejor forma de asegurarse que los directivos pudieran implementar lo que habían aprendido en las escuelas de negocio, una vez que retomaban su actividad (algunos nunca la dejaron).

Henry Mintzberg, con su habitual estilo llano y directo resume esta historia mejor que nadie: “Usted (dirigiéndose a las escuelas de negocio) no debe enviar nuevamente una persona que ha cambiado a una organización que no ha cambiado, pero siempre lo hacemos”. Es evidente que la transformación que se produce en un estudiante que realiza un MBA, no necesariamente termina en beneficio de su trabajo, su equipo y la empresa.

Aunque las escuelas afirman que sus graduados están menos preocupadas que hace unos años -obviamente antes de la crisis- en ganar fabulosos sueldos, ya que también existe una marcada tendencia de que los alumnos en vez de buscar puestos en las áreas financieras de las empresas con buenos salarios, muchos se unen a organizaciones sin fines de lucro o crean o participen en la creación de empresas sociales.

Por eso, Mintzberg sostiene que hay que abordar la cuestión de cómo asegurar que el dinero invertido en el aula, se convierta en dólares para beneficiar el resultado final de la empresa.

No entiende Mintzberg otro fin más que el del beneficio social, no solamente el individual del alumno.

Es por ello que está de moda una nueva tendencia a hacer formación mediante el modelo de “cascada”, en la que cada gerente, empleado y/o directivo que haya asistido a un MBA o curso de postgrado, tiene que enseñar a su equipo y también a los que son más jóvenes que él y con menos experiencia, en el mismo lugar de trabajo todo lo que ha aprendido, lo que hace bajar el conocimiento hasta la base.

La tecnología es un tema candente en la educación ejecutiva, pero su aplicación aún no ha llegado a su cénit. Por ello, David Thomas decano de la escuela McDonough en la Universidad de Georgetown, Washington DC, afirma que dentro de tres años, un amplísimo porcentaje de todos los programas y contenidos currriculares, tendrán formato online.

También se observa una nueva tendencia en los Estados Unidos, que es la elaboración de programas diseñados en función de las necesidades de las empresas, porque ya no se trata de desarrollar tanto la capacidad y formación individual, como la de ayudar a la organización hacia el cumplimiento de sus objetivos estratégicos, siendo la formación uno de ellos.

Porque se presenta una situación singular: a medida que las empresas están tomando decisiones sobre en qué gastan su dinero, es más difícil de invertir en programas de los individuos, porque a su vez es más complicado hacer un seguimiento del rendimiento de la compañía a partir del momento que regresa o se incorpora un nuevo ejecutivo joven con un MBA. No existe aún medida para determinar este beneficio, pero es un gran intangible que se suma a la organización y hay que sacarle partido.

Dominique Turpin, presidente de IMD en Suiza, escuela que está creando y desarrollando centros internacionales en Singapur y Brasil, afirma que “estamos escuchando en el mercado, que las escuelas tenemos que hacer frente a los desafíos al que las empresas se enfrentan en los mercados emergentes”. Esto implica compenetrase y entender cuáles son las necesidades de esas organizaciones.

La India tiene hoy alrededor de 2.000 escuelas de negocios, más que cualquier otro país. China tiene menos, pero su número está creciendo rápidamente. Se pueden estimar que existen unos 250 programas MBA, graduándose en torno a 30.000 estudiantes cada año.

Pero como todas las magnitudes de China asustan, se estima también que esta cantidad es menos de la mitad del número que necesitará en  los próximos diez años.

Postgrado en Europa

En el caso particular europeo, el sector de enseñanza ejecutiva ha sufrido lo suyo. Por ejemplo, tenemos el caso de Francia, cuyo modelo de gestión de escuelas de negocios está en un punto en el cual requiere una reforma radical.

En muchas de esas escuelas en Francia hoy día, el “top-down management” sigue siendo la norma general: los presidentes de las cámaras de comercio e industria nombran directores, que después responden sólo a estos presidentes y a los consejos de administración respectivos.

A su vez, son los directores de escuelas son los que aprueban los programas que diseñan los respectivos directores de cada MBA o curso de postgrado, que también responden solamente a aquellos.

 Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, una de las primeras mejores escuelas en ofrecer un programa MBA a tiempo completo totalmente a distancia.

Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, una de las primeras mejores escuelas en ofrecer un programa MBA a tiempo completo totalmente a distancia.

A veces por más que se analicen detenidamente los programas en los cuales los alumnos se quieren inscribir, se dan cuenta demasiado tarde que aunque esté muy bien realizado el proceso de marketing y comercialización para la captación de los alumnos, no necesariamente se ajustan a lo que son sus expectativas académicas y profesionales.

