Escuelas de negocio y tendencias en los modelos educativos

Mucho es lo que se ha escrito y dicho sobre el papel que jugaron las escuelas de negocio durante la crisis financiera internacional que impactó violentamente a partir del 2008, especialmente en los países más desarrollados. La recriminación que se les hacía desde diferentes estamentos era su silencio previo, su falta de anticipación y su parálisis antes de que se desatara la más dura crisis desde el crack del 29.

En ciertas sociedades, como Reino Unido y Estados Unidos, hubo una particular caza de brujas, basándose las críticas en que habían sido las escuelas de negocios las que inundaron el mundo bancario con los graduados de sus prestigiosos cursos MBA. Y que además ayudaron a que la economía se fuera a pique. ¿Formar a los obreros de la codicia que desencadenó la crisis es en sí mismo una culpa? En realidad no se puede acusar a los centros de formación de haber llevado al colapso al sistema bancario europeo y norteamericano. Muchos graduados de escuelas de negocio de prestigio formaban parte del problema en las plantillas de la banca. Pero también fueron parte de la solución. En todo caso, sólo una minoría de este tipo de profesionales era la que tenían el poder de decisión para operaciones de inversión sumamente arriesgadas o que bordeaban la ilegalidad.

Los autores no estamos para nada persuadidos por estas posiciones, que las ha habido y muchas; pero sí queremos destacar a partir de una calificación de conducta injusta, que lo único que nos importa destacar hoy es el papel preponderante que las escuelas de negocio tienen en una sociedad actual y moderna como lo es la española.

Se denominó a las escuelas de negocios como las “academias del apocalipsis” en una web estadounidense durante los momentos más críticos de la crisis en 2009. Se etiquetaron como “banqueros tóxicos y estafadores” a decenas de personalidades del sector financiero con títulos MBA internacionales de acreditadas escuelas.

Jonathan Slack, director ejecutivo de la Chartered Association of Business Schools (CABS) de Reino Unido,  que representa a las 114 escuelas de negocios británicas afirmaba en 2009 que “la gente con MBA’s  entró en posiciones de jerarquía en los bancos y participó en la toma de decisiones de alto riesgo”.

Entonces y ahora, la misión de las escuelas es inculcar a los líderes empresariales tanto la formación técnica como la ética, mediante una educación en Gobernanza y en Responsabilidad Social Corporativa (RSE). Tan importante como el margen de beneficio y el crecimiento es ser socialmente sostenible, sea a través de la protección del medio ambiente, la igualdad de género, así como los derechos de los trabajadores.

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La cuestión es si con los programas actuales y la filosofía que impregna el mundo de los negocios cuando estamos casi en el umbral del horizonte 2020, las escuelas de negocio están bien preparadas para este cambio tecnológico acelerado en el que vivimos día a día. No menos importante es si la clase dirigente, tanto política como empresarial están persuadidos de la real importancia que las escuelas de negocio tienen en la formación de una clase directiva que esté a la altura de los retos actuales.

Visión y misión

Como ejercicio intelectual no está de más analizar cuáles son las declaraciones de misión y visión de algunas escuelas representativas del sector a nivel internacional. Por ejemplo, la London Business School dice en sus declaraciones de principios: “Nos esforzamos por tener un profundo impacto en la forma en que el mundo hace negocios”. Y agregan: “Nuestro espíritu comunitario crea un ambiente donde apoyamos e inspiramos, ayudando a nuestros alumnos a alcanzar su máximo potencial”.

Es evidente que lo que prevalece en su declaración de principios son todas las aristas posibles de la internacionalización de los negocios y liberalización de los mercados; o sea, el fundamento de lo que se considera globalización. Pero profundizando aún más en ellas, hay ciertos factores a tener en consideración cuando se pretende categorizarlas:

– Desafían cómo hacer las cosas y enseñan a los estudiantes constantemente a cuestionar e innovar.

– A lo largo de los años han adoptado una visión verdaderamente global que aborda los desafíos que enfrentan las empresas internacionales y sus líderes.

Estos dos factores son continentes y pueden servirnos de explicación de los cimientos que siempre ha caracterizado a la formación de postgrado: el espíritu de crítica y la capacidad de enfrentarse a los retos del cambio. Sin estos dos, no se puede hacer frente con un mínimo de garantía de éxito, a los desafíos que presenta la globalización a las organizaciones.

En definitiva, visión global, innovación y carácter crítico, como estandartes de sus programas y de la metodología de enseñanza.

En el caso de la University of Edinburgh Business School en cuanto a su misión dice que es “desarrollar líderes eficaces y responsables mediante la transmisión de conocimientos e inspirando las mentes en un diálogo con el mundo que nos rodea”. Completando qué entiende por la visión con la siguiente declaración: “Ser reconocida como una comunidad progresista y conectada con un liderazgo de pensamiento en los negocios internacionales”

En cuanto a los valores que dice que transmite a los alumnos, es que los nuevos líderes sean visionarios, inspiradores, colaborativos, de impacto y con mentalidad sostenible.

En el caso de la Warwick Business School, sostiene en su visión que quieren ser líderes en la educación empresarial, investigación y compromiso, ayudando a crear una mejor sociedad global. Nos preguntamos si este principio que postula se le está dando la importancia que tiene desde la sociedad y los gobiernos. No parece, al menos en el caso español, que esto sea así.

Nos parece interesante al referirse a la misión que señale cuatro aspectos sustanciales:

– Producir y difundir investigaciones de vanguardia de primer nivel que moldeen la forma en que las organizaciones operan y las empresas son dirigidas y administradas.

– Producir líderes de clase mundial, socialmente responsables y creativos que piensen a escala global, independientemente del tamaño de su organización.

