Las redes sociales cambian la comunicación del siglo XXI

La nueva era 2.0 amenaza con cambiar los medios de comunicación tal y como los conocimos hace a penas una década, para convertir a cada ciudadano en un comunicador. ¿Qué pasa pues con el Periodista? El periodista tiene un lugar de privilegio como creador de opinión que nadie le robará si aprende a adaptarse a las tecnologías.

“¿Peligra la figura del periodista ya que hoy cualquiera puede desempeñar ese papel? En absoluto, pero el periodista de siglo XXI tiene que ponerse al día de las nuevas herramientas de comunicación, dominarlas y sacarle el máximo partido”

“El porcentaje de internautas usuarios de al menos una red social pasó del 45% en 2008 al 81% en 2009”

“El gran reto de las campañas electorales –lo veremos pronto– es cambiar el concepto de comunicar al ciudadano por el de comunicar con el ciudadano”

Una revolución, dice la Real Academia Española, es un “cambio rápido y profundo en cualquier cosa”. Teniendo esto en cuenta, parece inevitable afirmar que Internet ha supuesto una verdadera revolución para muchos aspectos de nuestra sociedad tal y como la conocíamos hasta ahora. Y eso que la historia de la Red de uso generalizado y democratizado no se remonta mucho más allá de 15 años.
Por sus propias características –Internet no deja de ser una gran autopista de información y un inmenso canal de comunicación–, uno de los entornos que más se ha visto afectado por esta revolución ha sido el de los medios de comunicación. Para un periodista formado en los años 80 ó 90, la comunicación se basaba en un esquema según el cual un emisor o comunicador transmitía un mensaje a un receptor o destinatario, utilizando un código comúnmente conocido por ambos, y utilizando un canal que permite que dicho mensaje se difunda.

En este esquema, y al margen de la comunicación interpersonal, el emisor siempre era un medio de comunicación, el receptor el resto de la sociedad, y el canal, el papel, las ondas de radio o las ondas de televisión utilizadas para transmitir el mensaje. En definitiva, se trataba de un sistema claramente unidireccional.

Sin embargo, este concepto ha cambiado por completo gracias a Internet, y particularmente gracias a la Web 2.0, cuya principal característica es que permite la interacción, la interoperabilidad, la colaboración y compartir la información a través de la World Wide Web. A partir de esta tecnología surgen las comunidades virtuales, los foros, los blogs, las wikis, la mensajería instantánea, y lo más reciente, las redes sociales.

Y si el crecimiento y la evolución de Internet han sido exponenciales, los adjetivos se terminan si nos referimos al uso de las redes sociales. Según datos del Observatorio de Redes Sociales elaborados por ‘The Cocktail Analysis’, el porcentaje de internautas usuarios de al menos una red social pasó del 45% en 2008 al 81% en 2009. Y aunque en otros aspectos nos situamos, por desgracia, más bien a la cola, un informe de la Fundación Orange afirma que, en 2009, España era el segundo país de la Unión Europea, por detrás del Reino Unido, que más utilizaba las redes sociales.

Periodismo ciudadano

En definitiva, nos encontramos en la ‘era de la participación’, a lo que ha contribuido también la mejora de los equipos y dispositivos domésticos, que ahora ofrecen mayores prestaciones y permiten editar fácilmente todo tipo de contenidos, incluidos los audiovisuales. Y ello ha desembocado en el nacimiento del denominado ‘periodismo ciudadano’, o ‘Periodismo 3.0’. La Wikipedia (un ejemplo encomiable de interacción y participación) define el periodismo ciudadano como aquel en que son los ciudadanos, y no los medios de comunicación, quienes recogen, analizan y difunden la información de forma independiente. Gracias a Internet y las redes sociales, el periódico, la radio o la televisión de turno pierden la hegemonía sobre la información, sobre el mensaje, y el lector, el oyente o el espectador dejan de ser receptores pasivos para convertirse en emisores de información –que, todo hay que decirlo, en muchos casos oscila peligrosamente en la frontera con la opinión–.

¿Y esto quiere decir que peligra la figura del periodista, que hoy cualquiera puede desempeñar ese papel? En absoluto, lo que quiere decir es que el periodista de siglo XXI tiene que ‘ponerse al día’ de las nuevas herramientas de comunicación, dominarlas para ponerlas de su parte y sacarles el máximo partido. En los últimos años, los principales medios de comunicación españoles han ido mucho más allá de publicar sus ediciones digitales o emitir sus programas vía Internet: ahora disponen de sus propios blogs, de su propio perfil y su grupo de seguidores en las redes sociales más visitadas, y permiten que los internautas opinen sobre sus noticias publicadas y las compartan con sus contactos y amigos, actuando como verdaderos gestores y distribuidores de la información y generando un efecto cadena de ese contenido. Incluso, en ciertas ocasiones, los medios utilizan aplicaciones de las redes sociales para retransmitir noticias en directo, en el mismo momento en que se producen.

En este nuevo modelo, la comunicación no es sólo bidireccional, sino múltiple, ya que en un mismo instante, todas las personas conectadas a la Red pueden escribir un mensaje o comentar los contenidos aportados por otro usuario. Incluso, puede ocurrir que los ciudadanos particulares, a través de las redes sociales, se adelanten a los propios medios de comunicación en la difusión de una primicia, como sucedió en el reciente terremoto de Haití. Ante un país devastado al que los medios tradicionales no podían llegar, las primeras noticias de la catástrofe se difundieron a través de blogs y redes sociales, convirtiéndose de este modo en fuente de información directa, a partir de los testimonios de los propios supervivientes.

Creadores de opinión

Las características de las redes sociales resultan también de gran utilidad para los partidos políticos y otro tipo de instituciones, ya que una parte de la opinión pública se genera a través de ellas. Por tanto, no sólo los periodistas, sino también los responsables de comunicación de estas entidades, se han visto obligados a adaptar sus rutinas de trabajo y sus estrategias comunicativas en base a estos nuevos canales que, por otro lado, les están dando unos estupendos resultados. De hecho, el gran reto de las campañas electorales –lo veremos de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas– es cambiar el concepto de ‘comunicar al ciudadano’ por el de comunicar ‘con el ciudadano’, un ciudadano que está demandando cada vez más una relación directa con sus representantes políticos.

En este sentido, estamos asistiendo a un proceso cada vez más importante en el que la Red, y el conjunto de sus usuarios, se convierten en generadores de opinión. La blogosfera es hoy un canal más a tener en cuenta a la hora de crear tendencias. La opinión de un blogger reputado se deja notar, y hasta tiene un impacto positivo o negativo sobre las marcas, los políticos o los sucesos nacionales e internacionales. En definitiva, puede influir en las ideas de la opinión pública como antes sólo podría hacerlo un columnista desde un periódico de prestigio, pero además de forma exponencial, ramificándose hasta el infinito.

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