Crédito y Caución prevé una desaceleración en Sudamérica

Escándalos de corrupción, excesiva burocracia, desigualdad social, bajo nivel educativo y acuciantes reformas estructurales. Estas son algunos de los aspectos generales que se repiten en muchas economías de Sudamérica, según el último informe difundido por Crédito y Caución.

La compañía de seguros de crédito asegura que los mayores riesgos se concentran en la probable contracción de Argentina y Brasil.

En Argentina, el cambio de Administración del pasado noviembre ha provocado la puesta en marcha de importantes reformas, aunque persiste la inestabilidad de la economía. La supresión de impuestos a la exportación de productos agrícolas y la liberación del tipo de cambio del peso ha dado lugar a una depreciación del peso superior al 30%, que ha propiciado un crecimiento de la inflación, que podría llegar al 35% en 2016, pero también ha aumentado la competitividad de las exportaciones. El nuevo gobierno ya ha anunciado que eliminará las subvenciones con el fin de recortar el déficit, pero esto podría dañar un crecimiento económico ya débil, así como incrementar la conflictividad social. A pesar de las reformas, la volatilidad de la moneda, la falta de acceso a los mercados internacionales de capital, así como las medidas para controlar la inflación y la austeridad fiscal podrían conducir, de acuerdo con el informe difundido por Crédito y Caución, a una contracción económica a corto plazo.

Brasil, por su parte, está sometido a una gran presión social desde finales de 2014 por los escándalos de corrupción que ha debilitado su capacidad para acometer las reformas estructurales del país. El crecimiento económico del país ya comenzó a resentirse en 2014, debido a la debilidad de la demanda y la bajada de los precios de las materias primas. El informe de la aseguradora de crédito prevé que la contracción económica en Brasil alcance el 3% en 2016, con un empeoramiento del desempleo y una inflación cercana al 7%. La contracción económica dificulta enormemente la consolidación fiscal. En 2016, se prevé que el déficit alcance el 8% llevando la deuda pública hasta el 70% del PIB. También el crecimiento de la deuda corporativa entre 2007 y 2014 en Brasil es uno de los más intensos que se han registrado en los mercados emergentes.

En cuanto a Chile, el informe difundido por Crédito y Caución sitúa las previsiones de crecimiento del PIB chileno en el 2,2% en 2016. El entorno de negocios es uno de los mejores de la zona y el gobierno sigue intentando estimular la inversión extranjera, con un sector bancario sano, bien regulado y suficientemente capitalizado. No obstante, algunas empresas están utilizando la depreciación de la moneda y la volatilidad de los precios como pretexto para atrasar sus pagos. En Chile, la economía depende en gran medida de las exportaciones de cobre que representan más del 50% del total de las exportaciones y el 10% del PIB. El crecimiento se ha ralentizado desde 2014, debido al final del boom de las materias primas y la disminución de la demanda interna, que afectan a la inversión y el consumo. En ese entorno, continúa el crecimiento del gasto público. Los ingresos no relacionados con el cobre han aumentado en la última década, por lo que hay mucho potencial para diversificar la economía mediante el aumento de la inversión en sectores no relacionados con la minería. La desigualdad en los ingresos, el bajo nivel en la educación y la baja productividad siguen siendo un obstáculo para el crecimiento económico a largo plazo.

Para Colombia el estudio pronostica un crecimiento económico del 2,1% en 2016. Sin embargo, y a pesar del progreso económico, destaca que el país tiene altos índices de pobreza y de desigualdad especialmente en áreas rurales. Para lograr un crecimiento económico sostenible a largo plazo sería necesario el fomento del empleo, la mejora en las reformas y en las infraestructuras.

En Perú, pese a los notables progresos económicos de los últimos años, el país afronta todavía altos niveles de desigualdad y conflictividad social. “La estructura económica del Perú es bastante débil, y depende en gran medida de minerales como el cobre, el oro, el petróleo o el gas, que representan más del 60% de las exportaciones”, asegura el informe.

Se ha producido una ralentización del PIB desde 2014, como resultado de la bajada de los precios. Sin embargo, dadas las políticas económicas y fiscales prudentes durante los años de expansión, la Administración tiene capacidad para estimular el crecimiento. Las previsiones difundidas por Crédito y Caución sitúan el crecimiento de esta economía en el 2,8% en 2016.

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