Cubo de hielo a Rajoy

Jarro de agua fría a la política del Gobierno. Los datos de paro y cotizantes a la Seguridad Social de agosto han sido el cubo de hielo arrojado sobre el rostro al presidente del Ejecutivo español y sin excusas de donaciones al ELA de por medio. Después de 6 meses, vuelven a pintar bastos y algunos opinan que es cuestión de estacionalidad, descansillo, tomar impulso y otras gracietas de optimistas compulsivos. Los más hablan de riesgo, crisis de Ucrania, freno a la exportación, riesgo de estancamiento en la recuperación… Sea lo que sea, ¡que nos quiten lo bailao!

Sangre, sudor y lágrimas, España cabalga de nuevo. Y es que España recupera su fiabilidad en el mundo a través del éxito de sus empresarios, directivos y gobernantes. Nos puntúan de nuevo al alza las agencias de calificación, los inversores y hasta los fans de nuestros deportistas.

España, como país, ha mostrado su compromiso con Europa en estos 7 largos años de crisis. España como miembro de la Eurozona no es dueña de su moneda; y la Europa rica del Norte no permitió a la Europa Sur saldar su crisis por la vía rápida con una depreciación monetaria (Cfr. crisis del 92-93). Así que en vez de solventar la situación por la vía rápida en 12 ó 18 meses, nos tocó una larga travesía del desierto. Sin política monetaria, el Gobierno y España han sido el sufrido ratón de laboratorio de Angela Merkel y del ejecutivo de Bruselas. Pero España ha saldado con sobresaliente el examen y se ha convertido en ejemplo a poner en el resto de países del mundo (¡lo dice la Merkel!).
Escuchaba a Durao Barroso, el todavía presidente europeo, el pasado junio en Santander que reconocía: “España ha realizado decididos esfuerzos para corregir sus desequilibrios económicos, para lo que ha aplicado un ambicioso programa de saneamiento presupuestario e importantes reformas de las pensiones, la sanidad, el Derecho laboral y el mercado de la vivienda, por citar solo algunos aspectos. En este caso concreto, hemos podido comprobar que la fórmula funciona”.
Y es que los números macro muestran resultados evidentes: la larga recesión tocó a su fin en el tercer trimestre de 2013, la tasa de empleo dejó de disminuir al final del año pasado y la balanza por cuenta corriente cerró con un pequeño superávit. En enero España cerró su programa de asistencia al sector financiero que ha contribuido a fortalecer a los bancos y a recuperar la confianza en la economía. Y esa es una buena noticia para España, pero también para Europa.
No obstante, esta recuperación en 2014 es tibia para el ciudadano de a pie que ha visto reducir las prestaciones del estado bienestar y sigue sufriendo en sus carnes el desempleo, el aumento de impuestos y de precios en servicios básicos. Al español medio no le afectan los beneficios de la banca y las multinacionales españolas, la oleada de inversores extranjeros en mercados corporativos, el abaratamiento histórico (28 de agosto) de la deuda española y la internacionalización de la pyme española, que llevó a los analistas a hablar de España como de la nueva Alemania a primeros de año por su fortaleza exportadora. Y a mitad de año, España se muestra estable en su crecimiento del PIB que dejará una tasa anual cercana al 1,5%, obligando trimestre a trimestre a que todos los organismos internacionales revisen al alza sus previsiones.
Nadie duda de la dureza de la crisis, del alto precio pagado por las clases más humildes del país y de la necesaria regeneración política y social. El nacimiento de Podemos ha mostrado la voz más crítica de la sociedad. Los tribunales tienen en sus manos a grandes vacas sagradas de la casta política en los casos Pujol, los ERE, Bárcenas… Y el presidente del Gobierno ha asumido que en los próximos meses hay que aprobar un paquete de medidas de salubridad política con la elección de alcaldes, reducción de aforados, etc., etc. Pero todos estos debates quedarán en la reseña del 2014. El año 2015 trae nuevas asignaturas pendientes.
Rajoy habla ahora de ‘guerra sin cuartel’ al paro en 2015 para conseguir la creación de empleo estable y un volumen suficiente para consolidar la economía y la satisfacción de los españoles. Rajoy también conoce los tiempos y sabe que se juega las elecciones del 2015 cumpliendo sus promesas electorales ahora renovadas: bajar impuestos, ayudar a las familias y buscar la creación de empleo. La gran lacra contra la que debemos luchar con todos nuestros medios y a todos los niveles es el paro juvenil y el paro de larga duración, sobre todo, en aquellas 1,8 millones de familias que tienen en paro a todos sus miembros; y muy especialmente a las 686.600 familiar que se encuentran en riesgo de exclusión social porque ninguno de sus miembros percibe ningún tipo de ingreso (ni subsidio por desempleo, ni ayuda familiar).
La crisis nos deja esperanza para el 2015, reconversión privada, inicio de regeneración pública, excelentes realidades en inversión extranjera y exportación; pero el enorme reto colectivo del empleo.

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