El diario Autónomos y Emprendedores con Salvador Molina

El diario Autónomos y Emprendedores publica una entrevista hecha por el periodista Pablo Escalona a Salvador Molina, presidente de Foro Ecofin y coordinador del área de Profesionales de la Comunicación de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), en la que analiza la situación laboral de la profesión y de los periodistas. A continuación la entrevista completa:

“Ha habido cierta facilidad para convertir nuestra profesión en un mundo de falsos autónomos”, señala Salvador Molina, coordinador del área de profesionales de la Comunicación de la Federación Nacional de Asociaciones de Autónomos (ATA) y autor de dos libros sobre la transformación digital en esta entrevista. “Una cosa es la profesión y otra el mundo laboral, casar ambos mundos genera complejidades y genera también situaciones de fraude”.

Molina achaca este problema a la situación de cambio que ha vivido el periodismo en la última década, debido a la coyuntura económica y a la crisis estructural del sector derivada de la disrupción de los medios digitales, que han cambiado el paradigma empresarial de los medios de comunicación. “Esto que es un mal tradicional en el sector de la prensa, que se ha hecho exponencial por estos dos aceleradores, propiciando la aparición de falsos autónomos: periodistas que siguen trabajando para el mismo medio, pero que cobran como un empresario, como un falso autónomo”, apunta.

Obligados a salir de las nóminas para subcontratarles por cuenta propia

El coordinador de los profesionales de la información en ATA  Federación señala que el auge de estos falsos autónomos se puede explicar a través del proceso de reestructuración que está sufriendo del sector de la prensa. El adelgazamiento ce plantilla en muchos medios de comunicación viene obligado por la disminución de ingresos publicitarios. Ello ha forzado a prescindir de muchos trabajadores, que realizaban su labor en máquinas, en diseño y, sobre todo, a los que trabajaban en las redacciones periodísticas”.

“El periodista siempre puede ser freelance independiente y autónomo. Es una decisión personal elegir ser trabajador por cuenta propia o ser trabajador por cuenta ajena (asalariado). Yo me encuentro más cómodo en la primera. Pero lo que nunca se puede hacer es obligar a un empleado a convertirse en autónomo y exigirle las mismas condiciones laborales que tenía cuando era trabajador por cuenta ajena. Eso es ser un falso autónomo, alguien que para poder seguir trabajando tiene que decir a Hacienda y a la Seguridad Social que él es su propio empresario, cuando en realidad sigue trabajando para el mismo jefe, empresa o medio, en las mimas condiciones que un asalariado. Forzar a alguien a simular lo que no es y no quiere ser, es cohartar su libertad, sus derechos laborales y es un fraude de ley“, explica Molina.

Básicamente, se trata de situaciones en las que un medio obliga a un asalariado a darse de alta como autónomo, y seguir realizando las mismas funciones, en el mismo horario y con los propios medios de la empresa, a través de un contrato mercantil. Esta sería la situación real de un periodista que presta sus servicios como falso autónomo.

Esta situación ha llevado a que un gran número de profesionales del sector se hayan visto obligados a salir de las nóminas de los contratos por cuenta ajena y a seguir trabajando para el mismo medio mediante una especie de “subcontratación por cuenta propia”, afirma Molina. “Esto no es nuevo pero se ha hecho exponencial debido a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías”, añade.

Salvador Molina también explica cómo se motivan estas subcontrataciones: “Es verdad que a un trabajador de talleres no le puedes reciclar y subcontratar un trabajo pero a un diseñador gráfico sí. Y a un periodista que hacía información bursátil también porque le puedes seguir pidiendo que siga haciendo el suplemento de bolsa y se lo pagas aparte, como una subcontratación”.

También en medios públicos

Molina señala que el problema de los falsos autónomos tiene difícil solución porque estas empresas de prensa están en mala situación económica y forzarlas a regularizar sus plantillas sería llevarlas en muchos casos a la quiebra concursal. “No obstante, ello no nos puede llevar a una actitud cómoda de mirar para otra parte y no denunciarlo. Hay que denunciar estas situaciones e intentar que se solventen”, añade.

“Esto pasa en medios de comunicación privados pero también pasa en medios públicos. Hay una televisión regional de nuevo cuño cuyas contrataciones se han hecho de una manera un tanto extraña desde el punto de vista legal. Del mismo modo ocurre en otros medios de comunicación estatal, tipo agencias de noticias, donde el problema de los falsos autónomos afecta a miles de trabajadores. Y esta situación ha sido denunciada varias veces”, denuncia.

Hay que verlo como una oportunidad

Molina señala que los periodistas pueden darle la vuelta a esta  situación y convertirla en una oportunidad. El mundo ha cambiado, los medios de comunicación y las reglas del juego han cambiado: “Ya no tengo que aspirar a trabajar en las grandes cabeceras toda la vida sino a tener mi propio medio de comunicación, generar mi propia voz y así generar en un valor que cuando lo quiera una televisión, una radio o un diario que me paguen por ello. Y, así, no solo vivir de un solo pagador sino de cuatro, cinco o diez medios distintos”.

Esto genera mayor cantidad tanto de independencia como de subsistencia: “si te falla un medio sigues teniendo los otros. Yo creo que esto es una oportunidad aunque es una imposición de la situación actual en la que estamos”.

¿El periodismo es un sector precario?

La situación de los periodistas freelance es problemática, este colectivo es uno de los efectos sin reparar de la crisis económica. Tanto es así, que el 38% de estos profesionales autónomos trabaja por menos de 500 euros al mes y siete de cada diez no llegan a los 1.000 euros mensuales, según los datos publicados Informe de Situación del Sector 2018, publicado por la Unió de Periodistes Valencians. Por lo que es inevitable cuestionarse si se trata de un sector precario.

Molina explica esta situación de esta manera: “Las profesiones de menor valor añadido tienen la maldición de ser las peor pagadas. El periodismo es una profesión en la que el valor añadido tiene una gran amplitud de espectro, es donde mejor se pueden cobrar cuatro palabras a la vez que es donde peor se pueden cobrar. Cualquiera puede escribir o copiar y pegar un texto, pero generar ese valor añadido es lo que hace aspirar a mejores remuneraciones. Esta baja valoración de la profesión en la parte más baja de la tabla lleva a que muchos profesionales recién salidos de la universidad acepten puestos de trabajo de muy baja cualificación donde se reciben retribuciones muy bajas”.

No obstante, es verdad que cuando se pone en valor la profesión, que el periodismo no solo es reproducir un texto sino que entra en juego el análisis, la información y la aportación de valor las retribuciones aumentan. “Por eso se produce está situación de vulnerabilidad de la profesión de periodista. Pero no es porque se le pague mal a un periodista sino porque se están extendiendo los trabajos de baja cualificación en el mundo del periodismo”.

También disponible en el diario AyE.

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