Expectativas de los gobiernos locales y regionales 

En los procesos de elección de un postgrado entra otro actor en la escena: las expectativas que los gobiernos locales tienen sobre una escuela de negocios, obviamente en su región, y en cuánto contribuirá a la creación de actividad sostenible local y regional, en lugar de preocuparse y demostrar interés por su aportación a la economía global. Entiéndase, la generación de riqueza del país en cuestión (incremento del PIB).

Pero si nos referimos al todo el sector, en un bloque económico político como es la UE, tenemos que pensar en cuánta es la contribución de las escuelas al PIB de la Eurozona o incluso de toda la Unión. Parece ser que a la clase política le cuesta asimilar aquel tópico del inicio del proceso globalizador, que decía “Think global, act local”.

Las escuelas de negocio a escala mundial tienen que tener un mayor protagonismo social

Son bastantes las escuelas que han convertido la responsabilidad social de las empresas o liderazgo globalmente responsable, en un aspecto central de la comunicación y las políticas de educación.

Pero debería establecerse un sistema de colaboracionismo en el cual todos los grupos interesados en los procesos de educación de negocios, puedan formar parte de alguna manera en las decisiones.

No hablamos de gestión administrativa y económica interna de la institución, sino en cuál es su visión del entorno en cuanto a la educación especializada y cómo beneficiar al país en la generación de riqueza.

Sería una contribución importante al sistema educativo de negocios, porque de lo que se trata no es de crecer quitando un alumno a la competencia, sino crecer sumando alumnos que se estén formando y capacitando en el mundo de los negocios.

Esto es colaboracionismo y dada la tremenda situación que nos ha dejado la crisis, que ha afectado a todos los sectores económicos y sociales, las escuelas de negocio no podían ser menos. Tienen que asumir un protagonismo mucho más activo en la salida de la crisis y de cara al futuro, en el diseño y concepción de qué sociedad es la que se quiere, ya que en este punto es muchísimo lo que se puede aportar.

No estarán solas y no es conveniente que así sea, pero de la mano de las organizaciones punteras, las que siempre innovan en los mercados y transforman las sociedades y sus pautas de consumo, también deberán corresponsabilizarse por introducir los mejores programas y abordar los temas de más actualidad, especialmente en lo concerniente al aprovechamiento de las NT’S.

Asociaciones de primer grado

Es evidente que las asociaciones de primer grado que agrupan a las escuelas, tendrán un papel destacado en el nuevo esquema social y educativo, del cual la enseñanza de postgrado debe asumir un protagonismo destacado.

Como resultado de ello, el “mandato de liderazgo” de las escuelas de negocios que se supone enriquecerán la formación de profesionales para la alta dirección, tiene que ser revisado con regularidad y sometido al dictamen de una asociación potente, que desde su imparcialidad que se le supone, sugiera y aconseje los cambios que considera de interés tanto para programas como para determinadas políticas de las diferentes instituciones educativas.

Los cambios deben provenir de cada institución a nivel individual, pero hay cuestiones que deben ser revisadas desde una instancia superior como son las asociaciones.

Las escuelas de negocio tienen que ser uno de los más importantes referentes sociales y económicos en un país Las escuelas de negocios tienen que convertirse en referente social y económico de una sociedad, por tanto su actuación debe estar  compartida y en consonancia con el resto de actores económicos y sociales involucrados en el crecimiento de un país.

La educación es una de las cuestiones trascendentales, y justamente para incrementar la capacidad competitiva de una nación, la enseñanza de postgrado es fundamental. De ahí que las escuelas deban explicar y defender los objetivos y desafíos del sector, para que todos los sectores en conjunto, den respuesta a la magnitud y velocidad de los cambios.

Innovación tecnológica y formación online: el gran cambio de la formación de postgrado  

¿En dónde han quedado las clases presenciales? Su participación en horas lectivas en Masters y cursos de postgrado ha bajado sustancialmente, pero no es un fenómeno solamente español, es una tendencia internacional que seguirá incrementándose.

La Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Estados Unidos, ha ido un paso más allá. Es uno de las primeras mejores escuelas en ofrecer un programa MBA a tiempo completo totalmente a distancia. Lo ciertamente anecdótico es que se acaban de inscribir 500 estudiantes en su segunda edición y puede ser completado en 18 meses, siendo éste casi el doble que el número que se inscriben para clases presenciales.

