Madrid vive una encrucijada singular. El Brexit ha vuelto a revalorizar un viejo proyecto enterrado por la crisis económica: Madrid Centro Financiero Internacional. Hasta hubo una asociación público-privada en la que estaban BME, Santander, BBVA, Caja Madrid, Mapfre, Comunidad y Ayuntamiento de Madrid. Pero el proyecto nació viciado. A la sombra del IMADE, fue un organismo más público que privado que disgustó a quienes lo financiaron: la banca privada.
Ahora, el mensaje de debilidad del mayor centro financiero de Europa y segundo del mundo (la City londinense) ha hecho despertar a las aves carroñeras que prometen incentivos fiscales y ayudas para la ubicación de las instituciones instaladas en la City que migren hacia París, Francfurt, Milán o Madrid -¡por qué no!-.
Miedo al Brexit
El desplome de la City coincide con el anuncio del referéndum británico que aprobó la salida de la Unión Europea (Brexit). Esto ha hecho desplomarse el precio de la libra esterlina frente al dólar y el euro, a la vez que también el mercado inmobiliario vive sus momentos más bajos. La libra va camino de la paridad con dólar y euro, con pérdidas de valor cercana a un 20% en los primeros días.
El propio Banco de Inglaterra publicó un su informe de estabilidad de la pasada semana que uno de los mayores riesgos derivados del Brexit es que Londres pierda atractivo como destino para la inversión. Y la prensa local ya habla de amenaza de recesión en la economía británica.
¿Y habrá corralito? Porque el aldabonazo más importante es la reacción de los inversores internacionales. El dinero es miedoso y las peticiones de retirada de fondos de los inversores provocó el corralito de inmediato entre varios fondos de inversión inmobiliaria que decidieron unilateralmente congelar los retiros de fondos de sus inversiones con carácter inmediato y temporal a partir del 5 de julio.
El caso es que miles de inversores americanos, europeos, asiáticos y británicos se han encontrado con su capital en total iliquidez dentro de marcas globales como Aviva, M&G, Standard Life, etc. Comenzó una entidad, pero el efecto dominó fue sumando gestoras. También lo imitaron fondos británicos como Henderson, Threadneedle y Canada Life. ¿Hasta dónde llegará el efecto contagio?
La puja está abierta
El terremoto en la City ha provocado réplicas en el continente europeo por parte de plazas financieras que de manera solidaria se han ofrecido a ser pista de aterrizaje de los que podrían estar pensando en abandonar la nave londinense y buscar un nuevo centro financiero autónomo al ejemplo del distrito financiero de la City, con autonomía y fiscalidad singular. Es casi como un paraíso fiscal off shore.
¿Dónde irán los mercados de dinero, de renta fija, de renta variable, de FinTech… y las grandes gestoras de fondos, los fondos soberanos de Medio Oriente, las inversiones en moneda china, etc., que hasta ahora están instalados en la capital del Reino Unido?
Varias ciudades europeas como París, Frankfurt, Luxemburgo, Amsterdam, Dublín y Madrid, respaldadas por sus respectivos Gobiernos, ya han comenzado a moverse al objeto de hacerse con una parte del negocio que hasta ahora está instalado en la capital del Reino Unido.
La primera pieza que hay que mover obligatoriamente es el EBA, la Autoridad Bancaria Europea, que es parte de los organismos reguladores financieros de la Unión Europea. Lo lógico sería que se ubicara en una ciudad de la Eurozona, que sea centro financiero de primer nivel y que no sea Fankfurt, para no concentrar en la misma ciudad al EBA y a la sede del Banco Central Europeo.
Sin embargo, en Alemania lo ven a la inversa. Y aunque cedieran el EBA, lo harían a cambio de construir la nueva City en Frankfurt. Dicen que la estabilidad de Alemania y su economía es lo más parecido a Londres. En el centro financiero alemán de Frankfurt trabajan ya algo más de 60.000 personas en el sector bancario, que está representado en esta ciudad por casi 200 entidades financieras de todo el mundo. A lo que hay que sumar la promesa del Deutsche Bank. John Cyran, director gerente del banco alemán en Londres, aseguró que si su banco se iba de la isla, sería para viajar a Frankfurt y trasladar allí a sus 7.000 empleados, un número muy similar al que ya tiene este banco en Fráncfort.
París tuvo tiempo de reaccionar a pesar de estar concentrada en la seguridad nacional, la Eurocopa y el Tour de Francia. Sin embargo, la pasada semana se posicionó como primera alternativa a Londres. Prometió un distrito financiero con condiciones fiscales especiales y autonomía de gestión en muchos ámbitos. En fin, reconstruir la City en La Defense, el distrito financiero y empresarial parisino.
Manuel Valls, primer ministro francés, anunció el 6 de julio una batería de medidas para reconstruir la City al otro lado del Canal de La Mancha. Entre ellas figura una modificación del régimen fiscal de los empleados procedentes del extranjero. Las reducciones fiscales se aplicarán a partir de ahora durante ocho años, en lugar de los cinco actuales. Además, el premier francés confirmó también una reducción del impuesto de sociedades para llevarlo progresivamente al 28%, frente al actual 33%.
Mientras, en Londres, sigue la defensa numantina de su industria más importante. El ministro de Finanzas, George Osborne, dijo el lunes que quiere reducir ese mismo impuesto a menos del 15%.
Madrid, la mejor opción
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, también ha sido rápida en mover ficha. En una comparecencia pública se comprometió a adoptar medidas fiscales y financieras para hacer de la región el nuevo centro financiero europeo tras el Brexit. De hecho, el Gobierno de Madrid ya ha iniciado una estrategia para postular a Madrid como nuevo centro financiero de la Unión Europea tras la salida de Reino Unido.
Madrid cuenta con el respaldo implícito del Gobierno central, aunque éste sólo ha anunciado su voluntad de atraer sedes de grandes bancos sin defender la candidatura de ninguna ciudad en particular.
Madrid es una de las cuatro grandes plazas financieras de la Eurozona, sede de bancos globales, plaza de cotización de valores Latinoamericanos y un largo etcétera de méritos financieros. Pero sobre todo, lo que más influye en la argumentación frente a París o Frankfurt es su calidad de vida, sus bajos costes operativos, sus precios inmobiliarios, su posible fiscalidad privilegiada, su apoyo institucional, su estabilidad política, su infraestructura tecnológica, su capacidad de transporte, su clima, su gastronomía, su polo de atracción para británicos y alemanes, etc.
¡Madrid bien vale una City!