Los 8 Superpoderes de la Colaboración en la Era Digital

Lo de colaborar y cooperar no es nuevo en la Historia de la Humanidad, ni en la Economía Mundial. Ya he hablado ampliamente de ello en mi libro Talentocracia. Y lo ejercitamos diariamente en los clústers impulsados por el Ayuntamiento de Madrid en Ciberseguridad, Big Data, Tech de Arquitectura… y, muy especialmente, en el MAD FinTech que lidera Foro ECOFIN. Son espacios de co-creación y de innovación abierta.

El primer coworking del mundo quizá pudo ser obra de Benito de Nursia, cuando creó la regla benedictina con el ‘ora et labora’ y junto al silencio místico de las capillas y el sudor del trabajo en el huerto, también pensó en un tercer espacio para los monjes que vivían la vida en comunidad, en colaboración y en cooperación. Ese tercer espacio fueron las bibliotecas, las escribanías de copistas y la iluminación del conocimiento con miniaturas más o menos artísticas. ¡Qué más cooperación que una comuna basada en los intangibles (la Oración) y el coworking en el campo, la bodega… ¡y la biblioteca!

En tiempos más recientes tenemos que hablar del movimiento cooperativo también de mano de la Iglesia; ya que lo de las comunas de los soviets comunistas fue obra de la Dictadura del Proletariado más que del deseo de cooperar en libertad. Si un movimiento dentro de la Iglesia ha impulsado la economía de la cooperación, ese es sin duda la Compañía de Jesús, una orden jerárquica y militar que hizo de las misiones y las empresas la praxis del poder de la inteligencia.

En España aún tenemos un ejemplo latente en el grupo cooperativo vasco de Mondragón. La Corporación Mondragon​ es un grupo de cooperativas y empresas originario del País Vasco y actualmente extendido por el resto de España y por los cinco continentes. Constituye el primer grupo empresarial vasco y el décimo de España, así como el mayor grupo cooperativo del mundo.​ Emplea a cerca de 80.000 personas. Marcas históricas como Fagor nacieron en él, aunque hoy las más conocidas son Eroski, Lagunaro, Orona o Caja Laboral.

Pero no menos importante en el mundo rural es la semilla del cooperativismo agrario y ganadero, base de la exportación en Levante (incluyendo Comunidad Valenciana, Murcia y Almería) y del sector vitivinícola y aceitero español en todo el Estado. Central Lechera Asturiana o la Cooperativa del Valle de los Pedroches (COVAP) son ejemplos en el sector lechero y en el ganadero quizá el más destacable es el catalán de Osona. Y germen de ese cooperativismo agrario fue la red de Cajas Rurales y otras cooperativas de crédito (las auténticas desconocidas del sistema bancario y financiero español). Y se podría seguir hablando de las Sociedades de Garantía Recíproca como Avalmadrid, Iberaval, Transaval y tantas otras. O de las sociedades comanditarias creadas por la agrupación de profesionales en la abogacía, consultoría y otros servicios profesionales.

Pues bien, con ser todo esto cooperación y colaboración, nada tienen que ver con la Colaboración en la Era Digital. Entonces. ¿De qué hablamos que es tan revolucionario?

1.- Economía Colaborativa

Cuando hablamos de colaboración en la Economía Digital, lo primero que se nos viene a la cabeza es lo que se ha definido como Economía Colaborativa; aunque también hay una falsa economía colaborativa de la que luego hablaremos. ¿Cuál es la definición de economía colaborativa? Aquella actividad empresarial destinada a facilitar que muchos intercambien bienes o servicios sin intermediación, sin coste, sin contrapartida. Por ejemplo, no es economía colaborativa el que una aplicación como El Tenedor me permita comprar comida en restaurantes de mi ciudad, ya que los restaurantes le pagan por la comercialización (o la mensajería). Si es ejemplo de economía colaborativa los servicios de BlaBlaCar, que permite que personas se encuentren en una aplicación para organizar un viaje imponiendo ellos mismos las reglas de juego, también las económicas. También es economía digital relativo a bienes, todos aquellos ecommerce de segunda mano tipo Wallapop, eBay o Milanuncios; ya que permiten transacciones de productos entre particulares sin percibir un precio por su venta (o eso debería ser).

Si buscamos una estructura básica en la economía colaborativa, en casi todos los casos nos saldrán herramientas de marketplace; es decir, de centros de comercialización en los que la empresa monta el centro comercial y las reglas de juego que prestan un marco estable de seguridad; pero donde oferta y demanda establecen su transacción comercial a su libre arbitrio sin intromisión del marketplace.

