Las 9 claves de la nueva Ley de Startups, al detalle

El Gobierno ha aprobado la primera ley de Europa “para el apoyo específico al ecosistema emprendedor”, según Moncloa. Analizamos las 9 claves de una nueva normativa que busca impulsar la creación de startups en España, pero ¿lo conseguirá?

  1. Qué es la ley de startups

La Ley de Fomento del Ecosistema de Empresas Emergentes, más conocida como Ley de Startups, “es la primera orientada de manera específica a la creación de un ecosistema emprendedor innovador en Europa”, según explica el Gobierno de Pedro Sánchez.

Se trata de una normativa impulsada por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, que busca fomentar “el desarrollo de un ecosistema emprendedor con vocación innovadora, así como en la creación y relocalización de empresas emergentes y en la atracción de talento y capital internacional”, apuntan desde Moncloa.

  1. En qué consiste

El objetivo de esta ley es potenciar el emprendimiento en España, haciendo hincapié en cuestiones como una mayor flexibilidad en los requisitos para atraer talento, el fomento del emprendimiento en el ámbito rural o incluso la creación de un visado especial para los llamados ‘nómadas digitales’, con incentivos para que se establezcan en España.

“Con la Ley de Startups, el Gobierno busca estimular la inversión y la atracción de talento, favorecer la colaboración entre pymes, grandes compañías y empresas emergentes, impulsar la I+D+i, también en la Administración, y fomentar la cooperación de las empresas emergentes y los emprendedores con las Universidades y centros de investigación”, explica Moncloa.

  1. Cómo funciona

Para empezar, la Ley de Startups considera tal a empresas de menos de 5 años de antigüedad o de 7 en el caso de sectores estratégicos. El requisito, además, es que no coticen en bolsa ni repartan dividendos. Por supuesto, deben estar radicadas en España y contar con al menos el 60% de su plantilla en el país, ya sea en presencial o en remoto. Y, respecto a facturación, deben estar por debajo de los 10 millones de euros.

Aquellas empresas que cumplan estos requisitos podrán acogerse a los beneficios de esta normativa, entre ellos “la agilidad administrativa, para lo que prevé una ventanilla única y telemática para la certificación de empresas innovadoras como startups españolas (ONE); la no obligatoriedad de obtener el número de identificación de extranjeros (NIE) para los inversores no residentes, exigiendo únicamente tanto a ellos como a sus representantes los números de identificación fiscal (NIF); y el coste mínimo de aranceles notariales y registrales”, explican.

Además, la ley busca mejorar el intercambio de conocimiento, “a través de una regulación general y básica sobre los entornos de prueba y sandboxes”, lo que permitirá probar en entornos seguros aquellos proyectos de innovación nacidos de empresas a las que aplica esta normativa.

  1. ¿Y la fiscalidad?

El texto incorpora medidas fiscales que van desde la reducción del tipo impositivo en el impuesto de sociedades y el impuesto sobre la renta de no residentes, del tipo general del 25% al 15% en los cuatro primeros ejercicios desde que la base imponible sea positiva, a la elevación del importe de la exención de tributación de las opciones sobre stock options de 12.000 a 50.000 euros anuales en el caso de entrega por parte de startups de acciones o participaciones derivadas del ejercicio de opciones de compra.

“Además, amplía también la base máxima de deducción por inversión en empresas de nueva o reciente creación (de 60.000 a 100.000 euros anuales), el tipo de deducción (que pasa del 30 al 50%), así como el periodo en el que se considera de reciente creación que sube de 3 a 5 años, con carácter general, o a 7 para empresas de ciertos sectores”, explica Moncloa.

Con estos beneficios se busca aliviar la carga fiscal sobre estas empresas para que puedan crecer y competir en el mercado.

  1. ¿Qué dicen los emprendedores?

Hay opiniones para todo, pero el ecosistema emprendedor parece haber acogido la norma con optimismo. Así se desprende de las palabras de María Benjumea, fundadora de South Summit (el mayor foro de emprendimiento de España), que considera a la nueva normativa “una ley de consenso” que representa “justo lo que necesitamos para responder al momento económico trepidante que vivimos”, según recoge ‘Emprendedores’. La publicación también subraya las palabras de Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de Startups, quien destaca que esta ley “permitirá a nuestras startups ser aún más competitivas a la hora de atraer talento e inversión internacional”.

