Magnetismo personal

Seductores, atrayentes, exitosos y carismáticos. Multitud de personajes han destacado a lo largo de la Historia por su grandioso poder de atracción. John F. Kennedy, Cleopatra, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Abraham Lincoln, Benjamín Franklin o Margaret Thatcher son sólo algunos ejemplos de personas que consiguieron alcanzar grandes cotas de poder gracias, en parte, a su encanto personal.

Es innegable que todos ellos contaban con una enorme capacidad e atracción que, en algunos casos, era fruto de un don innato. Sin embargo, otros muchos tuvieron que aprender a desarrollar determinadas habilidades que les ayudaron a convertirse en personas poderosamente carismáticas.

“Aquellos que triunfan en el mundo de los negocios, la farándula o la política no son los más hábiles en su sector sino los más hábiles en el trato con las personas. Son aquellos que saben utilizar sus habilidades de forma adecuada en cada momento”. Así lo aseguró el periodista Juanma Romero en su conferencia sobre ‘Magnetismo personal’ que ofreció el pasado 11 de marzo en ‘El Camino de Emprender’ en Campus Madrid de Google, dentro del marco de la Semana Internacional de la Mujer (Madrid Woman’s Week 2016).

Durante la conferencia, el director y presentador del programa Emprende que emite TVE, desgranó algunas herramientas útiles que cualquiera puede poner en práctica para “triunfar o, al menos, para no fracasar”.

Magnetismo personal

Juanma Romero durante su intervención en la jornada del emprendimiento celebrada en Madrid Woman’s Week 2016.

Según el periodista, el magnetismo personal se sustenta sobre tres pilares: poder, presencia y humanidad. “Según la persona con la que te encuentres tendrás que utilizar una u otra. A algunos se les convence mejor con razonamientos, a otros utilizando nuestro poder y a otros mostrándonos tan humanos que les lleguemos al corazón”, afirmó.

El lenguaje corporal juega un papel fundamental en este ámbito. Por eso, una de las principales pautas que recomendó Romero para fortalecer el carisma es utilizar el contacto visual. “Puedes comunicar empatía y dar la impresión de consideración, sabiduría o inteligencia. O puedes comunicar justo lo contrario, si tienes la mirada perdida”, aseguró. Sin embargo, aconsejó no abusar de la mirada penetrante porque puede resultar invasiva e incómoda. “Nunca mires profundamente durante mucho tiempo, al menos en situaciones sociales o profesionales. En algunas culturas, mirar profundamente se considera incluso grosero”, alertó.

La sonrisa también puede convertirse en una de nuestras mejores armas. “Cuando hablas en público o te diriges a alguien tienes que intentar sonreír en todo momento. Sonreír es un arma para lograr captar la atención, gustar y encandilar a la persona que tenemos enfrente. Con la sonrisa transmitimos cercanía y tranquilidad, y resulta mucho más fácil ganarse a la gente que sin ella”, señaló Romero.

Escuchar atentamente también es una forma de hacer que el interlocutor se sienta a gusto. Tal y como recalcó Juanma Romero, una conversación no debe basarse en contar cosas y oír a los demás, sino también en “escuchar y hacer que los demás se sientan escuchados”.

La forma de saludar también puede dar muchos detalles de nuestra personalidad. Por eso, a la hora de dar la mano hay que hacerlo controlando la fuerza, sin hacer demasiada ni demasiado poca, horizontalmente, sin que ninguno quede por encima del otro porque “si uno de los dos coloca la mano por encima demuestra que pretende controlar la interacción”.

Por otro lado, el periodista insistió en el peligro que conlleva el exceso de confianza. “Basta que lleves años haciendo algo y creas que lo dominas, para que se produzca cualquier imprevisto y te des cuenta de que eso del dominio era pura ilusión”, subrayó.

Asimismo, insistió en la importancia de reconocer los propios errores para que no vuelvan a repetirse.

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