Haber conocido a alguien con gran capacidad de gobierno puede inclinar a procurar imitar sus maneras de actuar. A veces sirve, pero cada uno es cada uno y tiene sus cadaunadas. Repetir modelos llega a resultar hasta ridículo, porque esa persona tendría unas cualidades de las que uno carece, o al revés.
Eligiendo un buen modelo, hay que evitar las actuaciones miméticas.