¡Derribemos los muros de pago!

Creo que acabo de perder treinta, cuarenta… mil amigos en la profesión. Pero en la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa no podemos hablar de corralitos. Por favor, seamos serios, asumamos el cambio y no seamos dinosaurios soñando tiempos pasados creyendo que fueron mejores.

 

 

¡Levantemos pedestales a la Libertad de Información! En el Día mundial de la Libertad de Prensa, celebrado el pasado viernes 3 de mayo, comencé estas líneas incendiarias y de indignación contra los nuevos apóstoles de los ‘muros de pago’ (‘wallpay’).

 

Reconozco y estoy convencido de que ‘lo que cuesta, vale; y lo que vale, cuesta’; por ello, siempre hay que poner precio a las cosas. Estoy de acuerdo en pagar por alimentar el alma con formación e información de calidad. Pero ojo con la barra libre de que ‘todo tiene un precio… para el consumidor’, porque es mentira desde hace más de 100 años. Los medios gratuitos no son un invento de Internet, es más bien un invento y un nuevo paradigma que llegó con la radio, la televisión y la prensa gratuita.

 

No obstante lo dicho, no se puede negar la mayor: Internet es un tsunami que ha derribado muchas murallas. Por favor, seamos serios, asumamos el cambio y no seamos dinosaurios impasibles al cambio climático. Y ahí va el primer paradigma periodístico que ha sido derribado por la Red: ‘La Actualidad es la prioridad y la razón de ser de los medios de comunicación’.

 

¡Se acabó! Ser el primero en dar la noticia ya no es el objetivo del Periodismo. Eso lo hacen mejor las redes sociales. Y no compiten con la Prensa a través de ese mal llamado ‘periodismo ciudadano’, sino que se convierten en nuestra primera y mejor fuente de información. El objetivo del Periodismo de ahora y de siempre fue el análisis y la calidad de la información, la independencia y las noticias contrastadas por fuentes fiables… ¡Seguro que hay quien pague buenos análisis y buen periodismo! Pero la mayoría de lo que muchos llaman Periodismo -cuando quieren decir ‘noticia’ o ‘actualidad’- está muerto y enterrado. Requiescam in Pacem (R.I.P.).

 

Vivimos en un mundo mediático en el que nos hemos creado verdaderos dogmas sociales como la democracia, la libertad de expresión, la independencia de ideas, la tolerancia cultural, el mestizaje, la libertad de circulación, etc., etc. ¿Dónde pone que crearemos corralitos para contener la información y la libertad de expresión? ¿En qué parte de la Declaración de los Derechos Humanos habla de levantar muros?

 

Kilómetros de muros

 

Un par de cineastas navarros, Pablo Iraburu y Migueltxo Molina, acaban de presentar la película ‘Pura Vida’ y preparan ahora un documental sobre los nuevos muros del siglo XXI. Dicen que nunca la Humanidad levantó tantos kilómetros de muros de piedra y vallas de espino para separar a hombres de hombres como en este siglo XXI, el siglo de la globalización y las comunicaciones. Muros en Palestina y Korea, pero también en la frontera mexicana con los Estados Unidos, en la de Arabia con Yemen, en la de Ceuta y Melilla con Marruecos… y en Asia, África, Europa… ¡Ni los romanos levantaron tantos kilómetros de muros para separarnos unos de otros!

 

Igual pasa con Internet. Y eso que se ha convertido en la auténtica euforia de la libertad de información y de comunicación; pero en la que algunos dinosaurios quieren reinventar los ‘muros de pago’ como fronteras a todo. Ya fracasaron medios generalistas como El País y El Mundo cuando lo intentaron años atrás. Ahora lo intentan de otra manera, argumentando que los medios económicos internacionales y los rotativos de gran prestigio político lo están haciendo en Estados Unidos y en Reino Unido. Es el caso de Washington Post, The New York Times, Daily Telegraph, The Sun…  ¿Quizá por su prestigio e influencia? ¿O por qué su información cotiza en bolsa? ¿O por qué su opinión influye en los que influyen en ‘la calle del Muro’ (Wall Street)?

 

Si yo fuera broker en la City o en la Gran Manzana, también estaría dispuesto a pagar por la información de los rotativos salmones. Sin embargo, en el gran océano de la información y la globalización, hay muy pocas ‘calles con muro’… Recordemos que el último análisis de consumo mundial de medios digitales señala que a la cabeza del consumo de información on line están países como China, Brasil y Singapur. Y también uno de cada cinco asiáticos está dispuestos a pagar si merece la pena para su trabajo o satisfacción de necesidades. Eso sí, creo que piensan más en pago por aplicaciones (app), que en pago por descarga de contenidos. Estoy convencido de que el futuro del pago por contenidos está a través de este nuevo canal de venta.

 

Internet libre hace hombres libres

 

Internet lo que ha traído es un cambio de paradigmas, una libertad absoluta para expresarse grandes y pequeños, y también una complejidad extrema en las fórmulas posibles de financiación.  La famosa ‘monetización’ de los proyectos en Internet admite múltiples e infinitas fórmulas. Ya no existe la dualidad de publicidad vs. pago en quiosco como fórmulas únicas de ingreso. Ahora existe el pago por contenido, el pago por click, el pago por venta, el pago por tiempo, el pago por espacios fijos, el pago por datos, el pago por posicionamiento, el patrocinio temático, los medios corporativos, las campañas de co-financiación solidaria… y miles de fórmulas que aún no hemos imaginado, incluyendo el pago por suscripción a servicios de calidad. ¡Un nuevo diario holandés se financió con un millón de euros recaudado con una campaña de ‘crowdfunding’ (cuestación popular) en sólo ocho días! Eso es imaginación y… suerte.

 

¡Sé paga lo que vale!, no es una cuestión de pagar por lo que es gratis.

 

Lo exclusivo tiene precio, pero la noticia como actualidad es ‘free’, gratis total. Y eso lejos de ser un problema es una ventaja para el consumidor de información, que exige más calidad en el análisis y en la propuesta de valor a los contenidos. Si tenemos este plus, podremos cobrar por ello al estilo Ferrá Adrian. En caso contrario, o ponemos un restaurante de menú o un comedor de caridad con el ‘gratis total’.

 

¡Derribemos los muros de pago! No es la panacea universal, ni la solución a los males de las empresas de Prensa. Porque la Prensa está más viva que nunca. ¡Libertad, libertad!

 

O eso digo yo.

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