Caramelos envenenados para Pedro Sánchez

El 22 de enero de 2016 pasará por ser el Día de los Reyes Magos para el diputado Pedro Sánchez. Tres bellos presentes le fueron presentados en este día, pero se trata de caramelos envenenados de difícil digestión. ¿Qué posibilidades de éxito tienen estos muñecos diabólicos?

“Ahora Sánchez tiene la oportunidad de demostrar quién manda en el PSOE”. Este es el órdago que Pablo Iglesias le lanzó al líder socialista. A la vez que le empinaba la cuesta arriba con una colección de cromos en el que se reservaba para Podemos la vicepresidencia y las carteras ministeriales estratégicas en la capacidad de ejercer política y gestionar presupuestos: Economía, Defensa, Interior, Exteriores… y hasta una nueva más inviable posible, la de Plurinacionalidad; es decir, la encargada de gestionar la ruptura de España mediante un referendum vinculante en Cataluña para solicitar el secesionismo catalán y que estaría en manos de Comú Podem, la marca catalana y catalanista de Podemos. Teniendo en cuenta que las comunidades autonómicas gestionan las políticas y presupuestos de Sanidad y Deportes, al posible Gobierno de Pedro Sánchez sólo le quedarían las competencias de gestionar la Cultura, el Deporte, las Infraestructuras, la Agricultura y la Lotería. ¿Quién puede asumir este ‘trágala’ en el Partido de Felipe González y Susana Díaz?

REY-Pablo Iglesias 2

Pablo Iglesias aprovechó su visita al Jefe del Estado para anunciar su propuesta a Pedro Sánchez. El anuncio que dinamitó los planes de Felipe VI, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez.

El segundo Rey que ejerció de Mago el 22 de enero de 2016 fue Don Felipe VI, Rey de España, que envió su carta a todos los medios de comunicación. Reconoció que Mariano Rajoy renuncia a exponerse en la tribuna de la Plaza de las Cortes para un viaje a ninguna parte, porque la matemática parlamentaria sólo suma fracaso en la urna de las investiduras. Y a esa exposición hay que añadir la sobre exposición actual por los casos de corrupción en las embajadas, en el Ministerio de Agricultura y Acuamed, las dimisiones forzadas en su Ejecutivo (Federico Ramos de Armas) y hasta la extensión del caso Bárcenas a su actual tesorera Carmen Navarro. En fin, ¡que el presidente gallego está como para salir al escenario a que le silven y le lancen tomates!

Mariano Rajoy, con sus fans y sus detractores dentro y fuera del partido, lo que sí tiene es fortaleza interna en su grupo parlamentario. En el Partido Popular todos reman a favor de su líder, son un partido de presencia pública sólida, con sus mujeres fuertes sentadas juntas frente a su líder, nadie duda de que Rajoy es el líder y el único candidato del PP a ser presidente en este proceso de investidura. Por eso, en su rueda de prensa del día 22 de enero pudo estar tranquilo, sereno, seguro, firme y hasta contento de lanzarle el guante a Pedro Sánchez. Porque lo que Mariano Rajoy hizo el día 22 no fue tirar la toalla, sino una retirada estratégica que los suyos definieron como una carga explosiva para el PSOE. Porque le ha pasado la patata caliente para que le reviente en la cara a Pedro Sánchez. Porque intuye que la propuesta de Pablo Iglesias se le indigestará al líder socialista en la ejecutiva federal del PSOE y que los barones del partido no podrán tragarse un pacto que exige todo y no da nada, ni siquiera respeta la línea roja socialista marcada desde el minuto cero post electoral: el no al referendum catalán y a su proceso separatista.

Los tres Reyes Magos (Pablo Iglesias, Felipe VI y Mariano Rajoy) trajeron con cierto retraso tres regalos envenenados a Pedro Sánchez. ¿Podrá digerirlos? Ahora no puede jugar al mensaje de oposición, del primer partido de la Oposición. Sánchez debe liderar ya el proceso negociador para la investidura a la Presidencia del Gobierno de España. Ahora tiene que mostrar sus cartas y que todos los españoles veamos qué comodines tiene en Cataluña y Euskadi. Y conocer el precio de esos pactos. Y saber qué está dispuesto a ceder a Pablo Iglesias. Y si respeta las líneas rojas de los barones socialistas, que repiten reiteradamente su mantra desde Andalucía, Extremadura, Aragón, Castilla-La Mancha…

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El 27 de enero el Rey volverá a ver a todos los líderes políticos, pero con nuevo guión donde Sánchez será la estrella llamada a formar Gobierno. ¿Tendrá los apoyos necesarios en el Parlamento? ¿Y en su partido?

“Entré en Zarzuela sin un gobierno y parece ser que tengo todos los ministros y ministras nombrados”, bromeó Sánchez al conocer la propuesta de Pablo Iglesias. Sin embargo, el tema no es baladí, sino sustancial. Sánchez sigue insistiendo en que el pacto debe basarse en una negociación de programa, pero están tan lejos los compromisos de Iglesias en Cataluña y las líneas rojas del PSOE que no parece fácil el triple salto mortal. Sin embargo, Iglesias es un ejemplo de flexibilidad, ya que pasa con cierta facilidad de mensajes inmovilistas repetidos durante meses de que no estará en un Gobierno que él no presida, a aceptar una vicepresidencia y un cambio de cromos ministeriales. Ahora sí vale la negociación de asientos, mientras que durante la campaña electoral sólo valía el todo o nada. Por ello, quizá Sánchez e Iglesias están más cerca que nunca de aunar sus intereses personales por encima de los intereses colectivos de las organizaciones que representan.

No, el Rubicón que ambos líderes deben salvar no es su entendimiento personal y la renegociación de sus intereses legítimos. El muro infranqueable es convencer al aparato del partido socialista de que todo vale con tal de aspirar a La Moncloa, asumir el precio soberanista del pacto de investidura y calibrar la gobernabilidad de España basado en un acuerdo de mínimos. Un viaje a ninguna parte no es asumible por líderes sólidos que se juegan el ser o no ser en el semillero socialista de Andalucía y Extremadura. ¿Dinamitar el futuro por un presente de poder volátil? Es un precio que muchos barones socialistas ya han anunciado que no asumirán.

El diputado Sánchez tiene ahora la palabra.

Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN.

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