¿Cobrar por aprender?

Estamos acostumbrados a pagar por recibir educación; pero, ¿puede que terminemos cobrando por formarnos? Salvador Molina analiza en el último episodio de Mentes Super-Poderosas una tendencia prácticamente desconocida, pero en claro auge ante la carencia de perfiles profesionales que necesitan las empresas.

“Es un cambio de paradigma: cobrar por estudiar, en lugar de pagar para estudiar. Pero la escasez de profesionales capaces de trabajar en las llamadas ‘profesiones del futuro’ está llevando a muchas empresas a cambiar mentalidades en el mundo de la formación”, comenta Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y del clúster MAD FinTech, en el último episodio de Mentes Super-Poderosas, el podcast que presenta cada semana en Aquí Radio.

La formación es esencial para el futuro de la sociedad, pero también es un prisma con muchas caras. Y no todas reflejan la realidad que necesitan las empresas: faltan profesionales de ámbitos muy concretos, ya sean médicos o del sector tecnológico.

Por eso, las empresas empiezan a configurar un nuevo marco formativo que, para atraer a más jóvenes, incluso remunera a quienes aceptan entrar en ello. Se trata de “conseguir talento” que necesitan las empresas, y que no encuentran fácilmente en el mercado, como explica Salvador Molina. Por eso, muchas empresas están tomando la iniciativa y crean sus propios itinerarios formativos para ser ellas mismas las que ofrezcan a los estudiantes los conocimientos que necesitan.

La nueva tendencia en educación

No es algo nuevo, pues ya en 2017 hubo movimientos para crear un nuevo modelo formativo que ayude a capacitar a los profesionales que se necesitan. “Para que se formen en competencias STEM y luego se apliquen a aquellas tecnologías que interesan a la empresa”, explica. “Hay más demanda que oferta”, apunta, lo que exige nuevas fórmulas que permitan cubrir las vacantes necesarias para que estas empresas puedan seguir trabajando y creciendo.

Para ello, se utilizan competiciones, juegos y gamificación como “medio para obtener una recompensa final”, destaca. Es un nuevo sistema para remunerar, como en los hackatons, a los mejores preparados. “El futuro es de esos que antes llamábamos ‘frikis’ de la programación, la inteligencia artificial, las matemáticas, la robótica o los algoritmos”, subraya, en un interesante episodio que está disponible a continuación, y que ayuda a comprender un fenómeno del que se habla muy poco, pero que avanza entre bambalinas conquistando todo el espacio educativo conocido:

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