¿Cuánto vale su tiempo?

El tiempo es un valor inherentemente democrático: porque no se puede comprar. Ricos y pobres, poderosos y mendigos, todos disponemos del mismo tiempo: 24 hrs. al día.

Ahora proceda a hacer una composición de lugar: utilice ese valor para considerar qué tareas que realiza ahora, valen según la propia valoración que Ud. hace, lo que en realidad le “cuesta” su inversión en tiempo. No se asuste si la valoración le produce una sensación de frustración. Más aún en tiempos de crisis.

Si Ud. tiene una responsabilidad con su equipo (jefe de departamento, director de un área, etc.) y tiene que ejercer un liderazgo sobre su gente, enseñe a los demás a que valoren el real coste del tiempo, diciendo cuántos son los objetivos que van a ser cumplidos diaria, semanal o mensualmente.

Y en caso de que Ud. es un profesional y/o emprendedor autónomo, aunque no tenga que explicarle a nadie sobre su valoración del tiempo, mi consejo es que se acoja a este hábito como si fuera el jefe de un grupo de trabajo.

En las organizaciones, si se establece como principio que el tiempo es demasiado valioso como para perderlo por culpa de una mala planificación, priorizar incorrectamente las acciones a realizar, etc., la propia gente ejercerá un autocontrol en la gestión de las horas que tienen que dedicar a las diferentes tareas y responsabilidades, porque saben que su rentabilidad personal y la eficiencia global de la empresa, dependerán de ello.

Si Ud. se esfuerza en enseñar a su equipo a que cada uno de los miembros valore el tiempo, podrá observar de inmediato mejores resultados en la gestión de las diversas tareas y responsabilidades.

Pero hay que tener en cuenta, que no sirve de nada pretender que la gente sea eficaz gestionando tiempo, si no ha aprendido a ejercer su responsabilidad en la vida. Es algo que reside en la conducta de una persona. Por ello, enseñarle a ser eficaz nunca es una pérdida de tiempo. Valga la redundancia, el tiempo invertido en ello, implica un ahorro de tiempo futuro en el desempeño de la persona.

Tiempo y responsabilidad son valores que se complementan, aunque al mismo tiempo puedan ser sustitutivos.

Cuando una persona es muy responsable en el uso del tiempo, puede compensar la falta de éste para la tarea que deba realizar. Pero también, un buen uso del tiempo por haber priorizado y planificado adecuadamente, puede paliar carencias de responsabilidad.

¿Quién controla su tiempo?
Seguro que expresiones como “no tengo tiempo”; “me faltan horas” y similares, nos suenan familiares entre directivos y mandos de empresa.

Esas expresiones denotan falta de control del tiempo personal y debemos reflexionar: ¿es Vd. realmente dueño de su tiempo o es que los demás le condicionan su disponibilidad?

Les aseguro que con mucho más frecuencia de la que nos gustaría admitir, nuestro tiempo está condicionado por los demás.

¿Le suena por casualidad la frase: ¿tienes un minuto?.
Cuando la escuche es casi axiomático que el minuto se transforma en media hora. Pero eso no es todo. Le habrán interrumpido su trabajo y además ahora tiene un problema añadido: que el planteo que le han formulado y su responsabilidad por ser colaboracionista con el equipo, le haya sumado un nuevo asunto por resolver, por ende, más tiempo que aplicar del suyo que se está esforzando por administrar debidamente.

De entre todas las virtudes de los líderes más eficientes, una que siempre ha destacado es la buena gestión del tiempo. ¡Pero es que era una imposición de la organización! No…los líderes más efectivos lo son, porque saben VALORAR EL TIEMPO INVERTIDO.

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