Por su parte, Fernando Moroy, miembro de la Junta Directiva del clúster Madrid Capital FinTech (MAD FinTech), recoge en una tribuna publicada en la web de Foro ECOFIN el parecer de los inversores y business angels, entre otras figuras relacionadas con el crecimiento empresarial. Está disponible en este enlace.

  1. La visión de los autónomos

La ley mejorará el papel de los trabajadores autónomos que vayan a emprender, ya que es el objetivo del texto. Por ello, se contempla que tengan cuotas bonificadas durante tres años si emprenden un negocio y, al mismo tiempo, trabajan para otra empresa. Aunque el colectivo sigue buscando un cambio en las cuotas para autónomos societarios, ya que suponen una carga para quienes inician un negocio y, como es lógico, no disponen de suficientes ingresos en sus primeras fases.

No obstante, el nuevo texto ha sido bien recibido en general por los autónomos, al tratarse, casi siempre, de una fórmula para el autoempleo con tintes emprendedores.

  1. Lo que piensan los empresarios

La ley de startups se enfoca más bien en la figura del ’emprendedor’, que es el paso previo a la del empresario. En principio, esta ley no afecta a las empresas consolidadas, si bien, al potenciar la creación de nuevos negocios, introducirá mayor competencia en el mercado. Pocos empresarios se asustan por eso. De hecho, que España se convierta en una potencia creadora de startups permitirá a las empresas consolidadas contar con futuros socios que aportarán valor a sus negocios.

  1. El papel de los sindicatos

Dado que esta nueva legislación busca proteger a los trabajadores que inician un negocio, los sindicatos no se han pronunciado en su contra. No obstante, todo texto es mejorable y habrá que revisar, en futuras leyes, algunos flecos que han quedado sin cubrir, como las necesidades de mayor protección a determinados colectivos vulnerables y la promoción del emprendimiento femenino o de minorías que, tradicionalmente, han tenido más difícil acceder a financiación o a capacidades de conciliación que les permitan montar un negocio mientras trabajan para un tercero.

  1. ¿Funcionará

Dado que más de 9 de cada 10 empresas españolas son pymes y que las figuras del autónomo, del nómada digital, el teletrabajador o el autoempleo cada vez ganan más fuerza en el tejido productivo español, toda legislación que busque fomentar y proteger la creación de nuevas empresas es siempre bienvenida.

Aunque esta ley contiene elementos que, sin duda, favorecerán la creación de startups en España y el posicionamiento del país como una Nación Emprendedora capaz de competir con otros polos tradicionales como Estados Unidos, Reino Unido, Israel o Estonia, lo cierto es que España sigue sin resolver adecuadamente uno de los principales escollos a la hora de emprender: la cotización de los autónomos.

En 2023 entrará en vigor la nueva ley de autónomos, que, por primera vez, permite cotizar por tramos en función de los ingresos reales. Es un paso adelante hacia un mayor grado de justicia económica para quienes, de una forma u otra, ‘sostienen’ la economía española. Pero no es la panacea, sobre todo si se tiene en cuenta el diseño de los tramos: quienes menos ganan van a terminar pagando casi el 50 % de sus ingresos en forma de cotización, dejando en el bolsillo del autónomo/emprendedor apenas 300 euros al mes. Algo que no sucederá en los tramos más altos.

Ciertamente, el hecho de tener que ‘pagar por trabajar’ es algo que España no ha terminado de solucionar. Y eso, por mucha ley de startups que se precie, seguirá siendo una barrera al emprendimiento que otros países de nuestro entorno no tienen. Hasta ahora, ningún político se ha dado cuenta de que los emprendedores tienen que mirar cada céntimo para poder alimentar y hacer crecer sus negocios, y que toda legislación que buque ayudarlos debe poner en su bolsillo la mayor cantidad de dinero posible.

Cargar gastos fijos por valor de mínimo 250 euros al mes no es, precisamente, la mejor forma de fomentar el emprendimiento, por muchas bonificaciones que se hagan después vía Ley de Startups. Por algo se empieza, por supuesto, pero mientras otros países sigan siendo más atractivos a nivel fiscal y burocrático para crear una empresa, España seguirá en desventaja.

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