Es filosofía oriental, pero no es cuento chino. Todas las personas estamos conectados por hilos rojos que identifican a las personas que te ayudarán en la vida, que serán tu socorro para los momentos malos y tus amigos al compartir las alegrías. Los verdaderos líderes tejen estos hilos entre las personas de valor que le rodean, desechando a los tóxicos y mimando a los que tienen hilo rojo. No siempre son amigos, o empleados, o jefes, o colegas de profesión. El juego mismo de descubrirlos en tu hacer diario ya aporta valor al viaje que te proponemos.
“¡Qué la Fuerza te acompañe!”, decían los caballeros jedi en La Guerra de las Galaxias. Una fuerza supra natural que nos rodea, que teje esos hilos rojos. Muchos lo llamaron su Sino o su Destino, desde los albores de la Historia allá por Mesopotamia, Grecia y Roma. Así se escribieron muchas tragedias en las que nada se podía hacer contra aquello escrito en los Cielos por los dioses y que condicionaba la libertad de los hombres.
Luego la religión cristiana le puso un nombre más divino: la Providencia. Aporta una mejora excelsa, ya que prevé una tutela celestial; pero respetando la libertad de elección del ser humano. Gracias a ella, un custodio vigilante siempre nos tiende su mano. “Porque Dios aprieta, pero no ahoga”, dice el saber popular. Y todo ello gracias a esa Providencia que provee a cada hijo de Dios.
Los más modernos lo llaman Serendipia. Y hasta Hollywood la puso de moda gracias a ‘Serendipity’ (2011) con John Cusack y Kate Beckinsale de protagonistas. Aquella pareja a punto de matrimoniar por separado, pero que acabaron unidos por una suerte de azar que los volvió a unir pasados los años. Previamente, los protagonistas pusieron su amor en juego: un libro lanzado al azar a los libreros de segunda mano llevaba escrito el único medio de contacto: el teléfono de la chica.
Serendipia es, pues, un término de nuevo cuño (250 años) gracias a la creatividad de Horace de Walpole, quien se inspiró en el cuento clásico persa de los tres príncipes que vivían en la isla de Serendip (Ceilán) y que solucionaban sus problemas con hallazgos accidentales. En fin, la historia misma de descubridores como Fleming, Newton, Colón, etc.
La Fundación del Español Urgente (Fundeu) propone otro sinónimo más castizo: chiripa. Así pues, la Chiripa nos permite solucionar los problemas de nuestra vida por carambola accidental.
Llámalo como más te guste; pero suma colaboradores fieles, iguales a ti, sin vínculos ni de sangre ni de intereses económicos. Un grupo aséptico de mentores. Y sigue tu camino junto a ellos. Da y recibe. Porque solo llegarás antes; pero acompañado, llegarás más lejos.
Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid
(Artículo publicado en el diario La Razón)