Si bien cuesta poco más que el convencional, hay una gran preferencia de los estudiantes porque pueden compatibilizar mejor con sus horarios laborales o a veces, tener que dejar el empleo.

Las escuelas de negocio tienen que lograr compensar la pérdida de alumnos presenciales y adaptarse a la innovación a través de la formación online, exportando cursos con este formato a los estudiantes de países en desarrollo.

Las universidades y escuelas de negocios están siendo afectados por una revolución tecnológica que está causando estragos en sus modelos de negocios tradicionales y están tratando de encontrar la manera de adaptarse a este nuevo escenario, en que la inmensa mayoría de los cursos son online y creados en los países más desarrollados, que a su vez intentan vender cada vez con mayor esfuerzo en los países en vías de desarrollo.

No hay que olvidar que en los últimos años se ha producido un importante incremento de los PIB de las nuevas economías emergentes, con una nueva clase media creciente a las cuales se le pueden vender la alta calidad de los cursos creados y desarrollados en el primer mundo.

La coherencia entre el currículum y la filosofía de la escuela de negocio

No puede por un lado fijarse importantes objetivos mundiales, como el Plan Millennium, y después encontrarnos con déficits importantes en materia educativa de los negocios.

Porque la educación encaminada a formar nuevos y buenos gestores, así como líderes más preocupados por lo social y el medioambiente, tiene que estar en consonancia con los objetivos de desarrollo que fija Naciones Unidas. Recientemente, se realizó una Conferencia dentro del marco de Naciones Unidas sobre el desarrollo sostenible en Río de Janeiro. Los gobiernos y la sociedad civil tienen que orientar las políticas, en un concierto entre el sector privado y público para que durante las próximas dos décadas, siempre bajo los lineamientos de Naciones Unidas, puedan establecerse e implementarse metas mundiales en materia de nutrición, la educación, la igualdad de género, salud, agua, saneamiento y energía, lo que a su vez tendrá consecuencias directas en la configuración de los mercados en los próximos años.

Es cada vez mayor el número de directivos y líderes que comprenden que el mundo de hoy requiere de una estrecha relación entre todos los actores, por lo que habrá que ir cambiando algunos roles, especialmente aquellos que no tienen una sensibilidad por los desequilibrios ecológicos y por la definitiva actuación desde la economía (fundamentalmente desde el poder) hacia crecimientos sostenibles y responsables. En este escenario, las escuelas de negocio no pueden quedar fuera como lo han hecho cuando el inicio de la crisis internacional 2008-2009.

Este nuevo enfoque tiene consecuencias directas en el futuro de las escuelas de negocio y su papel en las sociedades más desarrolladas, pero especialmente en aquellas de terceros países, que poco a poco van logrando cotas de desarrollo mayores y eliminando los grandes pozos de pobreza.

Esto requiere una mentalidad diferente desde la dirección de las escuelas, pero también desde la sociedad. Porque no es cuestión de que un alumno piense solamente en que obtener un MBA le va a dar más ingresos u obtener un trabajo mejor, sino en cuánto está contribuyendo a su comunidad, como parte de otros estudiantes que tanto en su ciudad como en otras regiones del país, pueden aportar estos nuevos conocimientos. Esto requiere un nuevo tipo de liderazgo que a su vez necesita de una buena comunicación.

En la Cumbre de NACIONES UNIDAS del Pacto Mundial en Nueva York, más de 1.000 dirigentes de empresas presentaron sus propuestas para maximizar la contribución que el mundo empresarial puede hacer a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible.

Entre las principales propuestas, fue la llamada a las escuelas de negocios para realizar una reforma curricular para que puedan formarse dirigentes y líderes comprometidos y cualificados que puede llevar a las empresas a resultados más sostenibles.

Pero ya hay cambios que se están notando, por ejemplo la acreditación de la European Foundation for Management Development (EFMD), que ha transformado su norma de acreditación de sostenibilidad y de la responsabilidad dentro de sus principios de actuación, dándole la misma importancia que los procesos de internacionalización o los de alianzas empresariales.

El futuro de las escuelas de negocio: cambio y más cambio 

Era bastante frecuente escuchar en los Estados Unidos antes de la crisis financiera de 2008, que eran muchas las escuelas de negocios que estaban dirigidas exclusivamente a producir una abundancia de graduados preparados para Wall Street.

Obviamente esta no puede ser la visión de hoy.

Algunas escuelas y universidades como la de Stanford, el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), la Universidad de Harvard y Babson College, se encuentran entre las más emprendedoras y se han dado cuenta de que se debe fomentar la adaptabilidad y la creatividad, en lugar de seguir en la línea convencional de formar solamente en las aptitudes de gestión.

