Las raíces de la Felicidad

¿Era feliz la Gioconda? Detrás de esa sonrisa a medias, ¿se esconde alegría y satisfacción?, ¿o dolor y amargura? Si no nos ponemos de acuerdo ni en eso, ¿cómo vamos a ponernos de acuerdo en definir la felicidad y, por ende, la felicidad dentro de las organizaciones (la felicacia)?

Es difícil sentarse delante de un ordenador e intentar conectar con un lector anónimo, como la Gioconda. ¿Qué estarás pensando tú, lector? ¿Tendrás también una mueca de sarcasmo en los labios esperando un desliz de la autora?

No es fácil buscar las palabras que puedan hacernos reflexionar a cada uno, sin ánimo de hacer demagogia, y descubrir esa actitud que nos lleve a la felicidad.

Si algo tenemos en común la humanidad y que, a lo largo de la historia, ha sido nuestra personal búsqueda del Santo Grial; es precisamente esa otra búsqueda genética en las personas que nos mueve diariamente con la esperanza de ser felices, sin darnos cuenta de que el camino es más importante que la meta.

Un camino en el que te encuentras a personas con las que hablar y compartir experiencias, nimiedades que te hacen reír, que te hacen esperar con ansiedad dibujando una sonrisa, la hora de volver a encontrarte con ellas. Eso es la felicidad, el camino que andas hasta estar plenamente satisfecho de haber encontrado el lugar adecuado para compartir sueños y realidades.

A lo largo de la Historia, los filósofos, escritores, sociólogos, músicos, teólogos, políticos y las más importantes mentes que habitaron el planeta se han hecho la misma pregunta sobre el camino que lleve a la Felicidad y la definición misma de lo que supone para el ser humano esta diosa llamada Felicidad.

Todos nos levantamos cada mañana, nos miramos al espejo y nos vestimos con la idea de iniciar una jornada en la que ir a visitar a doña Felicidad, con la esperanza de ser felices.

Cada noche regresamos al hogar para cenar y dormir. Es el momento de repasar mentalmente todo el ajetreo del día, las cosas que han pasado por fuera y aquello que hemos sentido por dentro. Y ahí, en la lista de los sentimientos (no de las acciones) es donde encontramos placeres, emociones, sentimientos felices… ¿Esa es la felicidad?

La felicidad de las pequeñas cosas es ese monedero emocional donde vamos echando cada día la calderilla de los momentos felices vividos. Muchos serán en compañía de seres queridos: familiares, amigos o compañeros de trabajo. Otros serán placeres intelectuales íntimos en una lectura, la contemplación de un momento cotidiano o en el placer del trabajo bien hecho, en eso que ahora los gurús del Management llaman el Flow.

Todas estas monedas de Felicidad tienen una cosa en común: están acuñadas de un metal noble que es el sentimiento de hacer bien la cosas, la Ética; que otros llamarán: Moral, Credo, Deontología, RSC, RSE, Compliance, creencias, valores, principios, compromiso…

¡Es como una borrachera! Cuánto más felices nos sentimos, más ganas tenemos de buscar nuevas monedas, nuevas metas personales. Así, cada vez que nos sentimos felices, buscamos nuevos motivos para seguir manteniendo ese estado de felicidad. ¡La Felicidad crea adicción! ¿Es por tanto la felicidad un estado, una actitud o un fin? Puesto que lo que parece cierto es que NO es una meta.

Soy de las convencidas de que la felicidad es un concepto de vida, una actitud, un modus vivendi rodeado, importantísimo, de personas con las que compartir buenos y malos momentos con la convicción de que están en mi camino. Y es en ese camino cuando nos cruzamos con el trabajo, con la empresa.

Las personas pasamos no menos de un tercio de nuestro tiempo dedicándolo a nuestro trabajo, que es la mitad de nuestras horas de vigilia si descontamos el sueño. Lugar donde cruzamos emociones, frustraciones, compromiso y eficacia. Por tanto, es un camino obligado y propicio para caminar hacia la felicidad, porque no podemos ser felices en horario de oficina o, por el contrario, en nuestro tiempo libre. Hay que estar borrachos de felicidad dentro y fuera del mundo laboral.

Extracto del capítulo escrito por Carmen María García, presidenta de FWW, para el libro ‘Manual de Felicacia’ (Alternativa Press, 2019).

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