El control de sectores clave, la innovación y la tecnología se han convertido en las nuevas armas del siglo XXI, apunta el Informe de Seguridad Nacional de Estados Unidos, publicado en febrero de 2015. Estados Unidos es “líder mundial en producción de petróleo y gas. Seguimos marcando el ritmo de la ciencia, la tecnología y la innovación en la economía mundial”, establece el documento.
¿Por qué es importante? “Hay tres palabras que se repiten constantemente y, curiosamente, no son ni Al Qaeda, ni estado islámico, ni Rusia o China”, explicó Pedro Baños, experto en geopolítica, en el X Congreso ECOFIN. Según dijo, los puntos clave en la nueva geoestrategia de la globalización son: innovación, ciencia y tecnología. “Es evidente que quien no esté absolutamente alertado de la importancia de estos elementos se convertirá en un esclavo tecnológico”, afirmó rotundo.
Actualmente, los conflictos están marcados por la economía. “La guerra, al final, no es más que la continuación de la economía por otros medios”, explica Baños parafraseando a Lenin y Carl von Clausewitz. Frente a la etapa de la Guerra Fría, que enfrentaba dos visiones opuestas –Estados Unidos y Unión Soviética–, ahora todos los países, incluso los comunistas, se basan “exclusivamente en los beneficios, lo que significa que tienen que vender”.
Esta guerra por vender es lo que Baños denomina “la gran pelea”. Y en este escenario, la tecnología marcará la diferencia. Porque en un mundo que se está acelerando por la velocidad de los cambios.”Habrá un cambio tecnológico absolutamente impactante”, explica.
Por otro lado, el control de los recursos naturales sigue siendo importante, aunque ya no tanto las materias primas como el caucho, sino “minerales que se convierten en estratégicos, como puede ser el litio para las baterías de gran capacidad de almacenaje”. El tercer elemento diferencial es el control de los recursos energéticos, que aún siguen siendo los hidrocarburos.
Globalización: Ganan China e India
En la globalización del siglo XXI, los ganadores serán China e India. Por su parte, Estados Unidos mantendrá posiciones, pero Europa perderá. Y eso, pese a que Reino Unido fue el país que impulsó la globalización, porque producía a costes bajos con productos procedentes de las colonias. Pero ahora, el testigo ha pasado a China. El 18 de enero, el presidente chino, Xi Jinping, dijo en la cumbre de Davos que quiere convertirse en el líder mundial de la globalización y del libre comercio. ¿Por qué? “China tiene ahora capacidad para vender a todo el mundo y a un coste muy inferior al que podemos producir los europeos”, explica Pedro Baños.
De hecho, también en Davos, Xi Jinping avanzó que su país importará productos y servicios por valor de ocho billones de dólares, invertirá 750 millones de dólares en el exterior y más de 700 millones de chinos viajarán al extranjero. Y a esto se añade la implantación de pequeños negocios e importaciones en naves industriales por todo el mundo.
Además. China impulsa la nueva ruta de la seda, que por tren o vía marítima suministra a buena parte del mundo. Podría decirse que la nueva ruta de la seda será el caballo de Troya, porque abarca un territorio equivalente al 55% del PIB mundial, concentra el 70% de la población y el 75% de todas las reservas del mundo. “Esta es la gran pelea”, afirma rotundo Baños. “Si hablamos de África o Iberoamérica, los productos chinos están cada vez más presentes, aumentando la calidad y a unos precios muy inferiores”.
Pierde Europa
Frente al empuje de los países emergentes, ¿dónde está Europa?, se pregunta Pedro Baños. “En ningún sitio”, responde gráficamente. En 1870, las principales economías del mundo eran Reino Unido, Alemania y Francia; en 1973 eran Estados Unidos y Japón, pero se mantenía Alemania. Pero en 2010, “ya no existe ningún país europeo y, según el pronóstico para 2030, ya serán China, Estados Unidos e India. Ese es el debate”, concluye.