El abismo entre Europa y el resto del mundo es cada vez mayor con respecto a los riesgos sectoriales.

El indicador desarrollado por los economistas de Coface, basado en la experiencia del comportamiento de pago de las empresas, confirma una diferencia significativa entre el riesgo sectorial de las economías emergentes de Asia y Norteamérica, por un lado, y de los 15 países de la Unión Europea por otro.

En Asia emergente, el riesgo se encuentra dividido: tres cuartas partes de los sectores analizados presentan un riesgo medio o moderado. Esta región se caracteriza por un crecimiento constante de la facturación de las empresas, entre un 4% y un 16%, dependiendo del sector. El sector farmacéutico se está beneficiando del crecimiento de la clase media en la India y en China, mercados que están jugando un papel importante en la fabricación de principios activos para la industria farmacéutica. Dentro del sector de la energía, el segmento de energía solar se ve afectado por la caída de los precios de los paneles, lo que hace que su riesgo de crédito se vea incrementado. El sector textil y de confección también deben ser vigilados, especialmente en China, debido a la reubicación de la producción hacia países con menores costes.

En general, el riesgo sectorial en Norteamérica es medio, a excepción de la industria metalúrgica, donde el riesgo sigue siendo alto debido a la afluencia de acero barato procedente de China. En cuanto al sector energético, ha visto su riesgo de crédito mejorar gracias al gas de esquisto de bajo coste del que se beneficia la industria americana. La industria automovilística registró unas ventas por encima del 4% en febrero de 2013, aprovechando el resurgimiento del consumo de los hogares. También observamos que el sector químico sigue siendo competitivo, sobre todo debido a los precios históricamente bajos del gas.

En Europa, no hay un solo sector en el que el riesgo de crédito sea moderado. La situación es especialmente preocupante en el sector metalúrgico, que tiene un exceso de capacidad y que además se ve expuesto a las dificultades de sus principales clientes, las industrias automovilística y de la construcción. Estos dos últimos sectores se consideran en riesgo también, ya que siguen siendo muy vulnerables al estancamiento de la demanda interna europea. En el sector de la electrónica, los riesgos de crédito están aumentando, entre otras cosas por la caída en la venta de ordenadores.

Los canales de distribución tradicionales y el comercio electrónico: hacia un modelo híbrido europeo todavía arriesgado

El sector minorista está experimentando grandes cambios a raíz del auge del comercio electrónico (con una facturación que casi se ha duplicado en 5 años), se ha iniciado la transición hacia un modelo económico híbrido, que combina las ventajas de los dos modelos de negocio. El modelo tradicional de tiendas físicas ha perdido fuelle, y al mismo tiempo, el comercio electrónico sigue creciendo, impulsado por el incremento de la conectividad a Internet, el aumento de la seguridad de las transacciones y los precios competitivos, en un contexto de contracción del poder adquisitivo del consumidor. Los casos del mercado británico, pionero del comercio electrónico, con un 12% de las ventas mundiales, y Francia, que ha comenzado de forma gradual a cambiar sus hábitos de consumo vía comercio electrónico, reflejan las tendencias globales generales.

Sin embargo, este modelo de negocio resulta ser una fuente de riesgo adicional para las empresas de este sector, especialmente en Europa Occidental, donde el riesgo de crédito se ha incrementado considerablemente. Esto se manifiesta por un deterioro de la experiencia de pago observada por Coface en el sector minorista francés, en el que el sector tradicional muestra una cierta vulnerabilidad. En el futuro, las empresas deberán demostrar una capacidad de respuesta y adaptación. Los distribuidores tradicionales deben introducir ambos sistemas multicanal y cruzado, para optimizar la gestión tanto de su stock como de la ubicación de sus tiendas. Sin embargo, ante la creciente competencia, los riesgos también deben ser supervisados entre los agentes del comercio electrónico, que deben poder contar con un sólido equipo de soporte para la consolidación financiera.

 

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