Crimea, o la nueva Guerra de Gila

El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, y el de la estadounidense, John Kerry, han escenificado este domingo en París la última parodia de la ‘Guerra de Gila’, en la que el popular humorista explicaba cómo llevarse bien con el enemigo. Esta vez tampoco se disparan tiros, aunque se simulan movimientos de tropas y asaltos militares teniendo como escenario Ucrania, la antigua salida al mar de la Rusia de los Zares y de la URSS del Kremlin rojo.

“No hay un plan único. Tenemos visiones diferentes de la situación. Hay un intercambio de opiniones, pero no se puede decir que haya un tratamiento común”, dijo Riabkov. Y es que como dijo Javier Solana la pasada semana en ESADE, los políticos occidentales no pueden llegar a Kiev tirando caramelos y desoyendo siglos de historia. Hay que ser más respetuosos… y en la Casa Blanca lo saben, aunque la escenificación internacional sea otra.

No obstante, ¿no piensan ustedes que el propio humorista Miguel Gila hubiera firmado aquel comunicado de la Casa Blanca en el que decía que estaban haciendo una lista de personalidades rusas para tomar represalias, pero para no ser malos no iban a incluir ni al presidente Putin ni a ninguna persona de su Gobierno? ¿O qué me dicen de los asaltos a cuarteles y buques de guerra ucranianos por parte de militares rusos desprovistos de insignias de su país (para disimular) y con orden de Kiev de no disparar ni resistirse al invasor? ¡Pues vaya dos ejércitos en conflicto! ¡Es la Guerra de Gila!

Y por si no fueran pocos los miles de detalles, ¿alguien cree que no estaba todo pactado ya desde la reunión previa al referéndum del 14 de marzo en Londres entre Kerry y Lavrov?  Y es que estoy seguro que ya entonces pactaron lo que este fin de semana comenzaron públicamente a escenificar: si Rusia se conforma con Crimea, Estados Unidos se conformará con mirar hacia otro lado y Ucrania se limitará a patalear y poner la mano para salir de su quiebra; es decir, a cambio de ayudas económicas de la Unión Europea y de Estados Unidos que ya han comenzado a desembolsarse.

Visto de otra manera. Los derechos estratégicos irrenunciables de Rusia han sido respetados de mala gana por los Estados Unidos. Y Ucrania ha vendido Crimea por un plato de lentejas que le salve del caos, la anarquía, la miseria y el hambre. Algo que no es nuevo en la relación entre Estados Unidos y Rusia. Claro, que la última vez fue el Gobierno de Washington el que pagó 7,2 millones de dólares al zar Alejandro II por los 1.518.800 kilómetros cuadrados del actual estado de Alaska (1867).

Recuerden que en la Guerra Fría (URSS vs. USA-OTAN) sólo había una máxima: vale todo,  pero el patio de atrás de cada supervivencia es intocable. Por ello, Cuba fue innegociable para EEUU y la Primavera de Praga lo fue para la URSS. Aquí es donde estamos ahora: el cinturón fronterizo sanitario es intocable, para rusos y para americanos. Es un pensamiento único, aunque el espectáculo debe seguir: ¡Viva la Guerra de Gila!

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