– Participar de manera significativa con las empresas y el gobierno para crear una sociedad mejor.

– Proporcionar un retorno de la inversión de por vida para estudiantes y ex alumnos.

Si miramos al hemisferio sur, tomamos por ejemplo a The University of Sydney Business School que señala estos principios:

– Desarrollo intelectual y personal de los estudiantes y así como todas las personas que hacen posible la enseñanza (profesores, investigadores, personal administrativo, etc.), para que todos ellos sean como miembros básicos de una comunidad de aprendizaje y el mantenimiento de un entorno intelectual estimulante, pero que al mismo tiempo sea enriquecedor.

– Compromiso con el gobierno, la industria, las organizaciones comunitarias y las profesiones, asignándose un alto valor a la colaboración y alianzas estratégicas con distinguidas universidades de la región, con organizaciones empresariales, profesionales y del sector público, al mismo tiempo que con las escuelas secundarias. Estas relaciones enriquecen el plan de estudios, crean oportunidades para los estudiantes, construyen vínculos de investigación y fomentan la beca y el servicio comunitario.

Un aspecto central de la Sydney Business School es dar a conocer la que llaman ‘Unidad de investigación de la escuela de negocios’ que creada en 2006 como parte de la completa reestructuración de la facultad y regreso a un modelo de una sola escuela.

Esta unidad proporciona un punto de contacto único para todas las investigaciones relacionadas con actividades de investigación y financiación dentro de la escuela.

Su estructura de gestión de la investigación cuenta con ocho profesionales para coordinar el apoyo financiero y administrativo de los investigadores, así como redes y grupos de investigación.

¿Cuál es la tendencia formativa actual de las escuelas de negocio?

Las organizaciones quieren que la educación de sus ejecutivos esté cada vez más adaptada a la vida real, en la que prevalezca la acción y la toma de decisiones. ¿Es esto hacer de la formación específica para altos directivos una cuestión más sencilla y digerible? En cierto sentido sí, porque en vez de aplicar un determinado modelo, por ejemplo, de marketing, la formación de esos ejecutivos se centre en la aplicación del pensamiento creativo, que apelen a la imaginación y una constante variación de escenarios en los que las cosas suceden.

Las empresas están cada vez menos interesadas en pagar a los ejecutivos que se sientan pasivamente en las aulas escuchando a los expertos. Del mismo modo que tampoco están interesadas en pagar a su personal cursos online en los que prevalezca una cantidad de vídeos con conferencias.

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El futuro de la educación ejecutiva está en otra parte. Lo que las organizaciones buscan de las escuelas de negocio de vanguardia es que se hable menos y haya más acción, lo que se traduce en aprendizaje a través de la experiencia. Es práctico, exigente y cuenta con una ventaja añadida: obliga a los ejecutivos a confiar en sus ingenios. Pero además y no menos importante, es divertido. Esto coloca al sector en que su desafío en sus programas de formación para ejecutivos, es ayudar a pensar creativamente, que a su vez, es la forma en que las escuelas de negocio puedan destacarse unas de otras. Las que están revolucionando sus modelos educativos de las que vienen con retraso.

Ya son varias las escuelas de negocio que están desplegando su capacidad creativa y metodologías en las que la transmisión de la experiencia de profesores, conferenciantes y otros líderes empresariales, permita introducir una serie de inputs de conocimiento en los alumnos (mandos intermedios e incluso altos directivos) que están buscando algo mucho más serio y profundo que escuchar una clase, plasmar los conocimientos aprendidos en un trabajo, etc.

Aprender a través de la experiencia en este tipo de nivel académico, puede significar la formación de equipos de estudio que sean competidores y aprendan a enfrentarse a una crisis, por ejemplo, cómo actuar haciéndose pasar por detectives en una investigación sobre delitos económicos, utilizando la herramienta de un juego de rol que es excelente para aprender a delegar, de acuerdo con el líder del curso y el resto de participantes. La cuestión es agregar valor a la adquisición de conocimientos, no sólo por la incorporación per se, sino por la asimilación de lo que realmente debe aprender el asistente: saber moverse con capacidad decisoria y de reacción frente a las diferentes alternativas que se planteen. Y en este punto, no cabe duda que el valor de conocimiento adquirido se sustenta en el aprendizaje experiencial.

Con frecuencia ocurre que los avances en los modelos educativos que incorporen el juego de roles pueden significar mucho más para el proceso de aprendizaje, además de que son más amplios y mensurables. La Grenoble School of Management en Francia, es una de las destacadas escuelas de negocios que ofrecen una profunda educación experiencial: un laboratorio completo dedicado al juego de roles ejecutivo. Su departamento de ‘serious games’ anima a los participantes a resolver problemas de gestión específicos de una manera lúdica mediante simulaciones, realidad virtual e incluso juegos de mesa.

Hélène Michel, que es la profesora de Serious Games de la escuela, afirma que el objetivo es encontrar maneras de involucrar a ejecutivos cansados en tareas complicadas, tal vez aburridas”.

¿Llega el juego de rol en un momento oportuno? Para las escuelas de negocios, esta demanda de muchas organizaciones de formar a sus ejecutivos mediante el juego de rol,  llega en un momento justo porque el mercado de la educación ejecutiva tradicional está maduro, en cierto aspecto atomizado y es difícil para los proveedores de la formación cuaternaria encontrar crecimiento. Es por eso que al menos destacar un poco podría ser suficiente para mantener un mínimo de competitividad en el sector.

Artículo escrito por Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuelas de Negocio), miembro de ECOFIN Business Schools y del Jurado ECOFIN,  junto a José Luis Zunni, director de ecofin.es y vicepresidente de Foro ECOFIN.

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