Emilio Botín es un mago del disfraz. Impone un Torquemada en la AEB para que paralice al sector en una gran cruzada contra la ‘banca en la sombra’ (sólo pronunciar su nombre, da miedo); mientras que el Santander aprovecha el desconcierto para tomar ventaja en un segmento del mercado de financiación donde no puede y no debe llegar con su propia imagen de marca. A través de su iniciática alianza con los jóvenes puntocom de la Funding Circle mueve ficha el primero. Y ya saben la máxima del ajedrez y el tenis: quien lleva la iniciativa, acaba venciendo.
Yo estaba allí cuando José María Roldán, el presidente de la AEB impuesto por Botín y Angel Cano contra la voluntad del ministro de Economía Luis de Guindos, miró al centenar de periodistas económicos tecleando sus portátiles y tabletas en la UIMP de Santander, se engoló la voz y con su mirada profunda de ratón de biblioteca con gafas de pasta elevó la voz para arrastra cada palabra en un gestó de enorme compromiso y profundidad: “Llevo cuatro años alertando de este peligro. La próxima crisis financiera no vendrá de la banca, sino de eso que se ha dado en llamar como la banca en la sombra. Es una financiación de la economía real vía mercados y vía sistema financiero en la sombra. Este se encuentra fuera de las atribuciones de supervisión del BCE y son otras autoridades del mercado las obligadas a conocer y controlar con medidas macroprudenciales, y tendrán que implicarse en su control y vigilancia”. Sus alusiones a la CNMV y otros reguladores fue clara. Y añadió que “el problema es que no se sabe quiénes son, cuántos son ni cómo operan. Son intermediarios que no son bancos pero operan con riesgo de crédito y normalmente con apalancamiento. Hay que conocer más de ellos y no lo conocemos”, aseguró metiendo miedo en la sala.

En Santander durante el Curso de APIE.
Roldán es, pues, el apóstol de la catolicidad del sistema bancario -que le abona su sueldo- y quiere hacer causa de cruzada contra aquellos intermediarios financieros dispuestos a financiar a las pymes y autónomos. Y no es que me parezca mal que se gane el sueldo. Aún argumentando que lleva 4 años de justa cruzada incluso antes de que le ficharan los grandes banqueros para presidir el lobby que antes sometió a su control y análisis como director general que fue de Regulación del Banco de España (no hay ley de incompatibilidades a la que pudiera agarrarse ni el mismísimo ministro de Economía para bloquear el ascenso de Roldán).
El neo-converso Roldán viaja ahora de cristiano viejo promoviendo justa cruzada contra los intermediarios financieros y otras fórmulas alternativas al crédito bancario que tanto escasea en España y es razón del cierre de muchas empresas endeudadas, pero solventes en su día a día y su circulante.
Esperemos que el Gobierno de España vea oportunidades donde el nuevo presidente de la AEB sólo ve peligros y zozobras; pues estamos pendientes de una regulación de este mercado de alternativas financieras. De momento, la normativa aún no aprobada ha fulminado de un plumazo el crowdfunding empresarial, es decir, la aportación de particulares a un crédito de empresa para que su financiación no sea bancaria, sino directa desde los inversores particulares (sin intermediación bancaria). Y ello se ha conseguido al limitar a 3.000 euros la aportación de los inversores en cada proyecto. Lo que sólo da para malbaratar el patrimonio en micropymes, no en empresas.