Bromas y veras de la RSC

¡Yo me comprometo! Es fácil de pronunciar, pero difícil de ejercer. Llevo una década oyendo tres palabras: “nos comprometemos con”. Durante una década he visto la ilusión en muchos ojos directivos en la dirección de responsabilidades en Recursos Humanos, Responsabilidad Social, dirección de comunicación, etc.

La cruz de la moneda fue ir testimoniando cómo la mayor parte de aquellos compromisos se deshacían como azucarillos con los primeros embates de la crisis, la salida del directivo implicado o un cambio de propiedad en la sociedad. En algún caso, he visto cómo el directivo que hace diez años brillaba con el compromiso con la igualdad de oportunidades, pocos años más tarde argumentaba el compromiso único con el medio ambiente; mientras reducía a cero sus inversiones, esfuerzos e ilusiones con la brecha de género.

La deriva del compromiso RSC ha generado escépticos. Lo que hoy se pinta de rosa, mañana es verde. La cuenta de explotación arrodilla al marketing con causa y al compromiso corporativo. Y esto es duro. Muchos programas y organizaciones ‘non profit’ dependen de ello.

RSC

Algunos fracasaron por echar raíces en un plan estratégico de comunicación o en la memoria de sostenibilidad. Y sin raíces profundas, las buenas intenciones quedan al socaire de tempestades y estados de ánimo. Por ello, un centenar de empresas trabajan en un grupo de Empresas Comprometidas liderados por Fundación Woman’s Week que busca el compromiso real y efectivo en el empresario, consejero y director general.

También hay rosas entre las espinas. Por eso, Isidro Fainé ha sido capaz de salvar 500 millones de euros anuales para aquellas obras sociales de las cajas de ahorros, que como la escuadra invencible naufragó en la pasada crisis; pero la Fundación Bancaria “la Caixa” ha conseguido salvar la parte del león. De hecho, el reciente ranking de Goldman Sachs sobre organizaciones éticas situó a CaixaBank en el número 3 del mundo en gobernanza (99 puntos de 100 posibles) sobre 14 métricas sectoriales. Se valoran las políticas de igualdad y diversidad, junto a indicadores de desarrollo profesional de sus empleados y medidas contra fraude y corrupción.

Hay esperanza aún en la RSC/RSE.

Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y de Telemadrid.

(Artículo publicado en La Razón).

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