En el fondo, la mayoría del comercio electrónico está basado en un marketplace; pero la diferenciación es el ánimo de lucro perseguido en la intermediación de bienes y servicios que presta cualquier plataforma de ecommerce. En la economía colaborativa, demandante y oferente transaccionan sin que ninguno de los dos sea cliente, sino simplemente usuario.

Un ejemplo distinto de la economía colaborativa es la llamada compra agrupada, que se puso tan de moda hace unos años con la aparición de múltiples empresas como Grupón o Grupalia que ofrecían compras a buen precio gracias a servir de central de compra para poder ofrecer precios muy ventajosos en compra de bienes (moda, electrónica, automóvil, etc.) y servicios (escapadas, hoteles, masajes, entradas, etc.). En el fondo, se trata de una actividad que está en la frontera de la auténtica y la falsa economía colaborativa, ya que se acerca demasiado a los servicios tradicionales de fidelización de clientes basados en tarjetas o clubs de compra. No olvidemos que las centrales de compra son una fórmula mercantil de amplia implantación en sectores como la gran distribución, la logística o el comercio tradicional.

2.- Economía de Plataformas

Cuando hablamos de economía colaborativa en realidad queremos expresar otro concepto más perfecto en la Era Digital, que no es otro que la llamada Economía de Plataformas o empresas de plataformas. Son aquellas empresas que ven que el desarrollo de su negocio puede venir de que otros desarrollen total o parcialmente el negocio al que ellos se dirigen o quieren dirigirse. Por ejemplo, Amazon nace en 1995 como una plataforma on line para vender libros. Luego, surge la amenaza de los libros digitales (eBooks) y Amazon desarrolla una tecnología propia llamada Kindle con la que compite consigo mismo y le resta márgenes a sus ventas, pero lo compensa con creces al sumar millones de nuevas venta.

En ese tránsito, Amazon se da cuenta de que vender libros presenta un objetivo muy ambicioso, porque hay muchas librerías en el mundo vendiendo libros y porque hay algunos libros que no están a la venta editorial, por que están agotados, son raros o son incunables. Y entonces decide convertirse en la librería de los libreros, ser una plataforma de ecommerce donde Amazon sigue ofreciendo la venta de libros; pero en concurrencia con todo aquel que quiera vender otros libros o, incluso, sus propios títulos. Así que editoriales, cadenas comerciales o librerías de pueblo distribuyen, venden y cobran a través de Amazon; que pasa de ser tendero a ser mensajero y cobrador, en muchos casos.

Esto mismo de la economía de las plataformas llega a la computación en la nube con Amazon, Google, Facebook y otras empresas que han desarrollado negocios muy rentables ofreciendo sus sobrecapacidades de computación y almacenamiento a terceros.

El Poder de la Colaboración en la Era Digital. Talentocracia / Editorial Kolima, 2018. También en Audio Libro.

También se suman a esta economía de las plataformas industrias más tradicionales como la banca, donde entidades como BBVA ofrecen a sus clientes servicios financieros de terceros (FinTech especialistas) desde sus propias plataformas para clientes (API Market). Estas plataformas se conocen como APIs (interfaz de programación de aplicaciones), donde colgar o desarrollar las aplicaciones (apps) de servicios de otras compañías. Como dice el propio BBVA en su web corporativa: “Una API es el mecanismo más útil para conectar dos software entre sí para el intercambio de mensajes o datos en formato estándar como XML o JSON. Así es como se convierte en un instrumento para buscar ingresos, abrirse al talento, innovar y automatizar procesos”. Y añade que “BBVA apuesta por la innovación abierta y desde API Market las empresas pueden acceder a una serie de APIs para desarrollar nuevas vías de negocio o mejorar las experiencias del usuario” dentro del banco azul.

3.- Código abierto (open source)

Hablamos de la Colaboración para crear juntos proyectos que beneficien a todos, aunque obligue a invertir tiempo y dineros a algunos. Por ejemplo, el Open Source o código abierto que atenta contra los desarrollos informáticos en código cerrado de poderosas estructuras globales como Microsoft, Appel, Oracle, SAP o IBM (los inventores de los personal computer, PC). Pues bien, las plataformas de código abierto son un ejemplo de computación colaborativa. Y esto hay que tenerlo en cuenta en doble vector: como fuente de oportunidad en desarrollos que generemos a partir de esta comunidad de código abierto; pero también, y al contrario, para evitar arrancar negocios que tengan como competidor una araña de trabajo colaborativo gratuito contra el que competir.