Las organizaciones más importantes, especialmente las más exitosas start-ups, buscan candidatos que sean emprendedores y que poseen una forma innovadora de pensar. Además, muchas escuelas de negocios están comenzando a adoptar una perspectiva global.

No solo lo que se hace fronteras para dentro, sino lo que se hace off-shore, porque esto sí debe importar.

El espíritu emprendedor será el impulso de cambio y los profesionales que cuenten y desarrollen este conjunto de habilidades, serán los líderes del futuro.

Principales conclusiones del QS Global 200 Business Schools. Report 2012

Las escuelas de negocio a escala global le están dando una gran importancia al estudio de la responsabilidad social corporativa, en parte debido a los importantes desarrollos económicos que han ocurrido en los últimos años en todo el mundo.

Esto no ocurrió únicamente en Norteamérica y Europa, ya que el impacto de la educación en management en la región Asia-Pacífico ha sido muy significativo.

Una conclusión importante de este informe, es el grado de significancia que tanto gobiernos como organizaciones le dan al desarrollo de los que serán los futuros talentos emprendedores que surjan de los diferentes MBA’s.

Como dato relevante, ha habido un incremento sustancial en la demanda de parte de las empresas sobre graduados de MBA’s con conocimientos específicos en “information management” como consecuencia del impacto de la innovación tecnológica en las organizaciones.

Impacto económico y contribución regional de las escuelas de negocio

Tenemos un ejemplo paradigmático sobre cuánto es el impacto en la economía de una comunidad, al mismo tiempo que cuál es su contribución anual, medido en puestos de trabajo, ingresos extraordinarios, etc.

Este estudio se hizo en Plymouth hace pocos años, y la cifra se calcula a través de una serie de factores, entre ellos: adquisición de bienes y servicios; los gastos del personal fuera del campus y de los estudiantes, gastos de los visitantes, etc.

Un dato relevante, es cuál es el número de alumnos que forman parte de la gente que tiene un trabajo en esa comunidad, así como los negocios que se realizan en la comunidad y el intercambio comunitario (entre miembros de la comunidad).

El análisis se ha hecho sobre la base de considerar la semana de la graduación en la universidad, que por sí sola atrae a 16.000 visitantes a la ciudad, cuyo gasto total en beneficio de la comunidad es de 530.000 libras durante un período de 10 días.

Los estudiantes son un componente muy importante del impacto económico, y además del dinero que gastan dentro del campus, se puede calcular que cada alumno contribuye anualmente con 99,4 libras.

Otro ejemplo, es el del director George Yip de una escuela de negocios en Rotterdam, que analiza el impacto de la crisis económica en los programas de las escuelas de negocio en Holanda y otros países.

Yip sostiene que “nos enseñan en los MBAs que las cosas sucedan rápido y de forma decisiva. Este es también el modo en que enfocan la incomprensible complejidad de los productos financieros”. Según Yip, los expertos financieros construyen una maquinaria equivalentes a los bólidos de Fórmula 1, que saben que va a fundir motor carrera por medio. Los MBAs, sin embargo, se les enseñó a conducir los coches lo más rápido posible. Y ha llegado el momento de poner calma y reflexión en la construcción de los nuevos escenarios de la formación ejecutiva para los próximos años.

Los que se forman en un MBA saben muy bien cómo sacarle el máximo partido a un sistema, pero son menos expertos en evaluar las consecuencias sociales de sus decisiones.

Un estudio llevado a cabo por la Asociación de Escuelas de Negocios (ABS) de Reino Unido ha puesto de manifiesto el importante impacto que la universidad y las escuelas de negocios tienen en sus economías regionales.

Cuatro grandes escuelas de negocios fueron estudiados, y además de los miles de millones de euros en ingresos directos generados por la economía del Reino Unido, puede decirse que se encuentran a la vanguardia de la promoción del espíritu de empresa. El estudio fue realizado por el Centro de Economía Nottingham, Nottingham Business School.

Hacia un nuevo paradigma de la formación de postgrado, no es una expresión de deseos o una estimación exageradamente optimista.

Es la realidad que está transformando a velocidad de vértigo la “Business education” pero además tienen que comprender los líderes políticos, la importancia que las escuelas de negocio tienen en el crecimiento económico y en lograr un bienestar cada vez mayor para las sociedades que se preocupen por ello.

No podremos transformar a mejor nuestras comunidades, si las escuelas de negocio quedan relegadas a ser meros observadores, cuando su rol es de ser protagonistas sociales y económicos de primer orden.

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