4.- BIM (Building Information Management)

Merece especial interés que nos paremos a comentar una tecnología llamada BIM (Building Information Management). La explicación más sencilla para entenderlo es que se trata de un nuevo estándar adoptado a nivel internacional (Unión Europea, EEUU, Japón, etc.) para la gestión de infraestructuras físicas: construcciones, infraestructuras, edificios inteligentes, complejos inmobiliarios, almacenes, etc. Es una evolución o hibridación entre los software de CAD/CAM (computer-aided design o diseño asistido por computadora) en tres dimensiones de diseño de estructuras (edificios, ingeniería civil, arquitectura) con los software de gestión documental, donde se almacenan documentos de distinto formato para documentar lo guardado (permisos, licencias, memoria de calidades, planos, auditorías, certificaciones, vídeos, fotos, etc.).

La Directiva 2014/24/UE del Parlamento Europeo insta a los países miembros a modernizar las normativas de contratación y licitación públicas con metodologías y tecnologías que mejoran y agilizan los procesos de contratación. Se estableció que a partir del 27 de julio de 2019 debería ser obligatorio su uso en toda la Administración española de cara a concursos públicos de obras o mantenimiento de infraestructuras, edificios y otros usos.

Pues bien, no existe un fabricante o desarrollador exclusivo de BIM, sino que es un ejemplo de colaboración en la Era Digital donde distintos especialistas, empresas, escuelas de arquitectura, universidades, etc., han ido dando forma a este estándar hasta convertirlo en mundial.

Inditex (Zara) ya lo tiene implementado para el diseño y gestión de sus tiendas; pero también distintas constructoras o inmobiliarias para la gestión de sus edificios, puertos o aeropuertos. Y para poder tramitar un proyecto con la Administración Pública española o europea será obligatorio antes o después. Y en todo el mundo, desde la colaboración.

5.- Co-Creación

Se están generando distintas iniciativas en el mundo donde la invención ya no es un elemento exclusivo y excluyente. Hasta el siglo XXI se entendía que el I+D era la principal razón de competitividad y competencia de una empresa. De ahí la carrera por la investigación en laboratorios farmaceúticos o en la industria electrónica.

Sony ganó la batalla de la investigación del vídeo con el formato Beta, pero perdió la batalla comercial frente al formato VHS (comercializado por todos los demás competidores mundiales), cuando el VHS en realidad fue una línea de investigación de deshecho desarrollada también por Sony y vendida a su competencia.

Pues bien, en el siglo XXI esto ya no va a ocurrir, porque para el desarrollo de los grandes proyectos de investigación y creación mundiales se están desarrollando consorcios de co-creación donde todos quieren estar.

El ejemplo más reciente son los consorcios creados por laboratorios farmaceúticos junto a centros de conocimiento (universidades) y financiación pública (Gobiernos) para el desarrollo de las vacunas COVID19. La famosa vacuna de Oxford no hubiera sido posible sin la demanda y financiación de los gobiernos de Reino Unido y la Unión Europea; pero tampoco sin el talento investigador avalado por numerosos premios Nobel de la Universidad de Oxford y las capacidades industriales de Astra Zeneca. Otra cosa que podríamos disputar es su éxito, eficacia o controversias surgidas; pero como modelo de colaboración es sencillo, donde todos ganan y donde otros pequeños actores se unen a esta araña aportando líneas de investigación y testeo desde todo el planeta que revierten al equipo de Oxford, a la vez que laboratorios de todo el mundo se ofrecen a contribuir a la red de producción y distribución.

Volviendo a la Economía Digital y por citar un ejemplo cercano, en España se ha creado uno de estos consorcios para inventar y desarrollar la tecnología española de Blockchain. Este consorcio tiene forma de asociación con el nombre de Alastria donde co-crean más de 200 instituciones públicas y privadas, grandes empresas del Ibex-35 y todos los sectores de actividad. Y sus trabajos en identidad digital están siendo seguidos en todo el mundo y muy especialmente en la Comisión Europea de cara a establecer un estándar europeo.

6.- Open Space

Por último, quiero señalar un elemento cultural. Quizá a nivel empresarial, lo puntos 1 y 2 son los más relevantes. Quizá como paradigma de la Nueva Economía Digital, son los puntos 3, 4 y 5 los más disruptores. Pero para mi lo que mejor visibiliza la Cultura de la Colaboración en la Era Digital son los open space, espacios abiertos de trabajo orientados a facilitar lugares físicos de colaboración y co-creación.

En las empresas medianas y grandes, hace ya años que se produjo la revolución de los espacios abiertos de trabajo. Desaparecieron los despachos de los directivos, mandos intermedios o jefes. La oficina se ha hecho un espacio diáfano donde se mezclan conversaciones, estados de ánimo y gestiones.

Es como si hasta los bufetes de abogados hubieran perdido el miedo a la confidencialidad, la exclusividad y el secreto profesional. Lo que era normal en el mundo de las redacciones de prensa, se ha extrapolado a la industria informática, a la industria farmaceutica, a la gran banca, a las grandes consultoras mundiales Big Four y hasta a los despachos legales internacionales. Se ha perdido la timidez y el secretismo.

Todo ello en aras a favorecer la comunicación de las personas y equipos, a generar estructuras horizontales, a destruir las jerarquías físicas de despachos y moquetas. Las organizaciones se han hecho espacios abiertos, horizontales y basados en la colaboración, frente a la cultura de la competencia del siglo XX.

7.- Coworking y coliving

Consecuencia de este cambio de mentalidades, la reconversión de las empresas inmobiliarias que habían creado un modelo de centros de negocio (business center) basado en el alquiler low cost de despachos con llaves, a los que se les podía revender el servicio de secretariado, de domiciliación, de alquiler puntual de salas de reuniones o de aulas de formación. Frente a este modelo, se impone ahora el modelo de coworking, con espacios abiertos donde trabajar codo con codo con otros emprendedores o profesionales, que quizá son competidores o posibles socios. Y para facilitar la cultura startup emprendedora, todos estos hubs o coworkings provocan la comunicación, el roce y el conocimiento mediante salas de relax, cafeterías, restaurantes y otros lugares comunes; así como una nutrida experiencia de meetups, master class, conferencias, debates y jornadas donde compartir.

Y rizando el rizo, la última versión del coworking es el coliving; es decir, un lugar donde hay tiempo para lo profesional, pero también para el ocio y hasta para residir (dormir) por temporadas. Son como residencias de estudiantes reconvertidas en residencias para emprendedores donde celebrar convivencias (stages) en torno a un evento, una feria o un curso de formación. También pueden ser colivings para emprendedores kmowmadas que están algunos días de la semana del mes o de la semana en esa ciudad; pero el resto están de viaje o en otras ciudades.

8.- Los Knowmadas

Hemos hablado de cómo transforma el Poder de la Colaboración a la Economía, a las Empresas, al I+D, a los espacios de trabajo y hasta el mundo Emprendedor (startapero o no). Por último, una reflexión sobre cómo afecta al mundo del trabajo, al mundo profesional. Y es que las sociedades ágiles (metodología agile y scrum, que merecerían otro artículo) se basan en estructuras delgadas y flexibles, capaces de adaptarse a grandes proyectos y a momentos valle; pero sin perder su base de talento.

Esta realidad junto al problema de retener el talento, hace que los antaño llamados departamentos de Recursos Humanos ahora lo sean de Gestión del Talento. Y este talento está compuesto por un mundo híbrido en estas grandes consultoras, telecos, informáticas, ingenierías, tecnológicas, etc. Hay talento en nómina (trabajadores propios) y talento a disposición (trabajadores disponibles para proyectos). Este talento en circulación es muy difícil de retener, ya que tiene un coste muy alto, exige proyectos de alto nivel no siempre disponible, es difícil de fidelizar y son escasos de encontrar por su nivel senior en el dominio de ciertas especialidades o tecnologías.

A este grupo de trabajadores selecto, infiel, caro, disponible y difícil de fidelizar a una marca se le suele conocer como los knowmadas. Son profesionales nómadas que responden a la sociedad del conocimiento en la que vivimos. Trabajan temporalmente en proyectos de alto nivel tecnológico ligados a una empresa y país; pero cuando el trabajo está hecho, saltan a otra empresa, otro proyecto y, con no poca frecuencia, a otro país.

Estas estructuras volátiles basadas en el talento y la colaboración sin banderías (ni de marca, empresa, sector o país) son propias de una nueva sociedad basada en el Poder de la Colaboración en esta Era Digital.

Estos son algunos de los Super Poderes de los Superhéroes de la Economía Digital y de la Industria 4.0 del milenio que ahora comenzamos a transitar; y a la que la revolución social y laboral derivada de la crisis sanitaria incorpora nuevos reactivos a la fórmula: teletrabajo, digitalización de la sociedad, servicios en remoto, etc. Nada será lo mismo después de este despertar digital; pero siempre estará en nuestras manos los super poderes de la Colaboración.

 

Salvador Molina, autor de ‘Talentocracia. El Poder de la colaboración en la Era Digital’ y presidente de Foro ECOFIN

 

 

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